Por la Dra. Vidal y Benito | 14 MAY 12

La empatia en la consulta del profesional de la salud

¿Qué es la empatía? “Ponerse en los zapatos del otro”, entender el mundo de creencias, vivencias, concepciones e ideas del paciente.
Autor/a: Dra. María del Carmen Vidal y Benito 

La Empatía es un fenómeno que ha sido tratado bastante intensamente aunque por épocas,  por diversos estudiosos y pensadores  pertenecientes a diferentes disciplinas y en cuanto se comienzan a analizar los ensayos, las monografías, las tesis de doctorado, las revisiones y los trabajos de investigación dedicados a este tema, lo primero que resalta es que  no existe consenso acerca de lo que esta palabra  significa.

Es muy probable que el uso del término, por parte de profesionales de disciplinas diversas,  además de su vulgarización y uso cotidianos, sean las circunstancias que han contribuído  a la confusión que existe con respecto del mismo.

La Empatía considerada como un fenómeno básicamente afectivo  presente en los seres humanos,  que posibilita darse cuenta de que el otro, el que está frente a mí, presente en toda su corporeidad, se emociona como yo lo hago, siente como yo siento, y por lo tanto  es una persona tal cual yo lo soy, ha sido abordado por la Filosofía y estudiado por ella como una condición del ser o del existir humanos,  que posibilita la intersubjetividad,  es decir  la relación con los otros.

La Psicología en cambio,  ha estudiado  la Empatía como característica psicológica,  principalmente afectiva para algunos, cognitiva para otros y mixta para la mayoría en la actualidad,  que constituye por sí misma o es una condición  para la generación de las conductas y actitudes prosociales y es fundamental en el desarrollo infantil.

Más recientemente, las Neurociencias se interesan en hallar las razones por las cuales el cerebro-cuerpo genera una mente que se piensa a sí misma y abordan la consciencia, la Empatía, el altruismo, las conductas morales, etc., tratando de entender cómo en el ser humano, se producen  la consciencia de uno mismo y también la capacidad de sentir la emoción de otro, pudiéndola  diferenciar de la propia emocionalidad.

Es así que cuando se habla de empatía, el o los autores pueden estar refiriéndose a:

  • Sentir la emoción que el otro siente.
     
  • Conocer el mundo  interno de otra persona,  sus ideas, creencias y sentimientos.
     
  • Conocer y comprender al otro y también  compartir su estado emocional.
     
  • Comprender los sentimientos de los otros: vivenciar lo que el otro siente, tomar distancia y valorar lo sentido por el otro.
     
  • Adoptar la postura o la expresión facial del interlocutor durante el intercambio con otros (la imitación sería la base de la empatía).
     
  • Proyectarse uno mismo en la situación de otro y luego percibir lo proyectado como perteneciente al objeto (Empatía Estética).
     
  • Imaginar  lo que se sentiría o se  pensaría si se estuviera en el lugar del otro.
     
  • Imaginar cómo el otro siente o piensa.
     
  • Incomodidad, malestar, angustia, distress frente al sufrimiento del otro.
     
  • Acompañamiento del sufrimiento o la alegría del otro lo que motiva a ayudarlo.
     
  • La compasión, la congratulación, la conmiseración, son componentes de esta actitud que  es designada desde Max Scheler,  como Simpatía, si bien algunos autores denominan empatía.

Es fácil observar que en las definiciones anteriores, la Empatía es considerada como un elemento afectivo o cognitivo o mixto.

Pero además la empatía forma parte relaciones interhumanas muy específicas, como la Relación Profesional de la Salud-Paciente y dentro de este campo se puede diferenciar la Empatía de la Relación Médico Paciente y la de la Relación Psicoterapeuta/Psicoanalista-Paciente, esta última conocida como Empatía Terapéutica.

Personalmente adhiero al concepto de Empatía como una actitud  humana que forma parte de la competencia social,  entendida ésta, como el conjunto de habilidades, destrezas y actitudes de las personas,  necesarias para relacionarse los unos con los otros y conformar grupos sociales.

