Seis meses con gripe A | 21 OCT 09

México: el virus que llegó para quedarse

Los mexicanos recuerdan el inicio de la pandemia como la peor semana de sus vidas. El país fue el primero que tuvo que enfrentarse a un virus desconocido.

Una pareja con mascarillas se besa en México. (Foto: Efe) JACOBO G. GARCÍA

México.- Todo empezó aquí, en México. O, al menos, aquí es donde estalló todo, donde se vieron las primeras mascarillas, donde aparecieron los primeros muertos, donde primero se vaciaron las calles y se llenaron los hospitales y donde primero se instaló el pánico.

Y, como cualquier fenómeno que convulsiona un país, un continente y hasta el planeta entero, también tiene una fecha. El 23 de abril es una día que los mexicanos recuerdan de memoria, cuando el Ministro de salud de México José Ángel Córdova, tras una reunión con el presidente Felipe Calderón, interrumpía la programación y aparecía en radio y televisión para anunciar la aparición de un extraño virus en el país. Un virus que se propagaba sin control, llegado del exterior y del que se desconocía todo; composición, origen, y remedio.

Aquella sorpresiva intervención al filo de la media noche dio paso a una de las peores semanas que recuerda este país en su historia moderna. Rápidamente se pasó de "brote" a epidemia y más tarde a pandemia. Pronto los medios mexicanos comenzaron a compararlo con la llamada "gripe española", que dejó más de 50 millones de muertos entre 1918 y 1919.

Sanidad alertó entonces de que la cepa H1N1 podía causar la muerte afectando las vías respiratorias y que el mecanismo más fácil para la propagación era a través del estornudo. Porque aquel virus mortal que había llegado para quedarse podía aguantar sobre cualquier objeto en estado latente durante varias horas. Un enemigo 600 veces más pequeño que una célula.

Y, de repente, el metro se vació y se cerraron los colegios, las universidades, las oficinas, los museos, los restaurantes, los cines y hasta la jornada de fútbol se disputó a puerta cerrada. Paralelamente en la calle florecían remedios de todo tipo y hasta las autoridades tuvieron que hacer un llamado a la población para evitar la compra y consumo de medicamentos "piratas" o apócrifos para atender enfermedades respiratorias.

El metro se vació y se cerraron los colegios, las universidades, las oficinas, los museos, los restaurantes y los cines

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Incluso cuando los sacerdotes pedían darse "fraternalmente la paz" los fieles preferían saludarse en la distancia o hacer una ligera inclinación con la cabeza. Las autoridades habían recomendado no saludarse "ni de mano ni de beso" así que la gente levantaba ligeramente la muñeca en señal de bienvenida y evitaba estornudar en público para no convertirse en sospechoso.

Aunque algunos se pintaron una curva hacia arriba sobre la el fieltro, todas las sonrisas de la capital mexicana desaparecieron bajo las mascarillas. La ciudad que tiene un beso como logotipo promocional de cara al turista, la misma que ostenta el récord guiness de parejas besándose al mismo tiempo se quedó repentinamente sin bocas bajo la tela azul. Pero lo peor eran las caras de miedo.

 

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