Un estudio israelí señala que las mujeres jóvenes expuestas a más de una experiencia traumática en la vida deberían ser consideradas un grupo de riesgo y tratadas adecuadamente.
Un nuevo estudio, coordinado por la Ben-Gurion University of the Negev (Israel), respalda la interacción entre las experiencias dolorosas, el estrés psicológico y el cáncer de mama, según informa la revista de “BMC Cancer”.
"Las mujeres jóvenes expuestas a más de una experiencia traumática en la vida deberían ser consideradas un grupo de riesgo del cáncer de mama y tratadas adecuadamente", ha manifestado la autora principal del estudio, la Dra. Ronit Peled.
El equipo dirigido por la Dra. Peled estudió a 255 mujeres menores de 45 años con diagnóstico de cáncer de mama y las comparó con 367 mujeres sanas de la misma edad.
El equipo evaluó la interacción entre el cáncer de mama y experiencias traumáticas, como la muerte de un progenitor, un familiar cercano o la pareja, o el divorcio de los padres antes de los 20 años, así como experiencias de leve a moderadamente dolorosas, como la separación de una pareja, la pérdida del trabajo, una crisis económica o una enfermedad grave de un familiar cercano.
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