Una nueva técnica mejora el diagnóstico de la alergia a los medicamentos y reduce el número de casos en que es necesario recurrir a las pruebas de provocación para detectar el fármaco implicado. El tema constituye uno de los debates del XXVII Congreso de la Academia Europea de Alergología e Inmunología Clínica (EAACI), que se celebra en Barcelona hasta el 11 de junio.
Según los especialistas, la alergia a medicamentos se ha convertido en el tercer motivo de primera consulta en los servicios de alergia, tras la rinitis y el asma bronquial, según el informe <em>Alergologica</em> de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC).
El Dr. Antonino Romano, presidente de la Red Europea de Alergia a Medicamentos, explicó que la nueva prueba diagnóstica está basada en un test de activación de basófilos con los alérgenos sospechosos para, a continuación, realizar un estudio posterior mediante citometría de flujo.
Para ello se emplean dos anticuerpos monoclonales, un anti-IgE y un anti-CD 63, que demuestran que cuando los basófilos humanos son activados por el antígeno en el laboratorio a través de los receptores de alta afinidad para la IgE, expresan la molécula alergénica sobre su membrana y puede ser detectada en la citometría, explicó el Dr. Romano.
Este test no invasivo ha mostrado ser eficaz y seguro frente al diagnóstico de reacciones anafilácticas causadas por medicamentos como relajantes musculares, penicilinas, cefalospirinas y antiinflamatorios no esteroideos.
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