A partir de los 60 años | 30 NOV 10

Un programa enseña a prevenir accidentes por caídas

En un programa del hospital Ramos Mejía, los mayores aprenden técnicas para no golpearse y fracturarse.

Fabiola Czubaj

Dicen que un tropezón no es caída, pero siempre es mejor estar preparados. Sobre todo a cierta edad, cuando el mínimo obstáculo potencia las probabilidades de sufrir una fractura.

Para llevar el refrán a la práctica, una vez por semana, el aula de la Unidad de Geriatría del Hospital Ramos Mejía se transforma en el sitio más seguro para aprender a caer. Con el piso cubierto con colchones, una decena de mayores de 60 aprenden poco a poco los trucos necesarios para caer sin más consecuencias que algún moretón.

"Hacemos una tarea bastante intensa tanto en prevención primaria como secundaria, que es cuando ya se produjo una caída. Tratamos de que los adultos mayores recuperen su capacidad de reacción y aprendan a caer como si fueran más jóvenes -explicó el doctor Miguel Hadid, jefe de la unidad-. La caída es un acto motor, y si se modifica ese automatismo la persona puede caer como un futbolista en un partido, rodando. ¿Un viejo puede rodar? Sí, claro, eso se puede lograr con entrenamiento supervisado."

Minutos después de las 9, las participantes "más antiguas" del Taller de Prevención de Caídas y Fracturas se descalzan en segundos y se suben a los colchones para practicar. El resto las imita con el calzado, pero espera las indicaciones de Hadid y la doctora Maya Sinjovich para comenzar. "Empezamos por enseñar los movimientos desde el piso para aprender cómo caer desde más arriba, algo que puede pasarles en la calle o la casa", explicó el médico geriatra.

Más allá, Blanquita (96) y María Celia (72) practican cómo rodar hacia un lado y el otro sobre los colchones. En tanto, Gloria, de 70, forma un "ovillo" con su cuerpo y se deja caer hacia adelante para rodar sin que el hombro toque los colchones. "Cuando una se cae, no puede prepararse -plantea de pronto Julia, aún sin comenzar la práctica-. Ya me di tantos golpes... Ahora trato de levantar más los pies para no tropezarme."

Pero enseguida Gloria responde: "Vas a reaccionar sin pensar". Lo dice por experiencia. "Caminaba con mi nieta en la calle y me tropecé. Ni cuenta me di -recordó-. Y mi nieta, que no dejaba de mirarme, me dijo: «Abuela, qué lindo caíste». Me levanté y no me había lastimado. Había caído como un bollito. El cuerpo solo se va acostumbrando."

Es que para que la caída sea tan segura existen movimientos que, como en la práctica de un arte marcial, se incorporan de manera que ante la misma situación se replican como una respuesta automatizada. La primera evaluación a los principiantes es para conocer si tienen la fuerza suficiente como para levantarse del piso sin demasiado sacrificio.

"Hay factores menos conocidos (que los tratamientos para la osteoporosis) porque no se venden, como mejorar el equilibrio, aumentar la coordinación y acelerar la velocidad de reacción cuando se va perdiendo el equilibrio -señaló Hadid-. Vemos que, primero, la gente logra no caerse cuando se tropieza y, luego, que deja de tropezarse." Según las estadísticas de la unidad, el 5% de los mayores de 65 que se caen sufre una fractura. Las más comunes son las de las muñecas (44%), al tratar de amortiguar el golpe. Les siguen las roturas de columna (16%) y de cadera (13%).

 

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