Combinar el control de la presión y la función cognitiva | 24 ABR 12

Con hipertensión, el deterioro cognitivo empieza antes de los 50

Un relevamiento local detectó fallas tempranas en la memoria y las funciones ejecutivas.

Por Fabiola Czubaj 

Ni el peso, el colesterol o la edad tienen tanto impacto como la hipertensión en el deterioro de funciones cognitivas claves en plena etapa productiva de la vida.

En un relevamiento epidemiológico realizado en el corazón de la provincia de Córdoba, un equipo local determinó con una batería de tests que hasta el 45,6% de los hipertensos con una edad promedio de 50 ya tenía algún signo sospechoso de deterioro cognitivo o demencia. Los principales problemas detectados fueron de memoria o las fallas en las funciones ejecutivas, que son las que nos permiten organizar las tareas del día, saber cómo llegar a un lugar, mantener una conversación o utilizar el dinero, entre tantas otras.

"Tener hipertensión y alguna alteración de esas funciones quintuplica el riesgo de desarrollar una demencia en el futuro. Salvo en los mayores de 70, en los que la edad influyó claramente en el deterioro cognitivo, la hipertensión fue el único factor de riesgo de los cuatro estudiados [ver infografía] que en los más jóvenes estuvo asociado con un compromiso cognitivo. Esto quiere decir que el deterioro comienza tempranamente. De hecho, la literatura médica habla de los 25 años", indicó a LA NACION el doctor Augusto Vicario, autor principal del trabajo premiado en el XIX Congreso Argentino de Hipertensión Arterial, organizado por la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial (SAHA).

La ciudad cordobesa de Villa María atrajo la atención del equipo de la Fundación Certus porque allí funciona un programa de prevención cardiovascular (Corazón Sano) para los 80.000 habitantes de sus 34 barrios.

El equipo de Vicario, formado también por los doctores Gustavo Cerezo, Mildren Del Sueldo y Judith Zilberman, convocó a la población por la radio local, megáfono y panfletos a acercarse a los centros de atención primaria para hacerse un control cardiovascular y cognitivo. Finalmente participaron 1365 voluntarios, de entre 18 y 88 años (un promedio de 50), sin enfermedades psiquiátricas, demencias o depresión ni infartos cerebrales previos.

Además de los análisis de laboratorio y el control clínico, a todos se les aplicó el Mínimo Examen Cognitivo o MEC, que incluye una prueba general de evaluación rápida conocida como Miniprueba del Estado Mental (o Minimental) y otras dos más específicas: una para evaluar la memoria semántica (Test de Boston) y otra para conocer cómo los lóbulos frontales del cerebro ejecutan las funciones ejecutivas (Test del Reloj).

Mientras que el Minimental reveló que un 14,5% tenía signos de deterioro cognitivo, las otras dos pruebas más especializadas llevaron esa cifra a un 34,6% con fallas ejecutivas y a un 45,8% con problemas de memoria. A diferencia de los mayores de 70, en los que la edad explicaba el déficit cognitivo, en los más jóvenes fue la hipertensión la causa asociada. Los participantes con resultados alterados fueron derivados al neuropsicólogo para una evaluación más profunda.

Basta con que sea leve

Los pocos especialistas que durante el congreso expusieron a sala llena sobre la relación entre la presión alta y el deterioro cognitivo coincidieron en que basta con que la hipertensión sea leve o moderada como para inducir modificaciones silenciosas en el tiempo en las estructuras vasculares y las funciones cerebrales que pueden terminar en un accidente cerebrovascular y la demencia.

Las guías de la SAHA definen la hipertensión leve (grado 1) cuando la presión sistólica (máxima) es de 140-159 mmHg y/o la presión diastólica (mínima) es de 90-99 mmHg. Para la hipertensión moderada, los valores son 160 y 100 mmHg, respectivamente.

 

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