Hallazgo de científicos argentinos | 26 ENE 10

Algo de luz para el misterio de la vida vegetativa

Prueban que, en ese estado, pueden conservarse los ritmos biológicos.

Nora Bär

Desde que, en 1972, Bryan Jennett y Fred Plum publicaron en The Lancet el trabajo "Un síndrome en busca de nombre" y acuñaron el término "estado vegetativo", los descubrimientos sobre esa zona gris que se extiende entre el estado de coma y la vida consciente no hicieron más que ofrecer una imagen que se hace cada vez más compleja.

Hoy se sabe que con estos pacientes no sólo se cometió un grueso error lingüístico (no son "vegetales"), sino que, aun sin signos evidentes de conciencia ni posibilidades de interactuar con los demás o de reaccionar frente a los estímulos, en algunos casos pueden ser capaces de procesar palabras, responder a órdenes rudimentarias, imaginar y hasta, como se mostró recientemente, aprender.

Ahora, un trabajo de investigadores argentinos que publica Brain Injury agrega otra pieza más al puzzle. Los científicos prueban que estos pacientes pueden conservar un importante indicador fisiológico: sus ritmos circadianos. "Cuando [hace más de una década] se reunió un importante grupo de neurólogos que definió qué era el estado vegetativo, puntualizaron que incluía a pacientes que tenían preservados los ciclos de sueño y vigilia, pero sin conciencia ?explica Tristán Beckinschtein, del Instituto de Neurociencias Cognitivas (Ineco) y de la Universidad de Cambridge, primer autor del paper que también firman Diego Golombek y Sergio Simonetta, de la Universidad de Quilmes; Facundo Manes, director de Ineco y del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro, y Martin Coleman, de Cambridge?. Por extensión, se supuso que conservaban sus ritmos circadianos. Sin embargo, ¿por qué se dio por sentado eso si no se midió? Saber si esos pacientes pueden regular su fisiología no es un detalle trivial..."

Según explica el científico, generalmente la comprobación de si en esas condiciones se mantienen los ciclos de sueño y vigilia depende de la enfermera: "En general, lo que hace es fijarse si el paciente tiene los ojos abiertos o cerrados, pero eso indica meramente capacidad de abrir o cerrar los ojos. Ayuda a verificar que la persona no está en coma, pero no prueba que hay ciclos preservados", subraya.

Para obtener una prueba más objetiva y desarrollar criterios diagnósticos sólidos que ayuden a distinguir entre estado vegetativo y de "mínima conciencia" (existen indicios claros de que hay conciencia del entorno), los investigadores decidieron utilizar un parámetro "increíblemente fácil de medir": la temperatura corporal.

"Hasta ahora había algunos intentos de registrar ritmos a partir de los niveles de melatonina en la sangre ?cuenta Diego Golombek?. Sin embargo, es un método más invasivo; entonces decidimos hacerlo más fácil, con un sensor que se pone sobre la piel. Como detalle anecdótico, los que usamos son del tipo de los que se emplean para registrar la temperatura de los cargamentos de comida que atraviesan el Atlántico."

La temperatura es una de las variables que se utilizan para determinar si está funcionando el reloj biológico. Es un indicador especialmente útil en el caso de personas que no "hacen" nada, porque si uno sale a correr o realiza diferentes actividades ésta generalmente varía.

De modo que los científicos decidieron tomarles la temperatura a los pacientes en forma continuada durante 14 días. Y descubrieron que las diferencias podían ser notorias.

"De las cinco personas que estudiamos, dos tenían ritmos realmente robustos, que no podían diferenciarse de los una persona normal", dice Golombek.

Las diferencias de temperatura corporal cambian mucho de persona a persona. "Lo importante, más que las variaciones del termómetro, es que éstas sean sistemáticas. Es lo que indica que el sistema funciona ?afirma Beckinschtein?. En nuestro trabajo vimos que los que conservaban ritmos circadianos robustos se encontraban en estado vegetativo por traumatismo de cráneo. Algo que tiene sentido, porque cuando a uno se le para el corazón, la muerte neuronal se produce «de adentro para afuera»."

 

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