Dos casos: maltrato y abuso sexual de niños | 17 NOV 08

¡Bestias!

Inglaterra y España conmovidas.

El caso de 'Baby P' conmociona Reino Unido

El pequeño, de 17 meses, fue maltratado hasta la muerte por su madre, su pareja y un amigo de ambos durante ocho meses.- El caso reabre el debate sobre la revisión urgente de las leyes de protección infantiles

ELPAÍS.com  -  Madrid 
 
Con sólo 17 meses, Baby P conoció el infierno de los malos tratos y la pasividad de los servicios sociales y sanitarios. La terrible historia de este niño británico, apodado Baby P por motivos legales, que falleció en 2007 tras ser brutalmente maltratado y y usado como un "saco de boxeo" durante más de ocho meses por su madre, su pareja y un amigo de ambos en Londres ha conmocionado a la sociedad británica y reabierto el debate sobre la revisión urgente de las leyes de protección infantiles.

El pequeño, que nació el 1 de marzo de 2006, quedó a cargo de su madre tras el divorcio de los padres. A principios de 2007, la madre comenzó una relación sentimental con otro hombre y parece ser que fue cuando comenzó el infierno que vivió durante ocho meses Baby P. Esta semana, la mujer, su pareja y un amigo de ambos han sido condenados a 14 años de cárcel acusados de maltratar y torturar durante ocho meses al niño, que falleció en agosto de 2007.

Además de la actuación de los tres adultos, varios medios británicos denuncian que una cadena de errores policiales y la pasividad de los servicios sociales provocaron que nadie pusiera freno a los abusos que sufría el pequeño. El periódico británico The Independent asegura que varios trabajadores sociales visitaron hasta en 60 ocasiones al pequeño y que que la falta de pruebas ralentizaron la detención de los tres culpables.

Durante ocho meses, el niño acudió al hospital en varias ocasiones con moratones, heridas, traumatismos y mordeduras. En agosto de 2007, Baby P fue hallado muerto en su cuna rodeado de manchas de sangre y con ocho costillas rotas. Fuentes de la investigación han asegurado además que el niño tenía más de 50 heridas, 15 de ellas alrededor de la boca.

El calvario de Baby P ha abierto un gran debate en los medios de comunicación británicos y ha conmocionado a la sociedad del país. Muchos sectores ya han exigido la revisión urgente de las leyes de protección infantiles. Por su parte, el primer ministro Gordon Brown ha asegurado ha asegurado que su gobierno hará todo lo que esté en su mano para que el caso de Baby P no vuelva a repetirse.


Lo que callaba Estefanía

La niña ecuatoriana que murió víctima de abusos sexuales sólo llevaba cinco meses en España.

CARMEN PÉREZ-LANZAC  -  Fortuna 
 
Decenas de vecinos de Fortuna (Murcia) acudieron al cementerio del pueblo a despedir a Leslie Estefanía, la niña ecuatoriana que hace 11 días amaneció muerta en su cama y cuyo análisis forense reveló que había sido víctima de abusos sexuales reiterados que probablemente causaron la infección que acabó con su vida.

El sol comenzaba a perder fuerza y el frío a hacerse notar. Entre los familiares de la niña estaban su padre, su hermano mayor, y dos de sus tíos, que apenas conocían a "La Bebe" (con acento en la primera e), como llaman a la niña. Era el martes, 11 de noviembre, el día en que Estefanía tenía que haber cumplido ocho años.

Un camino de tierra conduce a la casa donde vivía Estefanía, en Cantacuervos, un paraje situado a las afueras de Fortuna, cerca de la sierra de La Pila. El sol brilla y la tierra pide a gritos un agua que no hay. Tras una curva, asoma la casa, construida por sus dueños -como tantas por aquí- ladrillo a ladrillo. En el patio, tras la verja precintada, hay una hamaca raída, un futbolín, una vieja mesa de ping-pong, una bicicleta y la caseta vacía de Rocky, un perro que se adivina grande por el tamaño de sus excrementos. Una suerte de figura egipcia adorna uno de los muros de la casa y alguien se ha preocupado de mimar un jardín con un olivo, un pino, una palmera, un abeto, piteras, margaritas, geranios y plataneras.

En el patio, frente al edifico principal, hay una segunda construcción: el cuarto de juegos de Estefanía y sus hermanos (de 10 y 4 años). El tejado es de uralita y los muros están aún sin enyesar. A su lado hay una montaña de ladrillos y una mezcladora de cemento que lleva escritas en rojo las iniciales de su dueño, J. P. M., el compañero de la madre de Estefanía y sospechoso de los abusos sexuales que probablemente causaron la muerte de la niña.

Leslie Estefanía nació en Guayaquil (Ecuador) a las once y once de la noche del día 11 del mes once de 2000. Sus padres, Verónica y Pedro, llegaron al hospital en autobús. La pareja se había conocido tres años antes en la escuela donde ambos cursaban el bachillerato nocturno. Ella tenía 17 años y él, 22. Poco después nació su primer hijo, y a los dos años llegó Estefanía. La pareja vivió primero en la casa de unos tíos de Pedro. Más tarde se mudaron con los padres de ella. Hasta que decidieron emigrar.

 

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