Fármacos amnésicos | 27 ABR 09

¿Te gustaría borrar los malos recuerdos?

Utilizar fármacos 'amnésicos' para eliminar los recuerdos parece posible por primera vez

Una molécula ha demostrado en ratones que es capaz de hacerles olvidar todo: desde experiencias placenteras hasta las desagradables.

JAVIER SAMPEDRO

Tal vez no se pueda cambiar el pasado, pero ¿por qué no negarlo? Todo el mundo lo ha intentado. Los emperadores chinos destruyendo la arquitectura de la anterior dinastía, Newton tachando todas las referencias a Hooke de sus propios libros, los ganadores escribiendo los libros de historia. Utilizar fármacos amnésicos para borrar los recuerdos traumáticos no es una idea nueva, pero nunca hasta ahora hubo una molécula como ZIP.
ZIP es un inhibidor de una enzima (catalizador biológico) cerebral llamada PKM zeta. En las pruebas con ratones, una sola dosis de ZIP se ha mostrado capaz de eliminar por completo el recuerdo concreto que el animal haya reactivado en ese momento. Puede tratarse de una habilidad motora placentera, una asociación emocional desagradable o un conocimiento espacial sin mayores implicaciones emocionales. El ZIP se la borra.

Los últimos trabajos se acaban de publicar (Science 323: 1492 (2009); Learn Mem 29:122 (2009); Phil. Trans. R. Soc. B 364, 1255 (2009)), aunque arrancan de una larga colaboración entre los investigadores de la memoria Todd Sacktor, de la State University de Nueva York, en Brooklyn, y Yadin Dudai, del Instituto Weizmann de Rehovot, Israel. Los científicos creen que el mecanismo es idéntico en el ser humano.

¿Qué borraría usted de su memoria? Tal vez un hecho repulsivo y traumático, como una violación; quizá una asociación inconveniente, como una adicción. Pero entonces, ¿por qué no cortar por lo sano y borrar todo recuerdo desagradable? Los castigos que sufrió de pequeño. Los golpes, los reveses, las decepciones. Los delitos, si es usted un delincuente, y las condenas subsiguientes. O tal vez sería mejor usar el ZIP para borrar los recuerdos de los demás, los del censor irritante y el testigo inoportuno.

"Las memorias maduran con el tiempo como los órganos", afirma Yadin Dudai. Ese proceso se llama consolidación de la traza, y hasta hace poco se ha visto como un fenómeno irreversible. Una vez consolidados, los recuerdos se consideraban estables y muy resistentes a los ataques de todo tipo.

Pero el dogma ha caído en los últimos años bajo el peso de la evidencia. "El punto mayoritario en el campo ahora mismo", dice Dudai, "es que los recuerdos archivados se hacen vulnerables a una variedad de agentes amnésicos al menos en dos momentos muy definidos: inmediatamente después de codificarlos en la memoria a largo plazo, e inmediatamente después de descodificarlos para recuperarlos de ella". Si te atacan en un archivo, seguro que es a la entrada o a la salida.

ZIP es un agente altamente específico. Ataca sólo a la memoria llamada "declarativa", por oposición a "implícita". La memoria declarativa archiva hechos, datos que se pueden referir con una oración declarativa. Es lo que solemos entender por memoria en el lenguaje común. La memoria implícita, por el contrario, se refiere a procedimientos, habilidades, ritmos, emociones, y es por completo inmune al efecto borrador de ZIP.

The New York Times reseñó hace unos días el trabajo de los científicos de Brooklyn, y el experimento recibió algunas críticas curiosas. Los argumentos en contra aducen, por ejemplo, que las causas justas suelen basarse en el sufrimiento común de las personas que las abrazan; si la gente se hace borrar esas memorias del dolor, se acabó la causa. Otros prevén que el borrado se utilizará para la corrupción, el lucro y la manipulación sexual. ¿Sería esto posible?

Una mujer que vio a su hija morir de una enfermedad lenta y penosa se pregunta: "¿Fue traumático? Por supuesto que sí. Me haría borrar esa memoria de mi cerebro? No, por nada del mundo". La mayoría de la gente evitaría el dolor en el presente, pero no necesariamente lo eliminaría de su pasado.

Las experiencias dolorosas son una parte esencial de la formación y la biografía de un individuo. ¿Es una vida la misma tras eliminar su recuerdo? Sin ir más lejos, ¿cómo recordaríamos las experiencias agradables sin disponer de esa referencia? Y otra cosa: al borrar la cara de tu estafador, le das permiso para volver a estafarte. Sobre todo si él también ha tomado ZIP.

Pero el borrado de memorias es algo mucho más habitual de lo que parece. El psiquiatra austriaco Eugen Bleuler en las primeras décadas del siglo, se basó tanto en sus pacientes amnésicos como en los experimentos de la época con animales de laboratorio, para proponer que la gravedad de la pérdida de memoria no dependía del lugar del daño cerebral, sino del tamaño global del daño. Es lo que después se llamó, algo pomposamente, "ley de masas" de la neurología: que la memoria no está localizada en ningún lugar concreto, sino distribuida por amplias zonas del córtex y otras regiones cerebrales.

En un tipo común de amnesia -la retrógada-, el paciente olvida los hechos anteriores al daño cerebral, es decir, unos datos que fueron archivados cuando el cerebro funcionaba bien. La causa de la amnesia, por tanto, no tiene relación alguna con el sistema de almacenado (o codificación) en la memoria, sino con el de recuperación. El mismo al que atacaría ZIP, sólo que estropeado en general, y no para un solo recuerdo.

En realidad, tanto en éste como otros tipos de amnesia se interpretan actualmente como una aceleración del mecanismo natural del olvido. Y el mecanismo natural del olvido ocurre en el mismo punto crítico donde actúa ZIP: en el momento de la descodificación, a la salida del archivo.

Todos hemos experimentado conscientemente esos momentos de descodificación: son cuando tenemos algo "en la punta de la lengua". Son momentos de zozobra. Tenemos la garantía de que nuestro cerebro puede archivar ciertas informaciones durante décadas. Pero no tenemos ninguna de poder retirarla del archivo en el instante preciso.

Que la carpeta se digne o no a salir del archivo depende mucho del contexto, incluido el entorno físico. "¿Pero será posible que no me acuerde del nombre de este tío?" es una situación que suele darse fuera de contexto: dos vecinos que se encuentran en un museo, por ejemplo. Faltan pistas sensoriales, que son las que distinguen un recuerdo concreto de sus miles de competidores, todos hechos de elementos muy parecidos. Esas pistas son las "marcas de recuperación" del recuerdo.

 

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