Conocimiento del concepto de muerte encefálica

Es un lugar común atribuir el desconocimiento de la sociedad a la falta de campañas de difusión masiva sobre el concepto de muerte encefálica y la importancia del acto de donar, la indiscutible escasez de órganos y tejidos para trasplante, ante una demanda siempre infinita. Lo expuesto es una situación que se repite regularmente no solo en distintos puntos de nuestro país, sino también a nivel internacional en países altamente desarrollados, y constituye desde el punto de vista del que escribe una forma de deslindar una responsabilidad claramente médica, atribuyéndola a un universo difícil de modificar en plazos medianos o cortos.

Para clarificar un poco, las dos mayores causas de pérdida de donantes a nivel mundial son: o su falta de reconocimiento (particularmente el reconocimiento de la muerte encefálica) o la negativa a la donación, y ambas están fuertemente condicionadas, directa o indirectamente por el conocimiento médico y por la pericia en el reconocimiento de un potencial donante, o sea un caso de muerte encefálica sin contraindicaciones médicas o legales para donar. Deja esto en claro que la importancia crítica del conocimiento es indudablemente médica.

Las primeras comunicaciones de casos de muerte encefálica datan del año 1959 (en París y Lyon), ya se cumplen 43 años del Dictamen de la Comisión Ad Hoc de la Universidad de Harvard, y mas de 30 de la publicación de los protocolos elaborados por los Reales Colegios Británicos (1976) y la Comisión convocada por el gobierno de Estados Unidos (1980) para la definición y protocolización del diagnóstico de muerte bajo criterios neurológicos. Entendemos que en este tiempo la muerte encefálica ya está mundialmente conocida y aceptada.

En la presente edición de IntraMed Journal  se presenta una encuesta (Conocimiento y actitudes en médicos argentinos acerca de la Muerte Encefálica), realizada a más de 2800 profesionales argentinos, con buen numero de ellos trabajando en áreas críticas, justamente donde se hallan las muertes encefálicas. Los resultados son, por lo menos, sorprendentes. Que en pleno siglo XXI, médicos de áreas críticas en un porcentaje no menor desconozcan pruebas insoslayables como la de oxigenación apneica, o asuman actitudes sin coherencia con el diagnostico realizado debe movilizarnos a cambiar una realidad que incumbe, insisto, mayormente a los médicos.

El profesor Cristopher Pallis (padre de la concepción británica de muerte encefálica) decía que impartir el conocimiento de la misma era una tarea como la de Sísifo, personaje de la mitología griega obligado por Hermes a empujar una piedra enorme cuesta arriba por una ladera empinada, pero antes de que alcanzase la cima de la colina la piedra siempre rodaba hacia abajo, y Sísifo tenía que empezar desde el principio. Aunque encuentro algo de razón en esta comparación, es mi opinión que lejos de rendirnos ante esta realidad, es nuestro desafío cambiarla, trabajando sobre el pre y el posgrado en un plan de información y formación plena y continua en esta temática, desde Organismos de Procuración, Incucai, Universidades y Sociedades Científicas.

*Director Asociado - Cucaiba.