Ángel Díaz | Madrid
Los tests de inteligencia se han considerado una herramienta válida para predecir el éxito académico, social y profesional de las personas. Sin embargo, una nueva investigación que ha repasado varios estudios con un total de 2.000 voluntarios acaba de poner en entredicho la validez de esta relación: un mayor cociente intelectual no implica más posibilidades de desarrollar estos logros. O, al menos, no hasta el punto que se creía.
La nueva investigación, desarrollada en la Universidad de Pensilvania (EEUU) y publicada en 'Proceedings of the National Academy of Sciences' (PNAS), muestra que la motivación de una persona para hacer la prueba de inteligencia puede influir en el resultado tanto como sus propias capacidades cognitivas. Una vez que se ha tenido en cuenta este efecto, la capacidad que se atribuye a la puntuación obtenida para predecir éxitos en la vida disminuye considerablemente, según concluyen los autores.
La investigadora Angela Lee Duckworth, del departamento de Psicología de la citada institución, y sus colegas consideran que se ha producido una "desafortunada confusión" entre el cociente intelectual y la inteligencia. El primero mide los resultados de un test, en el cual se ha podido poner mayor o menor empeño, mientras que la segunda es una capacidad latente que puede expresarse en diversas circunstancias de la vida.
Además, el análisis de estudios anteriores, que siguieron el desarrollo de niños tras medirles el cociente intelectual, ha llevado a los autores a concluir que el efecto de la motivación en la puntuación obtenida es "mucho mayor de lo que ahora se asume" en la literatura científica. Tras introducir esta nueva variable, se reduce significativamente "la validez predictiva de la inteligencia para resultados vitales, particularmente en contextos no académicos".
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