Por Facundo Manes | 20 MAY 12

¿Tenemos libertad cuando tomamos una decisión?

¿El ser humano tiene libre albedrío?

Por Facundo Manes*. NEUROLOGO
 
Los seres humanos tomamos decisiones permanentemente: por ejemplo, leer esta columna, optar por un menú para el almuerzo, elegir nuestra carrera universitaria o cambiar de trabajo. Las neurociencias se plantean hoy una pregunta fundamental que por décadas fue abordada por filósofos y teólogos: ¿realmente fue una decisión nuestra? ¿O simplemente sentimos como nuestra una decisión que ya estaba determinada? En otras palabras, ¿tuvimos la libertad de tomar esa decisión? ¿El ser humano tiene libre albedrío? Estas preguntas dominan hoy uno de los campos más fascinantes de las neurociencias modernas: el de la neurofilosofía . Algunos de los primeros experimentos sobre esto fueron llevados a cabo por el neurocientifico estadounidense Benjamin Libet.

En la década del 80, Libet pidió a voluntarios, mientras medía la actividad eléctrica de sus cerebros, que eligieran al azar un momento para sacudir sus muñecas. Y que cuando sintieran que tenían el deseo de sacudir la muñeca, observaran las agujas de un reloj y reportaran ese momento exacto. El hallazgo fue sorprendente: la actividad eléctrica del cerebro necesaria para llevar a cabo el acto motor precedía al momento en que los participantes sentían el deseo de realizarlo. Es decir, primero ocurría la actividad preparatoria del cerebro y recién después, incluso medio segundo más tarde, aparecía la sensación consciente de tener la libertad de decidir llevar a cabo esa acción.

Experimentos similares en los últimos años realizados a través de neuroimágenes demostraron que nuestro cerebro, por ejemplo, había tomado la decisión de qué botón apretar entre varios, hasta siete segundos antes de que los participantes sintieran que habían decidido cuál. Llamamos libre albedrío a la habilidad que tenemos de elegir, conscientemente, una alternativa de entre varias. Una manera de reflexionar sobre esto podría ser la siguiente: si pudiéramos rebobinar nuestra vida hasta un momento exacto en el cual tomamos una decisión y todas las circunstancias que llevaron a ella fueran las mismas, ¿volveríamos a tomar la misma decisión? ¿Podríamos tomar otra? Quienes argumentan que el libre albedrío no existe suelen referirse al hecho de que los seres humanos, en tanto criaturas biológicas, somos una colección de moléculas que deben obedecer las leyes de la física. Y nuestro cerebro no es la excepción. Uno de los mayores problemas de esta postura está asociado a las consecuencias legales de esto. Si los seres humanos no tenemos libre albedrío y nuestra conducta resulta de la interacción de moléculas, ¿puede un criminal ser juzgado por sus actos delictivos? ¿Por qué condenar a alguien que no tuvo voluntad sobre sus acciones? Nos resulta casi imposible abandonar la idea de que tenemos libre albedrío.

 

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