Los chicos y el mundo digital | 19 MAY 12

¿Cómo hacen los chicos para entender todo esto?

Los niños aprenden más rápido que los adultos a usar los dispositivos digitales e Internet. Antes de aprender a hablar ya saben desbloquear la iPad y jugar con la PC. LA NACION entrevistó a científicos, psicólogos y médicos de la Argentina, España y Francia para saber cuál es el secreto

Por Cintia Perazo

Los padres siempre guardan en su memoria -en fotos y en algún video casero- recuerdos y momentos únicos de sus hijos, esos que atesoran y no quieren olvidar. La primera vez que balbuceó mamá y papá , cuando dio los primeros pasos tambaleantes, aquella vez que bailó alegremente al ritmo de su canción favorita.

Ahora se suman otros momentos inéditos: la primera vez que llamó a la abuela con el celular de mamá, desbloqueándolo sin ningún inconveniente; aquella vez que agarró la iPad en un descuido paterno y, para sorpresa de todos, supo cómo pasar las pantallas y hasta ampliar las fotos, o esa tarde que se puso a jugar con la Play junto a sus hermanos mayores.

¿Cómo es que los más chicos tienen esta capacidad? ¿Por qué los adultos necesitamos aprender a utilizar los equipos y ellos los usan intuitivamente, sin ayuda? Es un hecho, desde edades muy tempranas, muestran una sorprendente capacidad para el manejo de las nuevas tecnologías. "Los adultos que no hemos sido educados en esas tecnologías nos movemos entre ellas con la torpeza con la que hablamos una segunda lengua que hemos aprendido de grandes, en comparación con la fluidez con la que la hablan los niños nativos. Y es que, en efecto, las nuevas tecnologías de la comunicación actúan como una lengua: es un conjunto de prácticas regladas que producen efectos en los demás, con sus normas sintácticas y su feedback inmediato sobre el usuarios, acerca de cómo se ha desempeñado en la comunicación. Su alfabeto es un conjunto de íconos más o menos constantes, y su gramática no es más complicada que la lengua. ¿Por qué no iban a aprender los niños a utilizarlos con la misma facilidad con la que aprenden su lengua nativa?", plantea José Errasti, profesor del departamento de Psicología de la Universidad de Oviedo, en España.

Si se analiza desde el punto de vista fisiológico y neurológico, el desarrollo del cerebro necesita un equilibrio entre genética y entorno. "Todo los estímulos que tiene el medio que lo rodea estimularán y le darán forma al cerebro. Existen datos acerca de los impactos positivos que la tecnología tiene en las funciones ejecutivas, en el coeficiente intelectual, en la memoria de trabajo y de corto plazo, así como en la coordinación sensorio-motora y la velocidad de procesamiento . La preocupación tal vez pase por el exceso de tiempo frente a una pantalla, que inevitablemente implicaría menos tiempo frente a la exposición a las tres dimensiones espaciales y la utilización de los cinco sentidos", observa Claudio Gabriel Waisburg, director médico de Ineco Infantojuvenil y del Centro Infantojuvenil del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro.

En el período de desarrollo del sistema nervioso durante la vida intrauterina, la participación de múltiples genes culmina por construir una estructura altamente compleja, la corteza cerebral y los centros nerviosos subcorticales. En esta fase de construcción, los genes inducen la producción de un número de células neurales (neuronas) y circuitos en exceso, en relación con los que van a perdurar en la adolescencia y adultez.

Es decir, espontáneamente se pierde un alto porcentaje de neuronas y circuitos, perdurando los más estimulados y aquellos que naturalmente son más vigorosos para cada función. "Hay razones biológicas que intentan explicar este proceso. El niño, con esta importante sobreproducción de circuitos que recibe estímulos tempranos de distinta índole, como es el caso de la tecnología con equipos computacionales, hace perdurar aún más algunos circuitos y, por otro lado, a través del aprendizaje y la memoria los hace más eficientes", explica Roberto Caccuri, miembro del Conicet y especialista en neurocirugía y neuropatología.

