En el Hospital Álvarez | 18 ABR 11

La adicción tratada en un hospital de día

Allí funciona el primer centro de este tipo del país. Esta modalidad alternativa a la internación es ofrecida por un equipo multidisciplinario que permite contener al paciente y a su familia.

Julieta Bravo

"Cuando consumía, lo hacía por bronca. Y no era porque me gustara. Empecé con marihuana y seguí con Poxirán, cocaína y, al final, pasta base. Fui abusada sexualmente por familiares cercanos. Cuando comencé a consumir pegamento, alucinaba, escuchaba voces y con un vidrio me hacía cortes en los brazos. En una de esas veces, casi me muero", cuenta Yanina, de 25 años, que asiste desde agosto del año pasado al hospital de día para pacientes con consumo problemático de sustancias, que funciona en el hospital Alvarez.

Se trata del primero y único centro de su tipo dentro de la estructura física de un hospital general, en el que se brinda un tratamiento como alternativa a la internación. La contención que ofrecen los profesionales es complementaria a la que brindan los familiares. Se trabaja con un grupo interdisciplinario de psicólogos, psiquiatras, trabajadores sociales, terapistas ocupacionales, musicoterapeutas, psicopedagogos y talleristas.

"No olvidemos que son pacientes incomprendidos y que muchas veces tienen que soportar el prejuicio de la sociedad y hasta de su propia familia. En el hospital de día, se los trata como pacientes y no como delincuentes o chicos malos que necesitan reformarse", explica el licenciado Alberto Trimboli, psicólogo que coordina el Servicio de Adicciones del hospital de día.

Paralelamente al trabajo de los profesionales, el rol de la familia es otro de los pilares del tratamiento para estos jóvenes adictos. Para eso, se implementan grupos terapéuticos y de apoyo para familiares, ya que muchas veces ellos no saben cómo afrontar el problema.

"Mi hijo ya no daba más, consumía de todo. Y quiso hacer un tratamiento por voluntad propia, sintió la necesidad de curarse. Ahora, yo lo veo mejor, aunque todavía tiene sus berrinches. Los padres venimos a recibir información sobre el tratamiento de los chicos y también a exponer nuestros problemas. Todos estamos en la misma situación. Yo siempre les digo a los otros padres: Esto no es fácil", dice Teresa Torres, de 71 años, que asiste a los grupos de familiares y es la madre de Sebastián, de 30 años, que se atiende en el hospital desde hace siete meses.

Damián, de 31 años, empezó fumando marihuana, y luego siguió con cocaína, pastillas y alcohol. Se dio cuenta de que era posible encontrar una salida a su pesadilla y hace un mes asiste al hospital de día con ilusión. "Uno empieza a fumar un faso y a tomar? y quién sabe a dónde terminás. Aquí tenés lo que no encontrás en la calle y, a veces, ni siquiera en tu casa. Podemos hablar libremente de lo que nos pasa y sin que nadie te mire mal. Lo bueno es que los chicos son muy compañeros", cuenta Damián.

 

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