Por Frederik Joelving
NUEVA YORK (Reuters Health) - Cuando los bebés prematuros llegan a ser adultos jóvenes pueden tener un aumento de la tasa de mortalidad, revela un estudio realizado en Suecia.
Los problemas de salud son comunes en los prematuros, que en los primeros años de vida son más propensos a morir que los bebés nacidos a término.
Pero los nuevos resultados cambian por completo la noción de que los prematuros que sobreviven a la infancia temprana tendrán una tasa de mortalidad promedio, sostuvo el doctor Casey Crump, de la Stanford University, sobre el estudio publicado en Journal of the American Medical Association.
"Es un resultado totalmente nuevo. Hasta nacer un par de semanas antes aumenta el riesgo de morir", dijo.
Con todo, el experto insistió en que los resultados no deben causar alarma. "La mortalidad absoluta se mantuvo por debajo de una de cada 1.000 personas por año, lo que es muy bajo", detalló.
El equipo de Crump estudió a un grupo de casi 675.000 suecos nacidos entre 1973 y 1979. Los que habían nacido antes de la semana 37 de gestación eran más propensos a morir antes de los 5 años que el resto. Esa relación desapareció hacia el final de la niñez y la adolescencia para reaparecer entre los 18 y los 36 años.
Para Crump, los problemas cardíacos asociados con la mortalidad precoz incluyeron la enfermedad cardíaca, la diabetes y el asma. "Algunas de estas causas tardan en desarrollarse", explicó.
La tasa de mortalidad de los participantes que habían nacido entre la semana 22 y la 27 de gestación era de 0,94 por cada 1.000 personas por año. Y la de los que habían nacido entre la semana 37 y la 42 era de 0,46 por cada 1.000.
Según dijo Crump, el 12 ó 13 por ciento de los bebés de Estados Unidos son prematuros y la tasa de supervivencia aumentó rápidamente en las últimas décadas.
"Es importante conocer el aumento potencial del riesgo de desarrollar varias enfermedades durante la vida. Las personas que nacen prematuramente y superan el riesgo de vida al nacer deberían hacerse controles de salud regulares, no fumar y no engordar para reducir todo riesgo", señaló el autor.
FUENTE: Journal of the American Medical Association, 20 de septiembre del 2011