Guía práctica / Consejos para una buena convivencia | 20 MAR 11

Cómo una mascota impacta en el hogar

La llegada de un animal implica reestructurar las rutinas familiares, pero sus efectos pueden ser altamente positivos para sus miembros.

Sebastián A. Ríos

Existen tres formas de acoger a una nueva mascota en el seno de una familia, afirman sociólogos norteamericanos que realizaron un estudio sobre las distintas "ideologías" que se esconden detrás de la crianza de un animal de compañía.

Están los que adoptan al nuevo perro/gato como si fuera un hijo más -los "humanistas"- y no dudan en hacerle un lugar en la cama y festejarle el cumpleaños; están los "asistencialistas", que ubican al perro por debajo de cualquier miembro de la familia y rescatan del animal su potencial para defender el hogar o ayudar en las tareas rurales, y, por último, los "proteccionistas", los defensores del bienestar animal, cuya visión del cuidado parte de pensar en cuáles son sus necesidades.

"Estas son ideologías y, por lo tanto, los proteccionistas son muy críticos con los humanistas, que a su vez son muy críticos con los asistencialistas, y así...", sostiene David Blouin, sociólogo de la Universidad de Indiana, Estados Unidos, y autor del citado estudio. No hace falta precisar qué línea de pensamiento cultiva quien afirma que un perro no puede vivir en un departamento, ni a cuál responde aquél al que se le escapan las lágrimas cuando oye que alguien deja que su perro duerma afuera.

Lo cierto es que -más allá de las ideologías- la llegada de un animal implica, de una o de otra forma, una reestructuración de la dinámica familiar. Y que en gran medida la suerte que correrá esta nueva relación familia-mascota dependerá de cuáles serán las reglas de juego que los miembros humanos de esta comunidad propongan.

"Lo importante es que todos los miembros de la familia estén de acuerdo con la incorporación de un animal. Muchas veces son imposiciones y eso es un generador de conflictos. Un cachorro necesita mucha atención, ya que durante los primeros meses se desarrolla su comportamiento, y es entonces que debe aprender todo lo que necesita para convivir con su nuevo grupo", dijo la doctora Silvia Vai, médica veterinaria integrante de la Unidad de Etología Clínica del Hospital Escuela, de la Facultad de Ciencias Veterinarias (UBA).

"Hay mucha gente que se compra un perro pensando que no requiere mucho tiempo de uno; lo lleva a su casa el fin de semana y el lunes se va a trabajar y el perro se queda solo. No hay nadie que le ponga límites, y eso puede dar lugar a problemas de comportamiento futuros."

Destructividad, agresividad y ladridos obsesivos son algunos de los problemas de conducta que recibe Vai en su consulta, y aporta un ejemplo: "Compran un perro durante las vacaciones y están todo el tiempo con el cachorrito, lo tratan como si fuera un bebe, no se despegan; pero luego se terminan las vacaciones, los chicos vuelven a la escuela y los padres a trabajar. De golpe cambia la rutina del hogar y el perro se queda solo, aúlla y rompe todo cuando los dueños no están...".

Lo que sí, lo que no

¿Cómo sentar las bases de una buena convivencia entre mascotas y humanos? Para empezar, las reglas deben valer para siempre. Si el perro de cachorro está todo el tiempo a upa, como un bebe, de grande también lo va a querer estar, y si está todo el tiempo en compañía, va a querer gozar de ésta durante el resto de su vida en familia. Y lo mismo se aplica a lo que la mascota puede o no hacer. "Hay que ser coherente: lo que se permite, se permite siempre; lo que no, nunca."

 

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