PNIE 12 | 17 FEB 09

Diferencias de genero

¿Cuál es la diferencia entre "sexo" y "género"? ¿De qué modo la biología contribuye a hacernos hombres o mujeres?
Fuente: Curso Psiconeuro-Inmuno-Endocrinología 

Diferencias de genero

Creo necesario aclarar antes de comenzar a comentar sobre  la diferenciación entre los géneros en la normalidad y en la patología, hacer una aclaración sobre la distinción entre sexo y género. Estos dos conceptos están muchas veces intercambiados, indiferenciados e incluso usados en forma sinonímica, aunque no sea del todo correcto

El sexo por una parte, involucra una diferencia biológica. 

El género por otra, involucra una diferencia cultural.

Así, el diccionario de la Real Academia Española divide los sexos en dos: varón y mujer ó macho y hembra. Las escuelas sociales, en cambio se refieren al género como el conjunto de valores, creencias, estereotipos  y roles atribuidos a los seres sexuados. En  lingüística  se aprecian tres géneros: masculino, femenino y neutro. El término género proveniente del campo de la literatura se aplicó a partir de los años sesenta a la psicología y a la antropología.

El sexo serían los aspectos biológicos, es decir "lo dado", y el género los factores culturales, es decir "lo construido".

Ambos términos se confunden frecuentemente ya que se coincide que al analizar el sexo en sus múltiples vertientes se constata su enraizamiento en lo biológico, aunque enmarcando su desarrollo lo social"

El sexo, la identidad sexual, está determinada biológicamente de forma muy clara (como escribiremos más abajo). Las anomalías en la determinación biológica del sexo, también llamada diferenciación sexual, suelen ocurrir en etapa muy precoz del desarrollo embrionario y dan lugar a patologías llamadas genéricamente "intersexos". Respecto al sexo psicológico, es decir la conciencia ó percepción de pertenecer a un determinado sexo, ocurre a los 2,5-3 años y suele coincidir con el sexo anatómico.

En cuanto a la orientación sexual, se entiende como tal la preferencia sexual que se establece en la adolescencia coincidiendo con la época en que se completa el desarrollo cerebral: preferencia heterosexual (98%) u homosexual (2%).

Aspectos neurobiologicos y antropologicos de la diferenciacion sexual

Las diferencias morfológicas y funcionales que existen entre hombres y mujeres se inician con el establecimiento del género cromosómico, durante la fertilización, seguido por la diferenciación gonadal  y, finalmente, la manifestación durante la pubertad del fenotipo masculino o femenino definitivo. Este es un proceso complejo que resulta de la interacción entre el genoma y el ambiente y se lleva a cabo durante el desarrollo de cada individuo y culmina con la expresión del fenotipo, conducta incluida.

Un oocito fecundado por un par de cromosomas X determinan el sexo femenino. En la formación del blastocisto uno de los dos cromosomas X es inactivado de manera global en todas las células somáticas, por acción del gen XIST/Xist. Esta inactivación, posiblemente, permita igualar la cantidad de material genético funcional presente en ambos géneros.

La combinación cromosómica del par sexual XX o XY dirige el desarrollo a ovarios o testículos respectivamente. En humanos durante los dos primeros meses de gestación ambos géneros se desarrollan idénticamente. En el varón el gen SRY, ubicado en la porción corta del cromosoma Y, es el responsable de la diferenciación testicular mediante una proteína denominada Factor Determinante Testicular (TDF). Posteriormente ocurre el desarrollo de los caracteres sexuales secundarios influenciados por los andrógenos. Por otra parte, en el género femenino, la ausencia del TDF determina la formación de los ovarios y la expresión ulterior de su fenotipo.

Es decir, que en los últimos años se ha identificado el gen llamado SRY en la región 1 del brazo corto del cromosoma Y, que tiene información para la síntesis de un factor determinante del testículo, el TDF. Este factor hace que en la séptima semana de gestación se inicie el proceso de masculinización del embrión humano activando en cascada los genes que causan la transformación de las gónadas embrionarias indiferenciadas en testículos fetales. Una vez que éstos se han formado, comienzan a segregar la hormona testosterona, que dirige el desarrollo del tracto urogenital y los genitales masculinos al transformar las estructuras embrionarias conocidas como conductos de Wolff y las prominencias labioescrotales.

Además, las células de Sertoli de ese testículo embrionario producen la hormona antimulleriana, que destruye las estructuras embrionarias denominadas conductos de Müller a partir de los cuales se generarían órganos femeninos, tales como el útero, la vagina y las trompas de Falopio, si del cromosoma Y no emanaran las instrucciones de retroceso.

Durante bastante tiempo se pensó que el desarrollo femenino no estaba determinado genéticamente, es decir Eva seria solo el NO Adán,  Se creía que la diferenciación del cigoto hacia el tipo femenino era la forma espontánea, mientras que el desarrollo masculino vendría a ser como una corrección de éste, debida a las instrucciones escritas en los genes del cromosoma Y, sin embargo, datos recientes han permitido saber que la diferenciación femenina no es una diferenciación por defecto, sino que existe una vía embriogenética para el desarrollo del ovario, paralela a la vía comentada para el desarrollo de los testículos. En 1994 se ha descrito la existencia de una región del cromosoma X ODF, que favorece el desarrollo del ovario e inhibe el desarrollo del testículo. Esta zona contendría los genes de la feminidad, designado como Od o DSS. Una vez formado el ovario en el embrión femenino, éste comienza a sintetizar y segregar estrógenos que dirigen la diferenciación del conducto de Müller y de las prominencias labioescrotales hacia los órganos sexuales femeninos.

