Ludopatía | 06 MAR 09

Niños impulsivos, predispuestos al juego adictivo en la adolescencia

Enseñar a los niños a controlar sus impulsos reduce las conductas ludópatas.

PATRICIA MATEY

A algunos niños y niñas ''se les ve venir'' desde que pisan la guardería. Aunque no se trata de sembrar la alerta entre los padres, los datos de un nuevo trabajo ponen de relieve que los pequeños que se muestran más impulsivos en la escuela infantil pueden desarrollar comportamientos de riesgo en relación con el juego cuando entran en la adolescencia.

Esta asociación, según explica a elmundo.es Jerónimo Saiz, jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital Ramón y Cajal de Madrid y presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría es "claramente lógica si valoramos que las conductas compulsivas se asocian a la pérdida de control de los impulsos, un hecho que está relacionado directamente con el juego patológico".

Los mismos argumentos manejan los autores del trabajo que apuntan a que "el estudio fue designado para establecer la relación entre este tipo de carácter observado por los profesores de las guarderías en sus alumnos y los comportamientos de juego compulsivo declarados por los mismos estudiantes seis años después". El estudio ha sido publicado en el último número de la revista ''Archives of Pediatric and Adolescent of Medicine''.

Elaborado por Linda Pagani, de la Escuela de Psicoeducación del Centro de Investigación en el Hospital Sainte-Justine (Universidad de Montreal, Canadá) y su equipo, el trabajo se ha realizado con menores de cuatro y cinco años, inscritos en la escuela infantil en 1999. Todos formaron parte de una muestra de la investigación conocida como ''Estudio Longitudinal Preescolar de Montreal''.

Al inicio del trabajo, los profesores de los menores puntuaron en una escala de uno a nueve a sus alumnos, en función de su impulsividad, falta de atención, hiperactividad en clase o en los recreos. La calificación más alta correspondía a los mayores grados de impulsividad. Seis años después, cuando los chavales tenía una media de 11,5 años, los investigadores les llamaron por teléfono para indagar la frecuencia con la que jugaban a las cartas, al bingo o comproban lotería.

Cartas, bingo y lotería

Para poder hacer la evaluación del riesgo de estos menores, los autores tuvieron en cuenta ciertas variables de conducta que pueden influir en la predisposición a la adicción al juego, como que éste se produzca en el seno familiar o que el pequeño tuviera problemas emocionales en la época prescolar (ansiedad, estrés o depresión).

 

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