Un trastorno que se extiende más allá de la infancia | 30 MAR 10

La otra cara del déficit de atención

Un trabajo muestra que en la adolescencia y en la adultez se manifiesta a través de apatía y falta de interés.

Fernando Torrente, jefe de terapia cognitiva de Ineco / Foto: FEDERICO LOPEZ CLARO
Por Nora Bär

El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es un problema de origen neurobiológico inusualmente bien conocido por los padres: frecuentemente se les atribuye (a veces con razón y otras sin ella) a los chicos inquietos, que actúan sin pensar en las consecuencias, que dejan actividades sin terminar, parecen no escuchar, se distraen con facilidad y tienen dificultad para concentrarse en el trabajo escolar.

Pero aunque suele identificárselo con la hiperactividad, un trabajo de investigadores argentinos que acaba de publicarse en la revista Journal of Attention Disorders ilumina una cara menos conocida del mismo problema cuando persiste en la adolescencia o en la adultez: la apatía o la falta de motivación.

"Cuando los chicos crecen, muchas veces desaparece un síntoma que es el que más «ruido» hace en la infancia: la hiperactividad, la conducta agitada, que lo hace muy visible", explica el doctor Fernando Torrente, jefe de terapia cognitiva del Instituto de Neurología Cognitiva (Ineco), director de la carrera de Psicología de la Universidad Favaloro y primer autor del trabajo.

"Pero la desatención y la impulsividad [dificultad para planificar] y otras conductas más sutiles, como cambios repentinos de plan, desorganización del pensamiento en el momento de ejecutar acciones cognitivas [no detenerse a pensar, conducta errática] y motoras [pelearse, tener reacciones explosivas] continúan. Lo que nosotros planteamos es que hay más que esos aspectos: el TDAH también puede presentarse con falta de motivación. Tanto déficit de motivación intrínseca, que es la generación interna de interés en la búsqueda de una meta, como extrínseca, que es la capacidad de realizar esfuerzos para un logro posterior, a largo plazo. Y eso tiene un enorme impacto en el área educativa y laboral."

Sin iniciativa

La motivación es la capacidad que tenemos de generar, iniciar y sostener una actividad que demanda esfuerzo movidos por el interés o por el logro de un objetivo. Lo contrario es la apatía; es decir, la falta de iniciativa o lasitud en el mantenimiento de los esfuerzos a lo largo del tiempo, la dependencia del entorno para realizar tareas.

Los científicos estudiaron con toda una batería de tests neuropsicológicos a 38 pacientes con TDAH y los compararon con 30 individuos de control. Entre los primeros, observaron un importante nivel de apatía. Este efecto fue aún más notorio en un subtipo del trastorno denominado "puramente inatento", que no presenta hiperactividad, y estos valores se relacionaron a su vez con un funcionamiento intelectual más pobre y déficits cognitivos más acentuados.

 

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