Los cócteles de antirretrovirales reducen la mortalidad por sida a la mitad

Recibir una combinación de potentes antirretrovirales para tratar el VIH-sida reduce la tasa media de mortalidad a la mitad. Es lo que ha comprobado un nuevo estudio, publicado en el número de enero de “AIDS”, que ha realizado un seguimiento de más de tres años a un grupo de pacientes infectados con el VIH.
 
La supervivencia a 5 años fue un 5% mayor entre los que iniciaron tratamiento con la combinación de fármacos respecto a los que no.
 
Los autores, de la Harvard School of Public Health (Estados Unidos), recuerdan que la introducción de la terapia combinada para la infección por VIH tuvo lugar en 1996 y mejoró enormemente la función inmunitaria en los individuos infectados por el virus del sida. No obstante, opinan que el impacto de la terapia sobre la supervivencia global seguía sin estar totalmente clara.
 
Para confirmar que las combinaciones de antirretrovirales salvan vidas, los autores examinaron datos de 12 estudios europeos y norteamericanos que incluyeron en total a más de 62.000 pacientes infectados por el VIH, que fueron seguidos una media de 3,3 años. Durante ese tiempo fallecieron 2.039. Tras ajustar los factores que podían influir en las tasas de muerte, observaron que el riesgo de morir fue un 52% menor para aquellos pacientes que iniciaron la terapia combinada respecto a los que no recibieron este tratamiento.
 
En palabras de los autores, “la terapia combinada redujo a la mitad la tasa la mortalidad en individuos seropositivos en países desarrollados, y la reducción absoluta de la mortalidad fue mayor en aquellos que tenían peor pronóstico al inicio del seguimiento”. Por ello, los autores concluyen que sus hallazgos demuestran los beneficios de recibir tratamiento incluso en las fases más avanzadas de la enfermedad.

Levantada la prohibición de entrar en Estados Unidos a extranjeros con el VIH

Barack Obama anunció a finales de octubre el fin de la prohibición y la calificó como “un paso que animará a la gente a hacerse las pruebas y a recibir tratamiento”.

Señal de bienvenida a Estados Unidos en la frontera con Canadá.

Estados Unidos ha levantado una prohibición vigente desde hace 22 años que impedía a los extranjeros con sida o infección por VIH entrar en el país norteamericano, en el marco de las nuevas políticas del presidente Barack Obama para liderar la lucha internacional contra la enfermedad.
 
Los nuevos permisos han entrado en vigor hoy lunes, según informó la cadena británica BBC, que señala que Estados Unidos albergará en 2012 una cumbre internacional sobre el sida. Washington retira de esta forma una iniciativa adoptada a finales de la década de los ochenta, en pleno pánico internacional por la enfermedad, y que le mantenía entre los 12 países que vetaban la entrada a seropositivos.
 
La directora de la organización Equidad Migratoria, Rachel Tiven, explicó a la BBC que el paso dado por la administración norteamericana había sido solicitado durante años. “La Conferencia Mundial sobre Sida de 2012, que debe celebrarse en Estados Unidos, estaba en riesgo por culpa de las restricciones”, advirtió.
 
Obama anunció a finales de octubre el fin de la prohibición y la calificó como “un paso que animará a la gente a hacerse las pruebas y a recibir tratamiento”. “Es un paso que mantendrá unidas a las familias y es un paso que salvará vidas”, subrayó. El presidente indicó que el proceso para revocar la prohibición comenzó durante el gobierno de su predecesor directo en el cargo, George W. Bush.
 
Obama señaló entonces que quienes tomaron la decisión de imponer la restricción hace 22 años se basaron “más en el miedo que en los hechos”.
 
El presidente dio la noticia tras firmar la Ley Ryan White de Ampliación del Tratamiento contra el VIH/sida, que ofrece asistencia a más de medio millón de estadounidenses.
 
Ryan White era un niño de 13 años de Kokomo (en el estado de Indiana) que en 1984 contrajo el sida a través de una transfusión de sangre y que llegó a ser conocido en todo el mundo por su empeño en que se reconociese su derecho a ir al colegio. Murió en 1990, pero su madre, Jeanne, estuvo presente en el acto en que el presidente autorizó el levantamiento de la prohibición.