De la niñez a la adultez | 28 MAY 11

El desafío de atravesar la adolescencia

Nuevo enfoque para las enfermedades crónicas. Un equipo del hospital Argerich concentra la atención también en la sexualidad, la rebeldía o la vocación.

Gabriela Navarra

Juan pasó más de media hora en el baño, respondiendo con evasivas a los llamados de su mamá. Tiene 13 años y lleva cuatro peleando contra un cáncer. Cuando abre la puerta, tiene la cara muy marcada.

-¿Viste los granos que tengo, mami? -pregunta angustiado.

-Pero hijo, preocuparte por un par de granitos... ¡Por favor, con todo lo que pasaste! Sentate, que ya está lista la comida.

Lo que le pasa a Juan les ocurre a muchos chicos y chicas que sufren alguna condición crónica y llegan a la adolescencia.

Están trasplantados o esperan un trasplante; tienen fibrosis quística, leucemia u otros cánceres; diabetes, alteraciones neurológicas, respiratorias, metabólicas o genéticas, y pareciera que no hay otra realidad biológica o emocional más allá de su patología de base y que esta etapa de la vida llena de cambios y rupturas pasará de largo; que no tendrán las mismas dudas, preguntas, angustias, miedos y rebeldías.

Con las mejores intenciones, esos padres, que empeñaron buena parte de sus días y noches en cuidarlos, acompañarlos y protegerlos, tal vez quieran hacer más resistente el cascarón que les permita a esos hijos cortar parte de los lazos para seguir adelante y vivir sus propias vidas.

"La realidad de las enfermedades crónicas infantiles cambió mucho -explica a La Nacion el doctor Enrique Berner, que está a cargo del Servicio de Adolescencia del hospital Argerich y miembro del Comité de Estudios Permanentes para el Adolescente (CEPA) de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP)-. Antes, para estos chicos era impensable un proyecto de vida, pero hoy sí lo tienen gracias a los adelantos en tecnología, medicación y tratamientos, y atraviesan las mismas etapas que cualquier otro, e impedir o dificultarles esa transición puede afectar su desarrollo."

De todo un poco

Chicas a las que se les demora la llegada de la primera menstruación por problemas hormonales o por la medicación que reciben o recibieron y se sienten distintas. Varones que no crecen al compás de sus amigos, o que no pueden practicar ciertos deportes.

¿Y si conocen a alguien? ¿Les cuentan o es mejor que no se enteren? ¿Y si recibieron algún tratamiento que no les permitirá tener hijos?

 

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