Coreografía triunfal | 22 AGO 08

El lenguaje corporal de los ganadores es biológico

Echar la cabeza para atrás, agitar los brazos en el aire, sacar el pecho y mostrar una enorme sonrisa, podría ser un comportamiento derivado de una base genética de los gorilas de montaña o los monos.

Echar la cabeza para atrás, agitar los brazos en el aire, sacar el pecho y mostrar una enorme sonrisa. La coreografía triunfal que ejecutan los atletas olímpicos ganadores no son sólo imitaciones de quienes han obtenido una medalla de oro.

Un estudio dado a conocer la semana pasada indica que al parecer dichas muestras de orgullo tienen una base biológica que compartimos con los gorilas de montaña y los monos.

Con el objeto de entender emociones como el orgullo y la vergüenza, científicos estudiaron las competencias de judo de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de 2004 y compararon el comportamiento de los jugadores de judo ganadores y el de los perdedores.

Los investigadores encontraron que las muestras de victoria eran las mismas en todas las culturas e incluso entre los atletas que nacieron ciegos y que no pudieron haber aprendido dicho comportamiento viendo celebrar a sus compañeros.

"No hacemos esto porque veamos a otros hacerlo o porque nos hayan dicho que lo hagamos", dijo Jessica Tracy, autora principal del estudio y profesora adjunta de psicología en la Universidad de British Columbia. ''Ese comportamiento, esos movimientos son innatos".

Los investigadores reportaron la semana pasada en la revista Procedimientos de la Academia Nacional de Ciencias (PNAS, por sus siglas en inglés) que el lenguaje corporal tanto de los ciegos como de quienes sí pueden ver muestra los mimos patrones, no sólo al expresar orgullo sino cuando sienten vergüenza.

La idea de que el puño triunfante que se agita o los hombros caídos tienen un origen biológico podría parecer muy obvia para cualquiera que esté viendo los Juegos Olímpicos, pues se puede distinguir muy fácilmente al ganador de la medalla de oro y al que no le fue muy bien. Sin embargo, es difícil determinar si estos comportamientos son aprendidos o son respuestas biológicas.

En la historia de la investigación de las emociones, se le ha dado mayor importancia al estudio de ciertas emociones que tienen un claro propósito evolutivo, dijo Tracy. La ira, por ejemplo, podría servir para preparar a una persona a enfrentar una confrontación, mientras que el temor la puede preparar para huir.

 

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