Existen por tanto dos vías perfectamente diferenciadas en el desarrollo sexual normal del embrión masculino o femenino. En el Sistema Nervioso Central (SNC) las secreciones hormonales propias de cada sexo en etapas tempranas del desarrollo embrionario son en gran parte la causa de las diferencias que lo afectan, pudiéndolas situar en tres niveles: diferencias ultraestructurales celulares o sinápticas, diferencias en la organización sináptica o dendrítica, y diferencias en el volumen de grupos definidos de células.

Se han descripto núcleos con dimorfismo sexual en el hipotálamo humano.

Los trabajos de Le Vay son los más conocidos y en ellos muestra que existe un conjunto celular NIH3 (tercer núcleo intersticial del hipotálamo) que triplica en los varones el tamaño que presenta en las mujeres; y en los homosexuales, el NIH3 era del mismo tamaño que en las mujeres.

La región preóptica del hipotálamo (SDNPOA) es la estructura cerebral que muestra un dimorfismo genérico más notorio, siendo el tamaño y la cantidad de células en hombres el doble que en mujeres de la misma edad.

A nivel hipotalámico también se encontraron diferencias. El volumen del componente posteromedial del núcleo del lecho de la estría terminalis (BNST-dspm), es dos veces y media mayor en hombres, y el subnúcleo del supraquiasmático, que contiene vasopresina, es más esférico en hombres y más largo en mujeres.

Las mujeres tienen más fibras en cuerpo calloso y en la comisura anterior (33%).

Esto les permite mayor nivel de asociación para utilizar ambos hemisferios al mismo tiempo. Es decir, irónicamente, "pueden mascar chicle mientras cruzan la calle".

El hombre, en cambio, necesita "bajar el volumen del televisor para poder atender el teléfono". Es llamativo que los homosexuales masculinos presentan también mayor comunicación interhemisférica, que el resto de sus congéneres. Tal vez, este hecho se deba a la suplementación estrogénica que se realizan durante toda la vida

A las diferencias a nivel ultraestructural, sinaptogénico y morfológico se les debe adicionar como se mencionará, la influencia del medio ambiente determinando aspectos psicológicos y de comportamiento diferenciales.

Las principales diferencias cognoscitivas entre hombres y mujeres, al parecer, se manifiestan más en patrones de actividad muy específicos, no demostrándose diferencias significativas en lo que a coeficiente intelectual  (CI) se refiere.

Los hombres, en promedio, realizan mejor algunas tareas de tipo espacial como pruebas que requieren imaginar la rotación de un objeto o manipularlo de otra manera. También superan a las mujeres en pruebas de razonamiento matemático y en realizar recorridos siguiendo una ruta determinada.

Por su parte, las mujeres tienen mayor velocidad perceptual y mayor fluidez verbal. Se desempeñan mejor en tareas de cálculo matemático, recuerdan mejor los detalles de una ruta determinada y son más veloces en la realización de algunos trabajos manuales de precisión. También presentan mejor significación de la expresión facial y reconocimiento de caras.

Estas diferencias, se encuentran en todas las culturas estudiadas y son el resultado de exposición a andrógenos durante el desarrollo prenatal, pero también varían con las fluctuaciones estacionales y diurnas de las hormonas sexuales. En una misma mujer se observan diferencias entre la fase folicular con niveles elevados de estrógenos, asociándose con una facilitación de la eficiencia articulatoria y motriz fina y la etapa premenstrual o menstrual, con niveles estrogénicos bajos, en la cual se observa una facilitación de la habilidad espacial.

Las mujeres sobrepasan a los hombres en la percepción de detalles visuales finos, en la comprensión del significado de la expresión facial, en el reconocimiento de caras y en la identificación de las implicaciones afectivas del tono de voz. Todas estas dependen, básicamente, de la actividad del hemisferio derecho. Ello no es un motivo suficiente para aducir una diferencia funcional hemisférica, entre los dos géneros, pero las diferencias cognoscitivas sugieren fuertemente que la organización intrahemisférica es diferente en cada género.

Para aclarar más estos conceptos, detallaremos las funciones hemisféricas y sus diferencias. Lo que sigue es tomado, en forma casi textual de un pionero trabajo de Jorge Forero, excelente psiquiatra colombiano y gran amigo.

La principal característica del hemisferio izquierdo, es la actividad lingüística,  pues  este hemisferio controla el comportamiento lingüístico en sus condiciones sensoromotora y audioverbal. Además, es donde se elabora el lenguaje preposicional, se emiten las palabras, se controla la expresión escrita, la capacidad para el cálculo numérico y razonamiento matemático. Además  es el hemisferio dominante del pensamiento abstracto de tipo verbal. El hemisferio izquierdo controla el pensamiento racional y abstracto del sujeto, siendo dominante en las actividades que requieren el uso de estrategias de tipo lógico-deductivo en la resolución de problemas. Es el hemisferio en donde se realiza un tipo de procesamiento preferencialmente analítico,  predomina especialmente en tareas de tipo secuencial y serial. Analiza el tiempo y percibe en detalle, codifica las entradas sensoriales en términos de descripciones lingüísticas y carece de capacidad sintetizadora. Prevalece en actividades de memoria verbal y es el responsable del aprendizaje de funciones motoras complejas. 

 

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