Dice la autora:
- La muerte es a menudo impredecible, arbitraria e injusta, pero cada vez más se la considera un simple fracaso de la medicina y de los médicos
- Queremos creer que si nos comportamos bien –si comemos los alimentos adecuados y con moderación, si hacemos ejercicio, etcétera- se nos recompensará con una vida larga y saludable. No necesariamente es así.
- En los Estados Unidos hoy es casi imposible morir con dignidad –a menos que se trate de una persona pobre.
- Los pacientes de los países pobres manifiestan el deseo de morir para verse libres del dolor; los pacientes de los países ricos quieren morir por temor a los efectos colaterales del tratamiento médico.
- En la sociedad contemporánea la soberbia y la ambición de la ciencia biomédica son las principales responsables de la negación peligrosa y nociva de la muerte.
- La sociedad contemporánea parece haber perdido todo sentido del valor de la muerte, del vínculo indisoluble de la muerte con la vida.
- No es casual que la negación contemporánea de la muerte esté acompañada de una valoración de la extensión de la vida en detrimento de su intensidad.
- Si apartamos la vista de la muerte, también socavamos el placer de la vida.
- Cuanta menos conciencia tenemos de la muerte, menos vivimos.
- Una vida plena hace más fácil la muerte.
- Morir nos da la oportunidad de completar la vida, es parte de la vida, no de la muerte: hay que vivir la muerte
- Una muerte “médica” pasa a ser algo tan trunco como una muerte violenta.
- La medicina no aprendió a detenerse.
- Morir es un logro universal, y es posible encontrar un verdadero consuelo cuando se piensa en los que ya están del otro lado de la frontera: los muertos ayudan a los vivos a morir.
- Las actuales aspiraciones políticas de la medicina priorizan la destreza técnica y se aferran al modelo del cuerpo como máquina.
- Cuando se diagnostica una enfermedad grave, la lucha contra ella invariablemente se convierte en el centro de atención del médico, pero cuando ya no hay esperanzas de una mejora y la muerte es inevitable, es esencial que ese centro de atención se desplace una vez más y regrese al individuo que sufre.
- Cuando la enfermedad está ganando, es crucial volver a ver a la persona, volver a escuchar y redescubrir su historia individual, sus logros, sus esperanzas y temores, algo que trascienda la enfermedad y la deje atrás.
- El tiempo de la enfermedad es determinista e inexorable, pero el tiempo de la persona sigue siendo suyo.
La autora
Nació en Inglaterra, donde estudió medicina. Desde 1975 fue médico generalista en la región de Camden, uno de los suburbios más pobres de Londres. Entre 1998 y 2004 fue presidente del Comité de Ética Médica del Real Colegio de Médicos Generales, que integraba desde 1989. Actualmente, preside el Comité de Ética del British Medical Journal.
Entre 1997 y 1999 fue miembro de la Real Comisión para el Cuidado de la Ancianidad, y desde 2004 forma parte de la Comisión de Genética Humana. Entre 1973 y 2003 dirigió el Grupo sobre Desigualdades en Salud.
John Berger
Nació en Londres en 1926. Crítico, dramaturgo, guionista, novelista, ensayista y cuentista, está considerado uno de los más importantes escritores del último medio siglo. Exploró las relaciones entre individuo y sociedad, cultura y política y experiencia y expresión. En 1967, en colaboración con el fotógrafo Jean Mohr publicó el extraordinario libro "Un hombre afortunado".
Referencias bibliográficas:
"Ayudar a morir", Con un prefacio y doce tesis de John Berger, Katz editores
Serie difusión, 126 páginas, 11 x 17 cm
Matters of life and death. Key writings. traducción: Joaquín Ibarburu
ISBN 9789871283842, rústica - Argentina. Fecha de aparición: octubre de 2008
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