Vida de pareja / Menos responsabilidad y más libertad | 01 FEB 09

"Nido vacío", un síndrome malinterpretado

Recientes estudios muestran que el momento en que los hijos se independizan inaugura una etapa de felicidad marital.

Lara Tarker-Pope, The New York Times

Después de todo, el nido vacío puede no ser un sitio tan infeliz.

Desde los años setenta, los expertos en relaciones humanas han popularizado la noción de "síndrome del nido vacío", un momento de depresión y sentimiento de pérdida que afecta a los padres, especialmente a las madres, cuando sus hijos se van del hogar. Decenas de libros y sitios web han sido creados para ayudar a los padres a enfrentar la transición. Simon & Schuster han introducido incluso una "sopa de pollo para el alma", dedicado a los que quedaron con su nido vacío.

Pero una creciente investigación sugiere que el fenómeno ha sido malinterpretado. Si bien la mayoría de los padres extrañan claramente a los hijos que se han ido a la universidad, a trabajar o se han casado, también disfrutan de una mayor libertad y de una responsabilidad más relajada.

Y a pesar de la preocupación habitual de que las parejas de larga data se encuentren con que no tienen nada en común, la nueva investigación, publicada en noviembre en la revista Psychological Science , muestra que la satisfacción conyugal, en realidad, mejora cuando los hijos, finalmente, deciden irse.

"No es que sus vidas fueran desgraciadas", afirmó Sara Melissa Gorchoff, especialista en relaciones adultas de la Universidad de California, Estados Unidos. "Los padres eran felices con sus hijos. Es sólo que sus matrimonios mejoraron cuando sus hijos se fueron del hogar."

Si bien eso puede no ser sorprendente para muchos padres, comprender por qué los que se quedan solos tienen mejores relaciones puede ofrecer importantes lecciones sobre la felicidad marital a los padres que aún tienen varios años por delante para tener la casa libre de hijos.
Descubrimiento incómodo

Uno de los descubrimientos más incómodos del estudio científico es el efecto negativo que los hijos pueden tener en las relaciones que previamente eran felices. A pesar de la noción popular que los hijos unen a los padres, varios estudios han demostrado que la satisfacción conyugal y la felicidad habitualmente decaen con la llegada del primer bebe.

En junio, la revista The Journal of Advanced Nursing publicó un estudio de la Universidad de Nebraska, que evaluó la felicidad marital en 185 hombres y mujeres. El resultado declinaba al comenzar el embarazo y seguía bajo hasta que los hijos llegaban a los 5-24 meses. Otros estudios muestran que las parejas con dos hijos tienen puntajes más bajos que las que tienen un solo hijo.

Si bien tener un hijo hace felices a los padres, sin lugar a dudas, las limitaciones económicas y de tiempo pueden agregar estrés a la relación. Después del nacimiento de un hijo, las parejas tienen alrededor de un tercio de tiempo menos para estar juntos que el que gozaban cuando no tenían niños, según los investigadores del estado de Ohio.

La llegada de los hijos también representa una carga desproporcionada en las obligaciones de las mujeres, fuente habitual de conflicto marital.

 

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