Otra vez ese exquisito placer llamado Esther Cross | 04 ENE 10

"La señorita Porcel"

Una novela llena de sutilezas y talento para narrar. Un despliegue de inteligencia y ácido humor para contarnos una historia de personajes decadentes y desesperados.

No sé si será posible identificar la conjunción de elementos que despiertan el placer de la lectura. Tal vez sí, tal vez no.  Yo no estoy capacitado para hacerlo. Pero en ocasiones un libro se convierte en una experiencia. Algo que pasa por el cuerpo como una lengua que lame tus zonas más sensibles. Encontrarlo, justifica las miles de páginas leídas en las que esa extraña sensación nunca aparece. Pero cuando llega, la lectura se desata como un acto sublime. Me acaba de ocurrir y se los quería contar.

Otra vez Esther Cross. Como en “Radiana”, como en “Crónica de alados y aprendices”. Ahora es “La señorita Porcel” -6º Premio Internacional de Ensayo y Narrativa de Siglo XXI México- la responsable del milagro.  Una novela que es más que la historia que cuenta. Un texto que ilumina una exquisita sensibilidad por las palabras puesta al servicio de la narración. Yo sé que a la autora le resultaría muy sencillo sucumbir a la desmesura de su habilidad lingüística. Lo que ignoro es cómo hace para evitarlo. Hay un punto exacto donde la inteligencia, los sucesos y el lenguaje se encuentran como los ingredientes de una comida perfecta. Es éste un libro que merece saborearse. Retener en la boca durante algunos instantes el bocado y paladear sus sabores intensos y sus proporciones precisas.

Una mujer encierra a una anciana en la cabina de un cajero automático en llamas con el propósito de asesinarla. Se conocen. Han compartido casi toda su vida en un mundo pequeño y miserable. Ambas saben que se trata de un ambiente hipócrita y de un juego perverso. Una lo acepta y lo representa. La otra lo considera insoportable y está dispuesta a transgredir los límites de la prudencia y de la cordura para desnudarlo. Quiere venganza y le sobran los motivos. No tiene reparos morales, porque tenerlos implicaría aceptar las reglas que deplora. Es un asesinato endogámico. Víctima y victimario pertenecen a la misma tribu de la que son, al mismo tiempo, miembros e impostores. Sus propias mentiras se diluyen en un lugar donde nada es verdad. La agonía de una mujer internada en un sanatorio abre las puertas de un simulacro. La piedad es siempre sospechosa. La obsesión, los miedos y el secreto desfilan como personajes cuyas máscaras son también su verdadera cara. 

En un segundo plano de la historia está el país de las deudas y las personas dispuestas a cobrarlas. Un extravagante grupo lo intenta vestido con frac y galera persiguiendo a una larga lista de morosos cuyos nombres están repletos de guiños al lector. El otro, son hordas de ciudadanos enfurecidos que lo hacen esgrimiendo ollas y sartenes que golpean por las calles de la ciudad. Coinciden durante algunos días en un reclamo común que los saca de la abulia de sus vidas de hogar.  Se reúnen en manifestaciones ilusorias que ocultan sus insalvables diferencias mediante la farsa de una igualdad que nunca tuvieron. Todos quieren cobrar. Pero la señorita Porcel paga con la moneda de su propia y mentirosa vida.

Como en su libro anterior, Radiana, aquí se habla de una mujer con una inteligencia mortífera. También en esta historia el personaje pone sobre las cosas su mirada oblicua, por fuera del estándar del mundo al que pertenece. Una síntesis de humor cínico y actitudes freak que le resultarían imposibles a lo tontos y a los bienpensantes.  Los personajes de Cross se diferencian de la mayoría de los que la literatura argentina contemporánea propone. Saben que viven en un mundo infame pero eso no les enciende el lamento o la melancolía. Superan, con la fuerza de su implacable lucidez, el insufrible tópico de la crítica pedagógica y moralista. Bordean la frontera del humor y del absurdo. Ese registro también está presente en el uso tan personal que hace del lenguaje.  Hay una perfecta sincronía entre lo narrado y el modo en que se narra. La voz y lo dicho encuentran esa rara armonía sinfónica tan difícil de alcanzar para un escritor. Busque mientras lea la simetría entre la adjetivación del texto y la mirada excéntrica de la narradora – personaje. Como en toda buena novela,  no alcanza con que nada falte, lo curioso, lo que señala a un gran escritor, es más bien que nada sobre. Le propongo que lea, pero que también escuche los sonidos de este libro tan infrecuente. Cross es una autora que amenaza con la sencillez y la humildad de un contador de historias para introducirnos en su fantástico universo, donde la inteligencia nunca es arrogancia y el estilo jamás es ostentación. ¿Usted necesitaba algo más para aceptar la invitación?

 

Comentarios

Para ver los comentarios de sus colegas o para expresar su opinión debe ingresar con su cuenta de IntraMed.

CONTENIDOS RELACIONADOS
AAIP RNBD
Términos y condiciones de uso | Política de privacidad | Todos los derechos reservados | Copyright 1997-2024