Análisis de 8648 casos | 30 AGO 10

Prevención de ingesta de pilas en Pediatría

Análisis de casos de ingesta de pilas, escenarios y consecuencias clínicas.
Autor/a: Toby Litovitz, Nicole Whitaker and Lynn Clark Pediatrics 2010; 125; 1178-1183

Recientemente, los autores observaron una alarmante tendencia hacia peores resultados en relación a la ingesta de pilas botón. Aunque las incidencias anuales de ingesta de pilas reportadas en los centros de toxicología de EE.UU. entre 1985 y 2009 fluctuaron entre 6.3 y 15.1 casos por millón de habitantes (la más reciente de 11.1 casos por millón en 2009), no hubo una clara tendencia en las mismas. Por el contrario, se observó un aumento de 6.7 veces en el porcentaje de ingestas con resultados graves o mortales durante este período. El aumento en la gravedad se atribuyó a la aparición de la pila botón de litio de 20 mm de diámetro como un tipo de batería de popularidad creciente.
 
Se describieron 13 muertes relacionadas con daño tisular en el esófago o en vías respiratorias y 73 resultados mayores (con compromiso debilitante y prolongado de la alimentación y/o respiración que requirió múltiples intervenciones quirúrgicas, alimentación por sonda, y/o traqueostomía). Estos casos devastadores ocurrieron predominantemente en niños menores de 4 años de edad.

Aunque es necesario un cambio en el enfoque clínico de la ingesta de pilas para evitar errores diagnósticos o retrasos en el tratamiento, la prevención primaria sería aún más eficaz que mejorar el tratamiento. Esta investigación se llevó a cabo para explorar  los escenarios reportados en la ingesta de pilas, para identificar posibles vías de educación y formular estrategias de prevención.

Métodos
La Línea Nacional de Ingesta de Baterías (LNIB) se estableció en 1982 en el Centro Nacional Capital de Toxicología de Washington, EE.UU., para proporcionar una guía de orientación terapéutica telefónica para el público y profesionales de la salud ante casos de ingesta de pilas. El servicio también proporciona vigilancia en salud pública sobre ingestas de baterías para identificar los riesgos emergentes y desarrollar y actualizar las guías de clasificación y tratamiento para la optimización de los resultados en los pacientes.
 
Los profesionales de la salud, padres, y pacientes conocen el servicio a través de avisos en los paquetes de pilas y en las instrucciones del producto, por recursos vía web, literatura médica, audiólogos, mediante información sobre prevención de intoxicaciones y referencias de la industria y de centros de toxicología. Esta investigación se centró en todas las ingestas de pilas botón y cilíndricas informadas a la LNIB entre  el 1º de julio de 1990 y el 30 de septiembre de 2008. Los datos de la LNIB complementan los datos de control toxicológico con detalles en el curso clínico, características de la pila, y escenario de la ingesta.

Los datos fueron recogidos por especialistas en información toxicológica. El análisis se centró en la edad del paciente, el diámetro de la pila y su química, la fuente de la batería, las finalidades de uso de la misma, y el escenario de la ingestión.

Resultados
Durante los 18.25 años del período de estudio, se reportaron 8648 casos de ingesta de baterías a la LNIB, incluyendo 8161 pilas botón y 487 ingestas de baterías cilíndricas (por ejemplo, AA, AAA). Se denunciaron casos en los Estados Unidos (97.1%) y en otros 47 países.

Las ingestas de pilas botón fueron las más comunes en los extremos de edad, con puntos máximos de frecuencia entre los 1 a 3 años de edad y en la adultez avanzada. Los niños menores de 6 años estuvieron involucrados en el 62.5% de las ingestas de pilas botón, y otro 15.9% fueron adultos ≥ 60 años. Por el contrario, el 62.2% de las ingestas de baterías cilíndricas ocurrió en el grupo de 6 a 39 años de edad, con la frecuencia máxima vista entre los adolescentes.

La proporción de varones fue mayor para la ingesta de pilas cilíndricas (63.8%) en comparación con un 56.8% para las ingestas de pilas botón (x2, p= 0.0025). De las pilas botón ingeridas con diámetro conocido, 4 tamaños fueron especialmente populares durante el periodo de estudio: 11.6 mm (55.1%), 7.8 a 7.9 mm (30.6%), 20 mm (6.4%), y 5.8mm (3%). Para el 2008, sin embargo, el 18% de las pilas ingeridas (con diámetro conocido) fueron ≥ a 20 mm, y en el mercado actual, prácticamente todas aquellas de gran diámetro son células de litio.

LNIB: Escenarios de la ingesta de baterías
Inmediatamente antes de la ingesta, las baterías fueron removidas directamente de un producto (45.5%, de 6733 con fuente conocida), dejadas sueltas o descartadas (44.9%); o desplazadas de sus envases originales (6.3%). En 221 (3.3%) casos con fuente conocida, las pilas ingeridas eran de audífonos (todo el aparato deglutido).

