Protección del daño de la retina | 20 JUN 11

Cuidados que evitan la ceguera en los recién nacidos

El manejo de oxígeno y la inspección oftalmológica de los bebés son cruciales,

La retina -el complejo tejido del fondo del ojo, donde se encuentran, entre otras, las células nerviosas fotosensibles que reaccionan ante la luz para producir el fenómeno de la visión- madura completamente en los seres humanos entre las 43 y las 45 semanas de gestación; es decir: en general, después del nacimiento. En los bebés prematuros, especialmente los que nacen antes de la semana 28ª, no está completamente conformada y existe el riesgo de una malformación con diversos grados de severidad, conocida como retinopatía del prematuro. En general es irreversible, pero existen dos intervenciones que permiten reducir notablemente su incidencia y, una vez detectado el problema en la retina de un bebé prematuro, impedir su avance: el control oftalmológico a los bebés nacidos antes de término en las salas de neonatología y el manejo correcto del nivel de saturación de oxígeno cuando este, por no tener estos recién nacidos completamente desarrollados los pulmones, les debe ser suministrado artificialmente.

"La retinopatía del prematuro es una afección multifactorial -explica el profesor Renato Procianoy, pediatra y neonatólogo brasileño invitado recientemente al VI Simposio Internacional de Neonatología realizado en Buenos Aires para explicar cómo lograron reducir su incidencia en el Hospital de Clínicas de Porto Alegre-. Existen múltiples factores que hacen que los vasos sanguíneos de la retina se puedan desarrollar anormalmente, y el suministro [incorrecto] del oxígeno es el principal, porque puede interferir en el desarrollo de los vasos. El niño que nace prematuro necesita oxígeno, pero si se lo suministramos en una cantidad excesiva puede haber problemas".

Lo importante no es cuánto oxígeno aspira el recién nacido, sino la cantidad de oxígeno en la sangre. Este nivel de saturación se mide con un sistema no invasivo y debe monitorearse constantemente en la sala de neonatología para que se encuentre entre 89% y 92%. "Si el nivel es más alto, tiene riesgo de retinopatía; si es más bajo, tiene otros riesgos de mal desarrollo o de mortalidad", define Procianoy. "Si el hospital no tiene la estructura suficiente o no hay quien la regule correctamente, ya que con el tiempo fluctúa -indica el especialista-, la saturación de oxígeno puede quedar en un nivel muy alto".

Por otra parte, cuanto más baja es la edad gestacional y cuanto menor sea el peso al nacer (especialmente en los menores de 1 000 gramos), el riesgo de sufrir una retinopatía aumenta. En los nacidos después de las 28 semanas de gestación, los factores más importantes son las infecciones y las transfusiones de sangre perinatales. "En los centros donde los servicios neonatales están más desarrollados, la incidencia de retinopatías es más baja", aseguró el especialista brasileño.

El control oftalmológico. La presencia de un oftalmólogo capacitado para diagnosticar precozmente la retinopatía del prematuro mediante la inspección de fondo de ojo (OBI) es otro factor fundamental para reducir la severidad del daño a la visión de estos bebés. "El oftalmólogo tiene que hacer un seguimiento de estos chicos, y si la retinopatía evoluciona hacia un grado alto, hay que hacer un tratamiento con láser, que no va a dejar una retina normal, pero sí va a prevenir la ceguera", explica Procianoy.

Según el médico brasileño, que es docente en la Universidad de Rio Grande do Sul, el primer control de la retina debe realizarse entre las 4 y las 6 semanas después del nacimiento". Si no hay problemas de este tipo después de la sexta semana, ya no los habrá, pero si los hay, se debe hacer el seguimiento y, de ser necesaria, la intervención.

El doctor Edgardo Szyid, director ejecutivo de la Fundación para la Salud Materno Infantil (Fundasamin), aseguró que aún en los centros que no cuenten con un oftalmólogo capacitado para esta tarea en forma permanente, el control para reducir las consecuencias de la retinopatía del prematuro puede ser llevado a cabo por un oftalmólogo itinerante, que recorra una vez por semana varios servicios de Neonatología y pueda derivar a los chicos con este problema a un centro donde pueda recibir atención más adecuada.

Un problema que apuntaron otros especialistas en el encuentro fue el de los traslados a centros de mayor complejidad, ya que el suministro de oxígeno también debería ser cuidadosamente monitoreado durante el mismo para evitar problemas.

 

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