En EE.UU, se divorcian el doble | 25 MAY 08

Cómo convivir con un adicto al trabajo sin separarse

Aunque para el 71% de los ejecutivos argentinos la familia es la mayor fuente de satisfacción, muchos de ellos trabajan más de lo que deberían. Los problemas en casa y consejos para superarlos.
Por Carolina Thibaud (*)

Los “workaholics” o adictos al trabajo se divorcian dos veces más que aquellos que tienen hábitos de trabajo normales, afirma un artículo de la revista Forbes. La estadística, quizás más aplicable a la sociedad estadounidense que a la Argentina, pone en evidencia que el exceso de trabajo tiene, en la mayoría de los casos, consecuencias negativas sobre la pareja.

“ Todo depende del contrato que (implícitamente) hizo la pareja”, explica la licenciada Perla Pilewski, experta en temas laborales y miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina. “Si en el contrato consta que uno o ambos cónyuges van a trabajar muchas horas, puede ser que no traiga ningún problema”, aclara.

Aunque es cierto que no se puede generalizar, también es evidente que estar casado o en pareja con un adicto al trabajo puede tener sus complicaciones. “Mi marido trabaja en finanzas y yo siempre supe que él iba a trabajar mucho, pero eso no quita que por momentos, sobre todo cuando yo no estoy tan ocupada, me sienta dejada de lado o que a veces me moleste que su prioridad sea su trabajo”, dice Agustina, de 33 años, casada desde hace cinco con Alejandro, gerente de un banco de inversión.

Pilewski resalta que, al igual que otras adicciones, la adicción al trabajo “es una conducta elusiva, evitativa”, es decir que el adicto puede estar necesitando pasar más horas en el ámbito laboral para no tener que lidiar con situaciones que se dan en otras áreas de su vida: en casa, con los hijos o con la pareja.

Pero, probablemente en un intento por desestimar su dependencia, muchos “workaholics” explican la gran cantidad de horas que pasan trabajando de una manera más simple. “Yo me divierto mucho trabajando, siempre fue así. Durante gran parte de mi vida trabajé los fines de semana, aún sabiendo que tenía consecuencias negativas sobre mi matrimonio y mi familia”, relata Roberto, un ejecutivo de 59 años que ya lleva 10 años divorciado de su primera esposa.

Lo primero es la familia. Lo paradójico, sin embargo, es que mientras muchos ejecutivos argentinos pasan más de 10 horas por día en el trabajo, un 71% afirma que su mayor fuente de satisfacción es la familia.

El dato, que arrojó una encuesta realizada por el centro Standard Bank Confye del Instituto Argentino de la Empresa (IAE), es todavía más
 

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