"Pediatrics" | 04 MAR 09

Los niños de la ciudad encuentran más fácil respirar en otros lados

Estudio halla que los síntomas leves de asma se reducen luego de apenas una semana.

Por Serena Gordon

Luego de estar alejados durante una semana de la contaminación del aire urbano, los niños que tienen asma leve persistente comienzan a mostrar cambios dramáticos en su salud respiratoria.

Un estudio en la edición de marzo de Pediatrics informa que apenas siete días después de que un grupo de niños en edad escolar abandonará la ciudad y se fuera a un área rural, la inflamación de las vías aéreas se redujo y la función pulmonar aumentó.

"Me sorprendieron bastante los hallazgos", señaló el Dr. Giovanni Piedimonte, autor principal del estudio, profesor y presidente del departamento de pediatría de la facultad de medicina de Virginia occidental. "Pensamos que veríamos una diferencia, pero no pensé que llegáramos a tener cambios tan estadísticamente significativos. Lo que particularmente me sorprendió fue que la mayor parte del cambio estadísticamente significativo se vio en la función pulmonar. Prácticamente todos los niños de alguna manera mejoraron su función pulmonar".

Estudios anteriores habían hallado que la exposición a la materia particulada de la contaminación del aire incrementa el uso de medicamentos para el asma y conduce a más hospitalizaciones por asma, según la información de respaldo del estudio actual. Otros contaminantes también se han relacionado con la predisposición a las infecciones respiratorias, a la respiración sibilante y a una reacción más intensa a los alérgenos inhalados.

Lo que no se había estudiado, según los autores, era si la respuesta negativa a la contaminación del aire era reversible.

Para intentar responder esta pregunta, los investigadores tomaron a 37 niños que vivían en un área urbana de Italia y los llevaron a un hotel rural para una semana de campamento. Los niños tenían alergias y asma leve persistentes, aunque ninguno estaba recibiendo tratamiento en el momento del estudio.

Se monitorizaron la contaminación del aire, los conteos de polen y las condiciones meteorológicas en ambos lugares. Los niños se sometieron también a pruebas en ambos lugares. Las pruebas de los niños incluían medidas de reacciones alérgicas mediante el uso de eosinófilos nasales, es decir, glóbulos blancos relacionados con las alergias, y función pulmonar.

 

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