Una enfermedad en aumento en todo el mundo

11 de abril: Día Mundial del Parkinson

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) afecta a entre el 1 y 2 % de los mayores de 65 años.

Por Magela Demarco para IntraMed

Para hablar sobre este padecimiento que va en claro aumento, IntraMed entrevistó al Dr. Federico Micheli, Director del Programa de Parkinson y Movimientos Anormales del Hospital de Clínicas. 

“Esa mañana desperté sobresaltado. Aún en la cama, noté que mi mano derecha temblaba. Me venía sucediendo desde hacía unos días. Era una extraña sensación, como si mis extremidades tuviesen vida propia. ‘El trabajo me tiene a maltraer, tengo que tranquilizarme’, pensé, echándole la culpa al estrés. Pero los días pasaron, y los temblores continuaban. Luego de varios estudios mi médico me diagnosticó que tenía Parkinson. Acababa de cumplir sesenta y dos años”. Así comienzan muchos relatos e historias de vida de gente que padece Parkinson. Historias atravesadas por sentimientos de tristeza, impotencia, angustia y aislamiento. 

En el Día Internacional del Parkinson, es importante concientizar a la población acerca de esta enfermedad que según la Organización Mundial de la Salud (OMS) va en claro aumento y, a nivel mundial, afecta a entre el 1 y 2 % de los mayores de 65 años.

El mal de Parkinson - descrita por primera vez por el médico y paleontólogo inglés James Parkinson en 1817- es un trastorno degenerativo que afecta las células nerviosas, o neuronas, en un área del cerebro que controla los movimientos musculares. En la enfermedad de Parkinson, las neuronas que producen una sustancia química llamada dopamina mueren o no funcionan adecuadamente. Normalmente, la dopamina envía señales que ayudan a coordinar sus movimientos. Hasta el día de hoy se desconoce el origen de la enfermedad, y sus síntomas pueden incluir temblores en las manos, los brazos, las piernas, la mandíbula y la cara; rigidez en los brazos, las piernas y el tronco; lentitud de los movimientos y problemas de equilibrio y coordinación. 

“Tal vez el factor de riesgo más importante para padecer esta enfermedad es la edad, ya que es especialmente frecuente en los ancianos. Y conforme crece la expectativa de vida, las enfermedades como el Alzheimer o el Parkinson serán cada vez más frecuentes“, explica el Dr. Federico Micheli, Director del Programa de Parkinson y Movimientos Anormales del Hospital de Clínicas. Como el promedio de vida de la población mundial va en continuo aumento, la frecuencia de las enfermedades degenerativas va a ser cada vez mayor. Se prevé que el número de afectados por el Parkinson se duplicará para el año 2025, y llegue a triplicarse en 2050.

Hasta hace muy poco tiempo, esta enfermedad neurodegenerativa se diagnosticaba cuando aparecían los temblores y las dificultades motoras. Sin embargo, estos síntomas podrían ser la punta del iceberg de un malestar que podría haber empezado algunos años antes -tal vez más de diez- con trastornos no motores tan variados como la pérdida de olfato o el estreñimiento. "Los más frecuentes son la depresión y personalidad ansiosa, trastornos en la etapa del sueño REM con sueños muy reales y actuados por los pacientes que son capaces de gritar o agredir a su compañera de cama, constipación y trastornos del olfato”, enumera Micheli, y agrega: “Aunque el diagnóstico en estos estadios no es aún posible, será de vital importancia cuando se tengan tratamientos neuroprotectores eficaces que requieran de un diagnóstico precoz para que resulten efectivos”.

Hasta la fecha no se ha encontrado la cura para la enfermedad de Parkinson, a la que sólo se consigue frenar o reducir los síntomas. De ahí la importancia del apoyo de la familia, amigos, vecinos, y compañeros de las personas que padecen esta enfermedad. 

Para Miceli, coautor del libro -junto a las licenciadas Cristina Pecci y Leticia López- “Cuidar y acompañar a la persona con enfermedad de Parkinson”, además de cumplir con los tratamientos, es muy importante la aceptación por parte de los familiares y del enfermo. Aceptar la vida como se presenta. Dejar de preguntarnos: “¿Por qué a mí?” o “¿Por qué a nosotros?”, para asumir el: “¿Por qué no me iba a tocar a mí y a otros sí?”. Y finalmente, poder ver dentro de ese complejo panorama una posibilidad para desarrollar sentimientos de solidaridad, compasión, respeto, amor y dignidad a ese otro con quien compartimos tantos momentos hermosos. El mismo consejo también vale para los profesionales de la salud: 

“Se lo digo siempre a los médicos jóvenes de mi servicio. Tres pastillas por día la pueden recetar muchos doctores, pero contener a un paciente es un arte reservado para pocos. Esto último no está en los libros, es algo que enseñan los maestros a sus discípulos, y eso hace de la medicina algo tan especial como lo que es”, concluye el especialista.