En los niños menores de 6 años, las baterías se obtuvieron con más frecuencia directamente de un producto (61.8%, de 3989 ingestas pediátricas con fuente conocida), sueltas en el 29.8%, obtenidas directamente del envase original en el 8.2%, y deglutidas dentro de un audífono en el 0.2%.

En contraste, los adultos (≥ 20 años) con mayor frecuencia ingirieron pilas que estaban sueltas o descartadas (80.8% de 1634 ingestas de adultos con origen conocido); obtenidas directamente de un producto en tan sólo un 4.2%; obtenidos a partir de envases de pilas en un 3%, e ingeridas dentro de un audífono en el 12.1%.

Los usos más comunes previstos de las pilas ingeridas fueron para audífonos (36.3%, incluyendo implantes cocleares), juegos y juguetes (22.1%), relojes (11.1%), calculadoras (5.7%) linternas, otros indicadores y luces (4.6%), dispositivos de control remoto (2.9%), y llaveros (2.4%).

Las baterías se ingirieron como parte de una multitud de fuentes inesperadas: cepillos de dientes, monitores, zapatos con luces, joyas musicales o con luces intermitentes, termómetros digitales, y muchos otros. Las pilas de audífonos ingeridas pertenecían al paciente en el 83.6% de los casos (con dueño conocido).

De 208 pilas de litio de 20 mm de diámetro ingeridas en niños menores de 6 años, el 37.7% (55) estaban destinadas a controles remotos (70.2% de los casos con uso previsto); 15.1% para juegos o juguetes, 7.5% para calculadoras; 5.5% para relojes; 4.8% para  computadoras o agendas personales digitales; 4.1% para termómetros; 4.1% para cámaras, y el resto para una amplia gama de fuentes, incluyendo vestimenta, equipos de bicicletas, libros y separadores de libros, equipos de ejercicio, tarjetas de felicitación, joyas, llaveros, equipos médicos, y teléfonos.

De las 55 ingestas de niños menores de 6 años involucrando pilas de litio de 20 mm destinadas a controles remoto, 65.2% fueron obtenidas a partir del producto por el niño; 283% se encontraron sueltas o descartadas, y el 65% fueron obtenidas del envase del producto o de las baterías.

De todas las ingestas, el 15.5% ocurrieron porque las pilas fueron confundidas con pastillas; 92.1% de estas baterías estaban destinadas a los audífonos. Los pacientes típicamente ingirieron las pilas  almacenadas cerca o con pastillas, con agua, o aquellas guardadas erróneamente en los bolsillos junto con pastillas. Un número de estos pacientes deglutieron la pila del audífono y a continuación, colocaron su píldora en el mismo, observando el error ya sea cuando la píldora no encajaba, o cuando el aparato no funcionaba. Aunque pacientes de todas las edades confundieron las pilas con píldoras, el 89.2% eran ≥ 50 años y 63.2% ≥ de 70 años (media: 70.6 años; mediana: 74 años, desvío standard: 15.9 años). Otro 1.2% involucró la ingesta del audífono completo al ser confundido con una píldora.

Discusión
Las pilas botón son fuentes de poder esenciales para muchos productos domésticos, y las baterías de litio de 20 mm proporcionan ventajas únicas por su alta densidad energética, utilidad y vida útil más prolongada, forma fina, resistencia al frío, mayor voltaje y capacitancia en comparación con otras pilas botón; sin embargo, las pilas botón ubicadas en el esófago causan daño tisular grave en sólo 2 horas, con complicaciones tardías como perforación esofágica, fístulas traqueoesofágicas, sangrado por fistulización en un vaso sanguíneo importante, estenosis esofágica, parálisis de cuerdas vocales por daño del nervio laríngeo recurrente, estenosis traqueal o traqueomalacia, neumonía aspirativa, empiema, abscesos de pulmón y espondilodiscitis. Se reportaron 13 muertes a la fecha de finalización del estudio.

En la última década, el 92% de las pilas identificadas como implicadas en casos graves o mortales eran pilas moneda de litio de 20 mm de diámetro. Cuando está alojada en el esófago, la pila botón es mucho más peligrosa que las pilas moneda ingeridas con mayor frecuencia. Incluso las pilas botón más pequeñas en la nariz, oído o vagina también pueden provocar necrosis tisular.

Por el contrario, las baterías que pasan a través del estómago generalmente presentan un curso benigno y suelen pasar por el resto del intestino en forma espontánea. Tres factores han sido implicados en las lesiones tisulares producidas por pilas: fuga de un electrolito alcalino, presión y necrosis, y generación de una corriente externa que provoca la electrólisis de líquidos tisulares, generando hidróxido en el polo negativo de la batería. El último mecanismo de generación de hidróxido través de electrólisis, es actualmente considerado como el mecanismo más importante.

 

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