Por Genevra Pittman
NUEVA YORK (Reuters Health) - Observar a algunos niños después de trauma craneano ayudaría a los médicos a decidir quiénes necesitan una tomografía computada, sugiere un estudio publicado en la revista Pediatrics.
Eso es importante porque aun se desconoce si realizar tomografías computadas (TC), podría causar cáncer años más tarde.
Las TC permiten identificar lesiones más graves. Pero la observación es quizás una buena estrategia para los niños que pudieron haber sufrido una lesión cerebral seria, pero que no tienen síntomas graves, indicó la coautora Lise Nigrovic, del Hospital de Niños de Boston.
"Todos queremos estar seguros de usar una TC en los casos que darían resultados positivos y que podamos salvar a los niños de dosis de radiación innecesaria", indicó el doctor Martin Osmond, del Hospital de Niños de Ontario oriental.
"Este estudio proporciona información nueva e importante de qué niños hay que observar" antes de tomar aquella decisión, agregó Osmond, experto ajeno al estudio.
El equipo de Nigrovic revisó datos de más de 40.000 niños con lesión en la cabeza y atendidos en uno de 25 departamentos de emergencias.
La información original estaba registrada en la red Pediatric Emergency Care Applied Research Network. Los médicos habían especificado si los niños habían permanecido en el hospital bajo observación antes de decidir realizar o no una TC.
Unos 5.400 niños (uno de cada siete) habían quedado bajo observación: al 31 por ciento se le había realizado una radiografía de cabeza, comparado con el 35 por ciento de los niños a los que se les había realizado la TC inmediatamente.
En ambos grupos, menos de uno de cada 100 niños tenía una lesión cerebral grave. Veintiséis chicos observados y enviados a casa sin una TC, volvieron más adelante para realizarle una radiografía, mientras que a uno se les diagnosticó una lesión cerebral con la radiografía.
El equipo concluyó entonces que la observación de algunos niños antes de decidir si hacer o no una TC sería una forma segura y efectiva de reducir la cantidad de esos estudios por imágenes.
Nigrovic dio un ejemplo con un niño de 4 años que se cae de la hamaca. "Se queja de dolor de cabeza (y) vomitó una vez en casa", pero no pierde la conciencia y habla dos horas después de la lesión, lo que reduce los temores en los médicos. "Ese es el paciente ideal para observar", dijo.
Osmond opinó que el estudio describe cómo los médicos están tratando a estos pacientes: en los casos graves, indicarán una TC de inmediato, mientras que en los casos en los que los síntomas son suficientemente leves enviarán a los pacientes a casa.
Pero explicó que en los casos dudosos, pondrán bajo observación al paciente para determinar si hay algún cambio.
Aun así, agregó que todavía quedan algunas dudas. Por ejemplo, se desconoce cuánto tiempo debería durar esa observación antes de decidir realizar o no una TC o dar el alta.
Eso, junto con cuán seguro es postergar una TC por la observación de un niño lesionado, será tema de próximos estudios, concluyó Nigrovic.
FUENTE: Pediatrics, online 9 de mayo del 2011