Aunque se venden y consumen menos cigarrillos , la Argentina está tercera en el ranking de los países de América con mayor consumo per cápita , elaborado en 2009 –y último disponible– por la Sociedad del Cáncer de Estados Unidos, detrás de ese país y de Trinidad y Tobago. La permanencia del problema, que produce 40.000 muertes por año y se lleva 7.000 millones de pesos por gastos para atender a los enfermos, se debe a que el país no emprendió aún una lucha integral y nacional contra la epidemia del tabaco, basada en las recomendaciones de la OMS.
En el Día Mundial Sin Tabaco (que se celebra hoy), la Argentina sólo muestra pequeños pasos para enfrentar la epidemia. La reducción de las ventas de paquetes de cigarrillos fue del 3,7% entre 2008 y 2010. Hoy se siguen vendiendo en promedio unos 180 millones de atados por mes , según el Ministerio de Agricultura de Nación.
Por el lado del consumo, también hubo una baja.
En 2005, el 29,7% de los mayores de 18 años fumaba. En 2009, lo hacía el 27,1%, de acuerdo con el último relevamiento realizado por el Ministerio de Salud de Nación. Pero este cambio no es demasiado significativo, especialmente si se compara con la situación de otros países como Uruguay, donde el consumo bajó el 25% después de que se convirtiera en el primer país totalmente libre de humo en América en 2006, además de poner advertencias con imágenes en los atados de cigarrillos y restringir ampliamente la publicidad.
“En la Argentina, la pequeña reducción en las ventas y en el consumo se debe a que se sancionaron normas provinciales en diez distritos y ordenanzas municipales que llevaron a crear ambientes 100% libres de humo en bares, restoranes, casinos, empresas y oficinas públicas.
Pero esto no ha implicado una reducción en la mortalidad por tabaco.
El nudo del problema reside en que hasta el momento no emprendió una estrategia integral y nacional contra la epidemia del tabaco, que –como mínimo– establezca los ambientes 100% libres de humo en todo el país, ponga las advertencias sanitarias y restrinja la publicidad”, opinó Verónica Schoj, coordinadora de Alianza Libre de Humo Argentina, una coalición de organizaciones no gubernamentales. Un caso que sirve de ejemplo es el de la provincia de Santa Fe , donde los infartos se redujeron un 28,3% en tan sólo un año , a partir de una norma provincial. Si la misma norma existiera para todo el país, se podrían evitar unos 4.000 infartos anuales.
Que la Argentina siga con tantos fumadores tiene que ver una debilidad como país para regular y controlar , sostuvo Daniel Buljuvasich, presidente de la Asociación Argentina de Tabacología (ASAT). “Cuando la industria tabacalera encontró trabas en los países desarrollados, se desplazó a los países en desarrollo para aprovechar sus debilidades políticas . Y trabajaron a través de las publicidades y de varias interferencias para producir más consumidores en países más permisivos, como la Argentina, donde casi no hubo regulación ”, afirmó. El especialista recordó que el ex presidente Carlos Menem tuvo como consejero a un profesional médico que recibió dinero de las tabacaleras, y que vetó una norma contra el tabaquismo en 1992.
“Hoy la Argentina está muy retrasada” , subrayó Schoj. Once países de América latina ya aprobaron leyes que promueven la inclusión de advertencias sanitarias (como Brasil, Venezuela, Uruguay, o Chile). Siete países ya sancionaron legislación de ambientes 100% libres de humo a nivel nacional. Seis países tienen restricciones amplias a la publicidad, la promoción y al patrocinio. Pese a los avances de los países vecinos, la Argentina no adoptó aún ninguna de esas medidas. Consultado por Clarín, el director del Programa Nacional de Control del Tabaco del Ministerio de Salud, Mario Virgolini, consideró que “el consumo de tabaco bajó lentamente, porque falta ratificar el Convenio Marco para el Control del Tabaco , impulsado por la OMS, y que se sancione una ley. Los ambientes 100% libre de humo ayudarían a que los fumadores dejaran de consumir. También hoy los chicos acceden a la publicidad del tabaco en todos lados, incluyendo promociones que les mandan por correo, y esto facilita que la edad de inicio se encuentre entre los 12 y los 13 años. Y los cigarrillos son de los más baratos de la región ”.
La alteración de una proteína cerebral favorece la adicción al tabaco
Una variación en la secuencia genética del receptor que regula la dependencia a la nicotina explica por qué hay personas a las que les cuesta más abandonar el hábito de fumar. Esta es la conclusión de un estudio estadounidense publicado esta semana en la revista PNAS.
SINC
Una variación en un gen explicaría por qué algunas personas tienen más dificultades que otras para dejar de fumar.
Investigadores norteamericanos han desvelado la razón genética que explicaría por qué algunas personas tienen más dificultades para dejar de fumar. Según los científicos, el gen del receptor opioide-mu (MOR, por sus siglas en inglés), encargado de regular la dependencia a la nicotina, presenta un poliformismo (una variación en los alelos que forman su secuencia) que altera la función de MOR y, en consecuencia, la adicción de los fumadores.
Durante el análisis, publicado en la revista PNAS, se capturaron imágenes de las distintas áreas cerebrales de 22 pacientes fumadores, portadores y no portadores del polimorfismo del gen, conocido como OPRM1. El objetivo era detectar, en cada caso, los niveles del receptor MOR.
Los resultados mostraron que los fumadores portadores del alelo G, la variante menos común, tenían menores niveles del receptor MOR que los portadores del alelo A –el más común– en regiones como el tálamo, el núcleo caudate o la amígdala derecha. En estas zonas se ubica el circuito de recompensa del cerebro, que proporciona al ser humano una sensación de gratificación.
Además, los fumadores con el alelo G notaron contraste en el placer derivado de fumar cigarrillos normales y cigarrillos sin nicotina. Según los investigadores, estas diferencias se explican por la distribución de los niveles de MOR en el cerebro. Esta correlación no se manifestó en los fumadores con el alelo A.
Según los autores del estudio, esta técnica podría ayudar a identificar los fumadores propensos a las recaídas y a desarrollar nuevas terapias más efectivas.
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Referencia bibliográfica:
Riju Raya, Kosha Ruparelb, Andrew Newbergc, E. Paul Wileytoa, James W. Lougheadb, Chaitanya Divgid, Julie A. Blendye, Jean Loganf, Jon-Kar Zubietag, Caryn Lermana. “Human Mu Opioid Receptor (OPRM1 A118G) polymorphism is associated with brain mu-opioid receptor binding potential in smokers”. PNAS, mayo de 2011. DOI: 10.1073/pnas.1018699108.
Fuente: PNAS