Una nueva forma de evaluar el cáncer de cuello de útero es más precisa que el Papanicolau e identifica más lesiones peligrosas, según indicó un estudio del Centro de Prevención del Cáncer de Turín (Italia), publicado en “The Lancet Oncology”.
Los investigadores emplearon la prueba tradicional para detectar el virus del papiloma humano (VPH), que causa el cáncer de útero, y la combinaron con otra que indica la presencia de actividad celular específica que produce cáncer, explicó el Dr. Guglielmo Ronco, director del estudio.
Un simple examen de la proteína llamada P16INK4A brindó un bioindicador que muestra cambios celulares que señalan si una mujer tiene lesiones precancerosas, informaron los autores.
"El indicador muestra que hubo cierto trastorno producido por el virus del papiloma humano (VPH)", indicó el Dr. Ronco. "Sólo una minoría de las mujeres que tienen infección con VPH realmente desarrolla cáncer. El desafío es encontrar quiénes corren más riesgo de hacerlo", añadió el autor.
Cada vez más países están adoptando los exámenes de control, pero el problema es que el Papanicolau produce demasiados falsos positivos.
El test del VPH observa al virus, mientras que en el Papanicolau los médicos toman células del cuello del útero y las examinan en el microscopio en busca de anomalías que puedan indicar la presencia de lesiones precancerosas.
"La mayoría de las infecciones con VPH se retiran sin causar enfermedad", aseguró el Dr. Ronco. "Desaparecen espontáneamente, motivo por el cual hay tantos falsos positivos".
El equipo italiano recolectó muestras celulares del cuello del útero de mujeres que ya habían dado resultados positivos al VPH, la mayoría de las cuales se habían sometido a una colonoscopia.
Luego, los expertos realizaron las pruebas de la proteína P16INK4A en más de 1.100 de las mujeres y hallaron que ayudó a identificar a un 88% de las pacientes que tenían lesiones causantes de cáncer con muchos menos falsos positivos. La proteína es más activa en las células del cáncer cervical.
El test más refinado también detectó un 50% más de lesiones peligrosas que el Papanicolau e hizo que menos mujeres tuvieran que ser derivadas a colonoscopia, finalizó el autor.