Sistema Estomatognático | 01 ABR 09

Electromiografía de superficie y de agujas en la musculatura masticatoria

La electromiografía, mide el potencial de acción producido por la despolarización de las membranas celulares de las fibras musculares.
Autor/a: Luis Alberto García, Odontólogo por la Universidad Central de Venezuela Fuente: Revista Mexicana de Odontología Clínica Año 2/ Núm 7/ 2008
INDICE:  1. Desarrollo | 2. Bibliografía
Desarrollo

Resumen

Dentro de los exámenes descritos para medir la función de la musculatura masticatoria se encuentra la electromiografía (EMG), la cual mide los potenciales de acción producidos por la despolarización de las membranas celulares de las fibras musculares responsables de producir la actividad eléctrica de las mismas. Esta medición se lleva a cabo mediante diferentes aparatos a través de electrodos de superficie que se colocan en la piel que recubre el músculo o por medio de electrodos de agujas que se colocan directamente en el músculo a estudiar.

Objetivo: el propósito del estudio fue analizar los valores de las EMG en músculos masticatorios extraorales a través de dos métodos.

Métodos: se seleccionaron nueve sujetos entre 19 y 30 años de edad, estudiantes de la Facultad de Odontología de la Universidad Santa María, Caracas. Se realizaron las EMG con la ayuda de un electromiógrafo computarizado mediante electrodos de superficie y electrodos de agujas en los músculos maseteros y temporales en actividad con máximo apretamiento. Los resultados fueron analizados con las pruebas de t de student y de Kolmogorov-Smirnov.

Resultados: los resultados obtenidos con electrodos de agujas revelaron mayores valores que los obtenidos con electrodos de superficie. Se recopilaron valores significativamente diferentes entre ambos métodos (p<0.05).

Conclusiones: los datos obtenidos con EMG con electrodos de agujas son más fidedignos que los de superficie debido a que se toma el registro directamente en el músculo a estudiar. Sugerimos su indicación clínica para medir la actividad muscular cuando tengamos duda al establecer diagnósticos o monitorear el tratamiento aplicado.

Palabras clave: electromiografía, función, musculatura masticatoria, examen, diagnóstico.

Introducción

Se establece que los parámetros clínicos son los más aceptados para el diagnóstico de las alteraciones del sistema estomatognático. Pareciera que de esta forma no hay posibilidad de fallar en el mencionado proceso, incluida la evaluación y el seguimiento del tratamiento indicado, especialmente en los problemas que padece la musculatura masticatoria. Ante la existencia de aparatos tecnológicos y modernos, éstos suelen ayudarnos a corroborar y corregir las fallas y los errores que se puedan cometer. El registro eléctrico de la actividad muscular mediante la electromiografía (EMG) se ha utilizado en odontología para el estudio de las alteraciones musculares asociadas a la articulación temporomandibular (ATM).

Goodgold y Eberstein (1983), Kimura (1984), Dahlströn (1989), Windsor y Lox (1998) explican que la EMG permite el análisis de las propiedades eléctricas en los músculos mediante la medición con electrodos de los potenciales de acción de las fibras musculares. La misma fue introducida en la investigación odontológica en 1949 por R. E. Moyers.

Greene y sus colaboradores (1995) encontraron que desde hace 50 años se han reportado estudios de la musculatura masticatoria mediante el uso de electrodos de superficie y de aguja. Travell (1960) ya menciona estudios con EMG en la musculatura masticatoria y establece que las grabaciones electromiográficas de los músculos masticatorios en pacientes con problemas de la ATM mostraban cambios en las características de sus descargas eléctricas cuando estaban alterados; al restaurar la desarmonía oclusal causante del problema, esta actividad eléctrica se normalizaba. La EMG con electrodos de superficie y con electrodos de agujas se ha empleado desde hace 50 años para el estudio de varios aspectos de la función de la musculatura, incluida la actividad dinámica de los músculos masticatorios durante la masticación y otros movimientos, y para el estudio de su actividad postural.

Talley (1990), Greene (1995), Miralles (1998), Paesani (1994), Sato (1996) y González (1997) incrementaron sustancialmente el conocimiento de la función y la disfunción del sistema masticatorio. Cecere y sus colaboradores (1996) reportan que en los últimos veinte años la EMG cuantitativa de los músculos masticatorios ha sido ampliamente utilizada en el diagnóstico de los trastornos temporomandibulares (TTM) para establecer la función y disfunción durante reposo, en mordida y en masticación.

Solberg y Clark (1980) sugieren la necesidad de utilizar aparatos y medios de diagnóstico más adecuados para mejorar la identificación de las características de las alteraciones de la musculatura masticatoria. La electromiografía de los músculos masticatorios es clínicamente útil como método objetivo de cuantificación de los componentes físicos de los TTM.

Según el Grupo de Neurociencia de la Asociación Internacional de Investigación Odontológica (IADR), se ha pregonado que el diagnóstico clínico tradicional de los problemas de la musculatura asociada a la ATM mediante los parámetros establecidos, no han incluido el uso de la tecnología diagnóstica disponible en el siglo XX, por lo que debe complementarse con el uso de estos aparatos para establecer un correcto estudio de casos y diagnóstico para los pacientes con los mencionados problemas.

