Avances y cuentas pendientes a cinco años de la ley | 18 DIC 08

Las deudas en salud reproductiva

La aplicación es muy pobre en algunas provincias, donde el Estado no reparte anticonceptivos. El diálogo de los médicos con los pacientes sobre los métodos es muy limitado. En cinco años se repartieron más preservativos, pero muy pocos dispositivos intrauterinos.

Por Pedro Lipcovich

“Cuando se trata de adolescentes, la mayor parte de los profesionales se niega a aplicar la Ley de Salud Sexual y Reproductiva”, dice una experta.A cinco años de su promulgación, la Ley Nacional de Salud Reproductiva ha dado frutos como el acceso a la anticoncepción de emergencia en mujeres violadas, la disponibilidad de preservativos (pese a los faltantes registrados este último año) y de anticonceptivos orales. Pero su aplicación es muy limitada en provincias como San Juan, Mendoza o las del norte del país, donde llegan a pasar cosas como que los médicos entierren los preservativos para que nadie pueda usarlos. En todo el país, es muy limitado el diálogo de los médicos con los consultantes para que éstos sean los que determinen qué método prefieren. Y falta, nada menos, la integración de los programas de salud sexual con la prevención del VIH/sida.

“En 2003, luego de la sanción de la Ley Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable, el Consorcio Nacional de Derechos Reproductivos y Sexuales (Conders) había efectuado una encuesta sobre el tema entre unos 250 ‘informantes clave’: representantes de organizaciones de la sociedad civil, médicos y otros agentes de salud. En 2008 repetimos la encuesta para evaluar los cambios producidos en estos cinco años”, explicó Mabel Bianco, titular de la Fundación para Estudios e Investigación de la Mujer, que forma parte del Conders.

En 2008, el 67,7 de los encuestados advierte que el Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable –creado por esa ley– funciona “en todos los niveles” de la atención; en 2003, sólo el 39,5 por ciento decía lo mismo; era más frecuente que funcionara sólo en grandes hospitales, sin llegar a los centros de atención primaria. “Este es uno de los aspectos más favorables de esta evaluación”, comentó Bianco.

No es auspicioso el juicio de los informantes sobre la calidad del asesoramiento en métodos anticonceptivos ofrecido por los profesionales de la salud: sólo el 15,2 por ciento la considera “muy buena”, el 36,3 por ciento la juzga “buena”, el 28,17 por ciento la califica como “regular” y el 9,4 por ciento como “mala”. En 2003 los números no eran tan distintos: el 10,8 contestaba “muy buena”, para el 32,9 por ciento era “buena”, para el 27,9 por ciento “regular” y para el 12,8 por ciento “mala”. Bianco señaló que “según establece el Programa Nacional, no se trata de ‘prescribir’ un método, ‘Tome estas pastilla, m’hijita’, sino de informar a la persona o a la pareja consultante, asesorándolos de modo que puedan tomar su decisión”.

La encuesta también examina la evolución del acceso a métodos anticonceptivos. En cuanto a los orales, el 44,8 por ciento consideró “buena” la provisión; sólo el 31,8 lo consideraba así en 2003. “En el caso de los anticonceptivos orales, el avance es evidente –comentó Bianco–, no así en los anticonceptivos inyectables, cuya provisión desde la Nación falló bastante.”

 

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