Ocho años de seguimiento | 17 MAR 10

Deportes de alto impacto: podrían no afectar los reemplazos de rodilla

n estudio halla que los pacientes más activos tuvieron una mejor función articular.

A los pacientes que reciben un reemplazo total de rodilla generalmente se les recomienda que eviten deportes de alto impacto para preservar el implante. Sin embargo, un estudio reciente sugiere que participar en deportes no sólo es seguro, incluso podría ayudar a la gente a obtener mejor función de la rodilla.

"Inicialmente, pensamos que los deportes de alto impacto eran terribles para la prótesis", señaló el Dr. Sebastien Parratte, colaborador de investigación de la Clínica Mayo de Rochester, Minnesota y profesor asistente del Centro de Cirugía de la Artritis de la Universidad de Aix-Marsella en el Hospital Sainte-Marguerite de Marsella (Francia).

"Nuestros resultados a ocho años han mostrado que no es así", afirmó.

Se trata del autor líder del estudio, que se tenía previsto presentar el viernes en la reunión anual de la American Academy of Orthopaedic Surgeons (Academia Estadounidense de Cirujanos Ortopédicos) en Nueva Orleáns.

Cada año se realizan más de medio millón de reemplazos de rodilla en los EE: UU., según la American Academy of Orthopaedic Surgeons. Parratte y sus colegas realizaron el estudio sabiendo que los pacientes ignoran de manera rutinaria la recomendación de su médico de tomar las cosas con calma luego de someterse a un reemplazo de rodilla. De hecho, según los expertos, cerca de uno de cada seis pacientes participa en actividades de alto impacto después del implante.

El equipo de Parratte le dio seguimiento a 535 pacientes en total. Un total de 218 se sometió a reemplazo de rodilla y luego realizó trabajo manual pesado o practicó algún deporte no recomendado, como aeróbicos de alto impacto, fútbol, fútbol americano, béisbol, trotar o levantamiento de pesas. El grupo de control de 317 pacientes se sometió a tres reemplazos de rodilla, pero no practicó deportes no recomendados.

Los investigadores evaluaron a los pacientes clínicamente y con radiografías. Cerca de ocho años después de la cirugía, no hallaron diferencias radiológicas significativas y ninguna diferencia significativa en la durabilidad del implante entre grupos.

De hecho, el grupo que hizo deporte logró resultados de función de rótula relativamente superiores que el grupo de control.

Una comparación inicial halló que el grupo de control tuvo una necesidad 20 por ciento mayor de repetir la operación por falla mecánica de la rodilla (desgaste, fractura o aflojamiento), en comparación con el grupo que hizo deporte. Pero cuando tuvieron en cuenta otros problemas de salud como la obesidad y la diabetes, el grupo que hizo deporte presentó un riesgo diez por ciento mayor de falla mecánica, en comparación con el grupo de control, aunque la diferencia no fue estadísticamente significativa.

 

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