Flora digestiva | 22 ABR 11

Los microbios, un 'órgano vital' desconocido

Estudian el potencial de los microorganismos que viven en el tracto digestivo. Podrían emplearse para crear nuevas terapias o diagnosticar enfermedades. Los expertos piden que estos productos se sometan a estándares médicos.


Imagen de la bacteria 'Escherichia Coli'.| CDC | Elizabeth H. White

Ángel Díaz | Madrid

La mayoría de las células que alberga nuestro organismo no son humanas: un número hasta 10 veces mayor que éstas pertenece a los microbios que viven en nuestro interior, en perfecta simbiosis con el cuerpo en el que habitan. Intervenir sobre esta colonia de diminutos seres, o añadir otros nuevos mediante la dieta, podría ser una de las claves de la investigación médica de los próximos años.

Los productos alimentarios probióticos (que introducen microorganismos vivos a través de la dieta) o prebióticos (capaces de modificar la flora intestinal) gozan ya de cierta popularidad entre los consumidores, pero los expertos prevén una revolución mucho más profunda a medio plazo, con medicamentos regulados y aprobados que puedan prescribirse para combatir enfermedades concretas.

"Creo que en dos o tres años conoceremos mucho más sobre estas comunidades de microbios y estaremos en disposición de dar un gran salto hacia su utilización para mantener la salud, diagnosticar dolencias o proporcionar terapias médicas", comenta el doctor Justin L. Sonnenburg, investigador de la Universidad de Stanford (EEUU) y coautor de un artículo sobre el enorme potencial científico de estos microorganismos, que acaba de publicar la revista 'Science Translational Medicine'.

Enfermedad de Crohn

Los microbios del tracto digestivo están vinculados con problemas como la obesidad o las enfermedades inflamatorias del intestino, incluida la enfermedad de Crohn. Aunque aún hace falta conocer mejor cómo interactúan estos microorganismos y en qué modo podría intervenirse sobre ellos con fines médicos, ya hay algunos resultados prometedores. De hecho, estudios en ratones han mostrado que los probióticos podrían ser útiles contra la enfermedad de Crohn, para la que hoy no existe un tratamiento satisfactorio.

En la actualidad, los médicos ya usan algunos compuestos probióticos, como concentrados de bacterias lácticas, para ayudar a recuperar el intestino tras haber tomado antibióticos. También se emplean prebióticos, como las inulinas, que favorecen la proliferación de flora bacteriana, pero no están enfocadas hacia un organismo concreto. En el futuro, y siempre que se conozcan mejor los mecanismos que regulan a estas comunidades, podrían crearse terapias mucho más definidas, ya sea mediante microbios obtenidos del entorno o modificados genéticamente.

 

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