Según Caccuri, en una etapa tan temprana, como ocurre en niños de 2 años, cuando se encuentran en su natural actividad investigativa del medio, al enfrentarse a una tablet -cuyos controles puede oprimir según su deseo y que a su vez es recompensado con algún cambio en el ambiente- le genera una sensación de dominio y seguridad que se incorpora como un aprendizaje mediado por memorias. "Las primeras acciones son siempre de ensayo y error. Es raro que el niño se equivoque si quiere algo en especial. Estos ejemplos pueden multiplicarse y el resultado casi siempre es similar. Desde una perspectiva psicológica, los procesos motivacionales conducen, en parte, a la reiteración. Todo esto hace que los niños cada vez más pequeños se acerquen e interactúen con los objetos electrónicos", dice el miembro del Conicet.


Un Cro-Magnon en Twitter

La historia de nuestra especie muestra un constante progreso de habilidades instrumentales y de comunicación que podemos desempeñar en forma eficiente y casi automática. "Un homo sapiens de hace cuarenta mil años quedaría completamente fascinado por la complejidad del lenguaje de un niño actual, de 3 o 4 años, y pensaría que se halla ante un ser completamente diferente a él. La lectura es una actividad complejísima, muy reciente en nuestra historia, si la miramos con la perspectiva de los cien mil años de nuestra existencia, y parecería inalcanzablemente difícil a nuestros antepasados remotos", dice el profesor de la Universidad de Oviedo.

Para Errasti, el homo sapiens de hace cuarenta mil años pensaría que las personas de la actualidad somos superhombres, pero si fuera traído de recién nacido al presente manejaría Twitter y Facebook de forma prodigiosa a los 5 años. "No ha habido cambios evolutivos en nuestra especie, sino una evolución técnico-cultural a la que nos hemos ido adaptando gradualmente -juzga el profesor-. Eso sí, el pensamiento no es independiente de las tecnologías en las que se forma. Los medios crean diferentes formas de pensamiento. No se piensa igual en las sociedades ágrafas que en las alfabetizadas, y no cabe duda de que las nuevas tecnologías llevarán aparejados nuevos estilos de pensamiento."

Otro dato interesante es el que aporta Florencia Camozzi, psicóloga clínica: "Hoy encontramos juguetes para bebes a partir de cuatro meses, que simulan ser teléfonos celulares. Desde ese momento la tecnología se les presenta a los niños. Pero el bebe primero lo utilizará como mordillo, luego como juguete que estimula lo auditivo y lo visual, y más tarde lo usará como juguete de comunicación. Los niños juegan con las tablets, crecieron con ellas. Las conocieron desde la cuna. ¿El adulto? No jugó con la tecnología. La aprendió. La adquirió, cuando ya el lenguaje era su principal modo de comunicación".

Chiche nuevo

Es sabido que el potencial de aprendizaje en los primeros años de vida es enorme. En esta etapa se realiza un importante aprendizaje lingüístico, se adquieren muchos conocimientos escolares y saberes que nos resultaría muy difíciles de aprenden en otras edades de la vida.

"Lo que para un adulto constituye un equipo tecnológico, al que debe adaptarse, para el niño se trata, simplemente, de un juguete maravilloso con cualidades casi mágicas que aparecen con sólo tocarlo. En ese extraordinario mundo lúdico puede no haber diferencia entre un sonajero y un celular", explica Ana Rozenbaum, directora del Instituto de Enseñanza de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA). Ella asegura que al tener tan a mano estos equipos los chicos pueden acceder a ellos en cualquier momento, sin depender de un adulto para hacerlos funcionar. "Con esto establecen rápidamente una práctica donde el encuentro con la representación, el juego, la distracción y la diversión hallan espacio y legitimación", dice.

Camozzi coincide con Rozenbaum y sostiene: "Los niños para jugar utilizan un medio, un material, un juguete, que puede ser una muñeca, un soldadito, un títere, lápices, un teléfono o una tablet. Cuando miran estos objetos no se fijan cuál es más costoso con el fin de cuidarlo. Para ellos el valor pasa por lo subjetivo y no por lo material. La destrucción del objeto es parte del juego. Es parte de construir su propia subjetividad. Los chicos investigarán, destruirán, curiosearán, construirán sin el temor a hacer lo correcto, y es así como llegan a conocer el objeto en profundidad".

 

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