Complejo de Adonis | 25 OCT 08

Vigorexia: cuando el deporte también enferma

La vigorexia es la preocupación obsesiva por el físico y una distorsión del esquema corporal, también conocida como el complejo de Adonis.

Problemas de autoestima, la obsesión por el “cuerpo ideal”, los anabólicos y el gimnasio conforman un cóctel fatal. La palabra de los especialistas.

Por Silvina Fiszer Adler (*) Foto: Cedoc

 Ampliar Hasta no hace mucho tiempo, Federico vivía, dormía y comía pensando en sus músculos. El gimnasio, ese lugar a donde llegó porque el rugby le exigía un cuerpo algo más formado y no tan liviano como el que tenía, acaparó todos los aspectos de su vida y pasó de ser un espacio para mantener el organismo sano a una invitación al infierno.

“ El gimnasio no es un ambiente enfermo sino que uno es vulnerable a determinado tipo de situaciones”, explica Federico, y busca dejar en claro que el problema no está en las prácticas deportivas en sí sino en la obsesión en la que se puede convertir el torneado de la figura. Es que este joven, de 29 años y hablar acelerado, cayó en las redes de la vigorexia y los anabólicos cuando sólo buscaba un complemento para el rugby, y la musculatura se convirtió en una obsesión que terminó limitando su vida laboral, social y hasta sexual.

Deporte insalubre. “La vigorexia es un trastorno en donde generalmente adolescentes varones sienten que su cuerpo es esmirriado, muy delgadito, y entonces hacen muchas pesas para lograr un cuerpo mucho mas grande, hasta que se parecen a Schwarzenegger”, explica Mabel Bello, doctora en psiquiatría y fundadora de la Asociación de lucha contra la Bulimia y Anorexia (ALUBA).

Actualmente en la institución insignia de la lucha contra la Bulimia y la Anorexia hay siete casos de chicos que enfermaron por esa preocupación obsesiva por el físico y una distorsión del esquema corporal, también conocida como el complejo de Adonis. Uno de ellos es Federico. “En realidad, lo que tienen es miedo a vivir, miedo a crecer. Tienen vergüenza y no actúan con chicos de su edad. Están sumamente acomplejados, se vuelven retraídos, a veces violentos y tienen una mala relación familiar” agrega la profesional.

Es deporte, pero no ayuda al cuerpo. A la hora de detectar la enfermedad, la asociación de la gimnasia con la vida sana dificulta el panorama. Es que muchas veces en lugar de ver una conducta adictiva el entorno del enfermo cree que el deporte es una salida sana a los problemas, sin importar los riesgos y sin caer en cuenta sobre el uso de sustancias dañinas como los anabólicos.

 

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