Introducción
El Síndrome Urémico Hemolítico (SUH) es una enfermedad transmitida por alimentos (ETA), causada por la verotoxina o toxina tipo Shiga de la bacteria Escherichia coli enterohemorrágica al ingerir alimentos, generalmente carnes y leche, contaminados con esta bacteria.1,2 La verotoxina puede ser de tipo 1 o 2, aunque en Argentina el 90 % de los casos son por VT2, que es la más patógena. La toxina daña principalmente el intestino, el riñón y, en menor grado, el sistema nervioso central.3
Los niños menores de 5 años suelen ser los más afectados, con una tasa de letalidad aguda de 1,5-5 %. El 60 % de los casos se recupera totalmente, pero el 20-25 % evoluciona a una enfermedad renal crónica en períodos variables de tiempo. De éstos, el 5-10 % necesitará trasplante renal.4;5,6,7 En Argentina, el SUH es la principal causa de insuficiencia renal aguda (IRA) en lactantes y la segunda causa de transplante renal en edad pediátrica.8 En total, se notifican entre 400 y 500 casos de SUH por año, y la mayoría de ellos ocurren en las provincias de la Pampa húmeda (centro del país).9,10
La carga de enfermedad del SUH es muy elevada.11 Esta endemia consume una gran cantidad de recursos del sector salud, además del enorme sufrimiento familiar y social que produce. Un estudio de costos que realizamos en el año 2000 mostró que cada caso de SUH cuesta 73.000 pesos argentinos al sector salud en costos directos e indirectos.12 El SUH es una enfermedad prevenible y de denuncia obligatoria. Sin embargo, no existe en el país un programa orgánico de prevención.
La cadena epidemiológica en la producción de infección por E. coli productora de verotoxina ha sido estudiada en Argentina.13 El último eslabón de esta cadena es el consumo por parte de la población de alimentos contaminados, y puede ser abordado con programas de educación comunitaria en terreno.14 Para que estos programas puedan ser eficaces, se necesita información adecuada sobre las condiciones específicas en que los alimentos se contaminan y circulan en un área determinada, las formas que adopta su comercialización, las condiciones de vida, hábitos y comportamiento alimentario de la población local, sus valores y sus costumbres.
Es necesario también definir las etapas del proceso educativo, pautar la elección y forma de utilización de los medios de comunicación, reconocer los recursos del municipio en esta área y establecer pautas para articular en una acción sinérgica a los distintos actores del programa. Desde esta perspectiva, diseñamos un programa de educación comunitaria a ser implementado en municipios argentinos para prevenir la ingesta de alimentos contaminados. Este programa consta de tres etapas, de las cuales dos implican una tarea de investigación: un diagnóstico de situación local en la primera, y una evaluación de impacto de la intervención en la tercera. En el presente trabajo se describen ambos procesos a partir de la implementación del programa durante 2007-2008 en dos municipios de diferentes características localizados en la provincia de Buenos Aires: Ituzaingó y Almirante Brown.
El propósito de este trabajo fue la prevención del SUH por medio de un programa de educación comunitaria. Los objetivos principales fueron: 1) realizar un diagnóstico de situación local previo a la implementación del programa con una investigación operativa, y 2) medir el resultado de la intervención a través de una evaluación de procesos.
Material y método
Descripción del programa
El programa de educación comunitaria para la prevención del SUH y otras ETA está dirigido a la capacitación de actores educativos comunitarios (formador de formadores) que actúen como educadores de la población blanco: los padres de niños menores de cinco años, que es el grupo vulnerable. Está destinado a su implementación a nivel municipal y requiere, como condición necesaria, de la participación activa de las autoridades municipales.
El procedimiento de implementación está descrito en un manual, recientemente publicado.15 Este manual contiene todos los mensajes educativos para la prevención de la contaminación de los alimentos y los modelos de material gráfico usado, que se describen a continuación:
- Infografía destinada al uso por los educadores en los talleres de capacitación. Define los puntos de intervención y las medidas a tomar para evitar la contaminación con Escherichia coli enterohemorrágica (ver figura 1).
- Tríptico: pieza plegable que explica brevemente la enfermedad, sus síntomas y la forma de prevenirla (ver figura 2).
- Láminas: instruyen sobre el correcto llenado de la heladera y el lavado de las manos.
- Aficheta: explica la posible contaminación entre el portador de la bacteria y los alimentos, y cómo puede evitarse.
- Zócalo: es una pieza plegable que sintetiza toda la información contenida en el resto del material gráfico.