Los registros de EMG de los músculos masticatorios de cierre bajo los electrodos de superficie pueden ser contaminados por la contracción de los músculos faciales vecinos. Abbink y sus colaboradores (1998) sugieren que los resultados obtenidos de esta forma no deben ser los más exactos y precisos.

Otros autores también establecen que las señales de EMG son medidas objetivas y cuantitativas, no subjetivas, respecto a la modificación de la respuesta verbal del paciente o de la interpretación del clínico, con lo cual se determina el grado de disfunción que se estudia. Con estos datos, el clínico puede medir la disfunción, diseñar la terapia y evaluar los resultados del tratamiento. Los datos electrónicos proveen un estándar en contra del cual la función del paciente puede ser comparada en términos de movimiento mandibular, función de los músculos masticatorios y oclusión dentaria, y son valiosos para la evaluación inicial de los pacientes, para el monitoreo de los resultados del mismo y para el control posterapéutico.

Para el Instituto Nacional de Salud y Tecnología de Estados Unidos de Norteamérica (NIHT, 1996), en la mayoría de los individuos con TTM la ausencia de guías universalmente aceptadas para su evaluación y diagnóstico compromete los logros de terapias consistentes y conservadoras. La discusión de protocolos de tratamientos estandarizados aceptados en las especialidades de la profesión significa que muchos pacientes y practicantes pueden brindar terapias con pruebas inadecuadas. El diagnóstico y el tratamiento inicial, por lo tanto, siempre dependen de la experiencia del profesional de la odontología y en la filosofía, más que en otra evidencia científica. Los métodos de diagnóstico válidos son necesarios para la identificación y la clasificación de los TTM, y el valor diagnóstico de estas técnicas debe ser establecido de acuerdo a los criterios de sensibilidad, especificidad y costo-efectividad.

Las grabaciones de EMG son utilizadas para documentar cambios en la función muscular, por lo tanto, dicha información objetiva es empleada como un documento legal para demostrar la patología o la condición no funcional. El uso de instrumentación diagnóstica para los TTM se ha incrementado por el aumento de litigaciones por mal praxis e injurias en que se ha envuelto la profesión.

En una revisión bibliográfica del autor (García, 2000), no se encuentran referencias que comparen los datos obtenidos con EMG de superficie y de agujas; el objetivo del presente estudio es determinar la fiabilidad, la exactitud y la diferencia de los registros por medio de EMG de superficie y de agujas en los músculos maseteros y temporales en posición de máxima intercuspidación, con máxima actividad muscular en apretamiento en pacientes sin alteración de la musculatura masticatoria.

Materiales y métodos

Se utilizó la totalidad de una muestra de tipo intencional, formada por nueve individuos de ambos sexos en edades comprendidas entre 19 y 30 años de edad, tomados de una población de estudiantes de la Facultad de Odontología de la Universidad Santa María, Caracas, sin diagnóstico de TTM, los cuales no recibieron ningún tratamiento al respecto, ni medicamentos tipo analgésico o relajante muscular durante los últimos 15 días; tampoco tuvieron actividad masticatoria durante las últimas tres horas previas a la recolección de los datos, criterios de elección según Jabre y Hackett (1983).

La técnica empleada fue la observación hecha mediante un electromiógrafo computarizado Cadwell ®, modelo Sierra II ®, calibrado a 200 microvoltios y a 10 milisegundos, conectado a una computadora portátil Toshiba ®, con procesador Intel ® Pentium III ®, a su vez conectado a una impresora de inyección de tinta Hewlett Packard ® para obtener la impresión de los electromiogramas. El mismo posee un amplificador en el que son conectados los cables para los electrodos que se emplearán según las indicaciones del equipo.

Los individuos se colocaron en posición supina sobre un diván de examen médico en completa relajación; inicialmente se procedió a limpiar con solución fisiológica y después a marcar con tinta indeleble los puntos para la colocación de los electrodos en los puntos anatómicos extraorales específicos de los músculos maseteros y temporales con ayuda de una regla milimetrada según Cecere y colaboradores (1996).

Se colocaron los electrodos de tierra y de referencia en el mentón, en la punta de la nariz y/o en la frente de cada individuo; posteriormente se pusieron los electrodos de superficie concéntricos Cadwell® con gel para transmisión en los puntos elegidos según Cecere y sus colaboradores (1996). Así, se procedió a la obtención de los registros en la posición mandibular de máxima intercuspidación con máximo apretamiento. El aparato utilizado se calibró a 200 microvoltios y 10 milisegundos. Se escuchó el ruido de la actividad muscular y se leyeron los electromiogramas, los cuales fueron grabados y luego impresos. Después se repiti el procedimiento empleando electrodos de aguja monopolar Cadwell® de 25 milímetros en los mismos puntos anatómicos extraorales anteriores; se obtuvieron los registros en la posición mandibular de máxima intercuspidación con máximo apretamiento utilizando el mismo instrumento y de la misma forma y calibración.

 

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