El misterio del efecto placebo | 28 FEB 09

La autosugestión, a veces, puede curar más que la medicina

Determinan en qué afecciones brinda alivio.

Patricia Luna, Diario El País

Quizá le resulte familiar la escena. Siente un terrible dolor de cabeza, se toma un analgésico y, apenas un par de minutos después, el dolor parece haberse esfumado. El alivio no puede ser atribuido al fármaco porque no ha tenido tiempo de llegar a la sangre y producir efecto.

Lo ocurrido hay que atribuirlo al famoso efecto placebo, por el cual una sustancia inerte parece tener propiedades curativas al administrarla como medicina. Pero, ¿es realmente este efecto tan simple como la pura autosugestión? ¿Por qué algo que no tiene principio activo puede tener efecto?

Nuevas investigaciones parecen desmentir cualquier simplificación y se encaminan a demostrar cómo una mejor comprensión de la neurobiología y la psicología del efecto placebo podría tener profundas implicancias en la práctica clínica.

Las estudios aportan evidencias que no siempre concuerdan con la idea que se tenía del efecto placebo.

1. Diferentes tipos y mecanismos de acción. El placebo prototípico es la pastilla de azúcar sin principio activo, que se utiliza en los ensayos clínicos para comparar la eficacia del fármaco que se quiere probar. Pero hay otros placebos: "Cuando alguien va al médico y después de hablar con él se siente mejor, o cuando recibe un diagnóstico negativo que está equivocado, pero el individuo comienza a sentirse peor. Ambas situaciones podrían considerarse efectos positivos o negativos del placebo", afirma Paul Enck, profesor de Medicina Psicosomática y Psicoterapia de la Universidad de Tubinga, Alemania.

Parece claro que hay muchos tipos de placebo. Así lo confirma Fabrizio Benedetti, de la Universidad de Turín: "No hay un solo efecto placebo, sino muchos, que funcionan con diferentes mecanismos y en distintas condiciones médicas. En determinados casos, la anticipación de los beneficios clínicos y las expectativas conscientes son lo importante; en otros, tienen un papel fundamental los condicionamientos clásicos inconscientes. A veces intervienen procesos relacionados con la reducción de la ansiedad o mecanismos mentales vinculados a la recompensa, mientras que en otras ocasiones la genética puede ser la clave".

2. No actúa por igual en todas las enfermedades. El efecto placebo parece estar especialmente relacionado con enfermedades asociadas a los circuitos cerebrales del dolor y la analgesia, enfermedades mentales, patologías del sistema endocrino y del sistema inmunológico, como la artritis y las alergias, además de procesos inflamatorios.

"Si se trata de dolor, encontramos a muchos pacientes que responden al placebo; pero si se trata de un cáncer, el efecto placebo es prácticamente nulo. A medio camino hay condiciones como las inflamaciones del intestino, en las que el 40% de las personas a las que se les suministra placebo declaran sentir alguna mejoría", explicar el profesor Enck.

Pensamos en el placebo como un efecto puramente psicológico, pero las investigaciones muestran que, en realidad, el placebo utiliza los mismos canales neurológicos que los fármacos a los que imita y que realmente desata una serie de efectos bioquímicos que son no sólo demostrables, sino que se pueden medir.

3. Liberación de endorfinas y otras sustancias en el cerebro. En 2004, el profesor Benedetti demostró que el placebo desataba la liberación de dopamina en enfermos con Parkinson. Los pacientes del estudio respondían igual a una solución salina que al fármaco con el que eran tratados contra la enfermedad.

"Se ha podido demostrar que tanto la droga como el placebo evocan actividades similares en el cerebro, implican las mismas estructuras y desencadenan la liberación de los mismos neurotransmisores. Esto nos da los primeros sustratos neurobiológicos de la mejoría que experimentan los pacientes. En este caso, la explicación de que la persona sienta menor dolor después de tomar el placebo es que su cerebro está produciendo endorfinas y tiene realmente menor percepción del dolor", explica Gustavo Pacheco López, profesor del Instituto de Ciencias del Comportamiento del Instituto Federal Suizo de Tecnología, de Zurich.

4. Las expectativas como mediadoras del efecto. Si no somos conscientes de que estamos tomando un fármaco, éste no tiene el mismo efecto. La gran paradoja del efecto placebo es que aun cuando tomamos un medicamento que realmente funciona, necesitamos ser conscientes de que lo estamos tomando para que sea realmente efectivo. "Benedetti ha demostrado que a través de las expectativas conscientes se pueden modular los efectos analgésicos. Se ha visto que, en personas con demencia, la misma dosis tiene menores efectos analgésicos", añade Pacheco López.

 

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