Estafilococo aureus resistente a la meticilina | 19 MAY 10

Una superbacteria cada vez más rápida, resistente y mortal

"...no lo hemos tomado en serio durante mucho tiempo"

Por Frederik Joelving

NUEVA YORK (Reuters Health) - Cuando la describió por primera vez en 1961, la bacterióloga inglesa Patricia Jevons seguro no imaginó que su hallazgo se convertiría en una superbacteria que hoy causa la muerte de 19.000 estadounidenses por año y agrava la salud de millones de pacientes.

El estafilococo aureus resistente a la meticilina, o MRSA por sus siglas en inglés, es el tema del nuevo libro de la periodista Maryn McKenna llamado Superbug: The Fatal Menace of MRSA (Free Press, marzo del 2010).

La autora dialogó con Reuters Health sobre cómo la bacteria está afectando la salud pública y, sin saberlo, estaríamos promoviendo la aparición de una nueva cepa.

"Uno de los problemas con el MRSA, una de las razones por las cuales se está volviendo una crisis, es que no lo hemos tomado en serio durante mucho tiempo", dijo McKenna.

El MRSA cruzó por primera vez el Océano Atlántico en 1968 y llegó a lo que entonces era el Hospital de la Ciudad de Boston. Siguió avanzando por el país hasta 1980, cuando infectó a una víctima de un incendio en el Centro Médico Harborview, en Seattle, y generó un brote fatal.

"Durante más de un año, pasó de paciente a paciente. Las autoridades cerraron la unidad de terapia intensiva y la unidad de quemados, y construyeron nuevas unidades, pero seguían apareciendo nuevos casos", agregó.

"La atención de la salud en Estados Unidos sigue trabada en una lucha fatal en relación a cuáles son las mejores estrategias para controlar el MRSA y otros organismos resistentes a los fármacos en los hospitales", sostuvo.

En Europa, indicó McKenna, muchos hospitales hacen un test a los pacientes para descartar que tengan la bacteria. Si lo tienen, se los aísla hasta completar el tratamiento.

Pero los hospitales no son el único criadero del MRSA: desde hace años circula una cepa llamada comunitaria. Aunque no hay un suficiente control, según McKenna, un estudio estimó que 7 millones de estadounidenses consultan al médico cada año por esa bacteria.

Reducir el riesgo de adquirir una infección por MRSA no es complicado. Lavarse bien las manos, por ejemplo, ayuda mucho porque la bacteria necesita ingresar al organismo para dañarlo y las manos son el vehículo perfecto.

 

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