En la relación médico paciente tal actitud es parte de la Competencia Comunicacional que a su vez está incluída en la Competencia Clinica.

En esta relación,  la Empatía  no solo “se presenta”,  dependiendo de la capacidad natural del profesional y de las características del  que consulta, sino que puede ser considerada  como una herramienta al servicio de alguna estrategia con una finalidad terapéutica y por lo tanto puede y debe ser enseñada y también puede y debe ser aprendida por los profesionales de la Salud.

Lo que sucede habitualmente en la relación entre los Profesionales de la Salud en general y los Pacientes, es que  el vínculo empático se desarrolla dependiendo de las capacidades naturales de cada profesional, ya que en general, éstos carecen de la formación necesaria para implementarlo,  salvo en algunos ámbitos de formación en los cuáles se intenta fomentar esta actitud, los cuales son más bien escasos al menos en la Argentina.

Sea cual fuere la definición que se utilice, se acepta en  general que la Empatía se desarrolla en los seres humanos desde muy pequeños, no es de distribución homogénea,  ya que hay personas con mayor facilidad para empatizar  que otras; se entiende que se  presenta con mayor frecuencia en las mujeres, lo que muy probablemente sea una consecuencia de lo que se valora en el sexo femenino en nuestra cultura,  aunque también debe haber otros factores que intervienen, muy probablemente neurohormonales (Oxitocina); sabemos que hay relación entre la Empatía, las habilidades sociales de los niños, su capacidad para aprender y la tolerancia a la frustración y que el grado de desarrollo de  esta característica en los padres, influye en la evolución infantil.

Por otra parte la Empatía está muy relacionada a la posibilidad  de vivir en sociedad, al altruismo, a las condiciones para la  afiliación a un grupo, a la solidaridad, a los valores éticos, es decir a todas las actitudes y conductas que favorecen la convivencia y la interacción social y es posible por lo tanto  inferir  que la Empatía está vinculada a la concepción de la nostridad, del nosotros como una entidad compleja y no como un yo plural, como una sumatoria de individuos singulares.

También se vincula la Empatía y sus disfunciones a la psicopatología humana,  particularmente  con los llamados Trastornos Generales del Desarrollo, especialmente el Autismo.

La Medicina es un arte antiguo y muchas de las conductas y actitudes del médico son por lo tanto de larga data, aunque por cierto la mayoría de las veces, los profesionales de la salud no nos detenemos a reflexionar acerca de ellas.

A  través del tiempo, un gran número de las formas de atender a los pacientes han sufrido variaciones acompañando los cambios histórico-culturales que se han ido produciendo.

En la medida que una modalidad de atención se repite, se instala, se incorpora a la cotidianeidad de la actividad profesional, se pasa a creer que tal modalidad es “naturalmente así” y por lo tanto no merece que nos detengamos a analizar sus  implicancias.

Es así como en la consulta médica poco a poco se ha establecido un modo de encuentro rápido, de  contacto superficial, centrado en recabar los síntomas de la enfermedad o el malestar físico que aqueja al consultante, orientado a diagnosticar con la mayor aproximación posible el problema biológico, con preguntas cerradas, con escasa oportunidad de exposición por parte del paciente de su interioridad, con una psicosemiología prácticamente ausente, una semiología clínica breve y rudimentaria y una hipertrofia de estudios y análisis complementarios.

Es lo que se denomina el modelo biomédico, focalizado  en el diagnóstico de la enfermedad  y centrado en el profesional de la salud,  con una relación Médico Paciente fragmentada y fragmentadora , objetivante y cosificadora, en la que los sentimientos, afectos, preocupaciones, temores y expectativas del paciente no son de interés para el médico y cuando perturban el desarrollo de la entrevista generando situaciones incómodas para el profesional que no las maneja y además piensa que no le corresponden,  entonces se procede “a derivar” al paciente depositándolo en el psicólogo o en el psiquiatra para que se hagan cargo “de la parte psicológica”.

 

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