Durante el periodo de implementación del programa (6- 7 meses) se realizaron talleres de cuatro horas de duración con un máximo de 20 participantes con similar actividad. Las metas fueron: realizar de 10 a 20 talleres por municipio, según la cantidad de personas a formar, y dejar instalado en el municipio un grupo de trabajo integrado, con capacidad para mantener los criterios del programa y bajo la coordinación de un responsable.
Los contenidos específicos de la educación comunitaria se elaboraron según las características locales. Se determinó la forma de intervención de los efectores, se diseñaron subprogramas de comunicación visual para los diferentes ámbitos de intervención detectados en el relevamiento y se tradujeron los contenidos educativos al lenguaje adecuado para medios de comunicación. Se desarrolló un Sistema de Información Preventiva (SIP) que incluyó el conjunto de acciones del proyecto: talleres, piezas gráficas, relevamientos, entrevistas etc. Se constituyó la Red de Capacitación organizada en “nodos”, personas claves responsables de funcionar como líderes y docentes multiplicadores del conocimiento sobre prevención del SUH y otras ETA.
A los participantes de los talleres se les transmitió los contenidos educativos del programa y se les enseñó la utilización del material didáctico. Se enseñaron los textos explicativos sobre la contaminación de los alimentos y su prevención según la característica de los participantes, fueran pediatras, maestras o manzaneras y comadres.
Respecto al abordaje práctico de prevención, se usaron las siguientes consignas: ¿Cómo lo compro?, ¿Cómo lo transporto?, ¿Cómo lo guardo?, ¿Cómo lo elaboro y lo cocino? y ¿Cómo lo como? (referido a la higiene personal y de la vajilla).
Las encuestas a la población se elaboraron localmente. Se realizaron 90 encuestas en unidades sanitarias, consultorios pediátricos particulares, hospitales y jardines de infantes públicos y privados del partido, y durante la implementación del programa se amplió la muestra a todos los participantes de los talleres de capacitación.
Finalmente, las autoridades locales de salud estuvieron permanente informadas acerca del desarrollo del programa.
Figura 1. Infografía: Circuito de contaminación de los alimentos por la bacteria Escherichia coli enterohemorrágica.(Ver en el Pdf original)
El diagnóstico de situación
Luego de una reunión de presentación del proyecto, se constituyeron los equipos de trabajo y se asignaron tareas a cada miembro en función de su pertenencia y conocimientos. En un plazo de cuatro meses se realizaron entrevistas con las autoridades locales de salud y acción social, se identificaron los actores sociales relevantes, invitándolos a participar en los equipos de trabajo, se explicitaron roles y responsabilidades y se relevó la información sobre hábitos alimentarios y socio-culturales de la población a través de una encuesta. Otras actividades desarrolladas fueron: análisis de las reglamentaciones y códigos vigentes en relación a la producción, elaboración y expendio de alimentos; estudio local de la cadena de preparación y expendio de alimentos locales, principalmente carne y leche; detección de los puntos posibles de intervención en cada etapa de la cadena; análisis de los principales impedimentos de cada etapa; y estudio de la situación higiénico ambiental local.
Evaluación de proceso del programa
Luego de la implementación del programa, durante dos meses se evaluaron sus acciones específicas, con el fin de detectar fortalezas, debilidades, conclusiones y recomendaciones. Los indicadores cuantitativos de proceso del programa fueron: número de talleres dictados y número de actores sociales participantes. En forma cualitativa, se analizaron las características de los talleres, la participación de los agentes y la colaboración de las
autoridades.
Resultados
El diagnóstico de situación
Se detectaron deficiencias importantes en ambos municipios en cuanto a la aplicación de normativas nacionales. Ninguno de los dos había firmado el convenio marco con el gobierno provincial requerido para la sesión del poder de policía en control de alimentos, lo cual permitiría una efectiva aplicación del Código Alimentario Argentino (Ley Nacional 18.284). Tampoco había en estos municipios la cantidad suficiente de inspectores para verificar la aplicación del mismo. No era obligatoria la realización de cursos de manipulación de alimentos para los trabajadores gastronómicos. En los comercios relevados en ambos municipios, se encontraron fallas graves en la comercialización de productos lácteos, fiambres y carnes, y fallas en la vestimenta del personal dedicado a cada área.
Almirante Brown tiene una superficie de 130 km2 y una población de 514.622 habitantes. Hay tres zonas bien diferenciadas en cuanto a su estructura social: una zona urbana, una industrial y otra rural. Las autoridades de acción social informaron que en el Municipio hay: a) 90 comedores sociales, y b) una red de 2500 trabajadoras vecinales (llamadas manzaneras y comadres) y 130 coordinadoras (una cada 20 manzaneras). Todos los programas educativos del municipio se desarrollan a través de esta red.
Comentarios
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