Un trastorno subdiagnosticado | 21 ABR 08

Alergia a la leche de vaca

Largas noches de desvelo y llanto incontrolable del bebé. Padres en busca de una solución y el diagnóstico preciso que no llega. Alergia a la leche de vaca (ALV), una afección poco conocida pero de importante incidencia en lactantes.
Por Jordana Dorfman

Dr. Carlos Riganti, jefe del Servicio de Alergia del Hospital de Niños Pedro de Elizalde.Los pediatras aseguran que la leche, primero la materna y a partir de los seis meses de vida también la de vaca, es el principal alimento de los niños. Es que no se trata sólo del calcio que refuerza huesos y dientes, estamos hablando de otros minerales, vitaminas y proteínas fundamentales para el crecimiento durante, al menos, los primeros tres años.

Pero no todo lo que reluce es oro, y entre el 2 y el 3 por ciento de bebés padece alergia a las proteínas contenidas en la leche de vaca. Más aún, los investigadores consideran que es una de las alergias más comunes en la infancia y que se encuentra en crecimiento como tantas otras (ver “Desde el...”). Suele confundirse con intolerancia a la lactosa, pero esta afección es diferente y no involucra al sistema inmune como la ALV (es decir, no es alergia).

La leche de vaca contiene varios tipos de proteínas y todas ellas pueden generar reacciones alérgicas. Incluso, un 0,5 por ciento de los bebés alimentados sólo a pecho también desarrollan la enfermedad. Algo llamativo si uno se pregunta qué relación puede haber entre ambas leches. Aparentemente, parte de los componentes proteicos de la leche de vaca que consume la madre resiste airoso el pasaje por su aparato digestivo y desemboca intacto en la leche materna.

DARSE CUENTA

Los síntomas que pueden presentar los chicos con ALV son muy variados, pero los principales son dermatológicos, gastrointestinales y respiratorios. También pueden perder peso o no crecer en forma adecuada (ver “Síntomas para...”). Estos cuadros aparecen tanto inmediatamente después de la ingesta de la leche como hasta horas y días después. Pueden ser desde leves hasta muy graves. Y, en general, por causa de una o varias de estas situaciones juntas, surgen el llanto incontrolable y consecuentes largas noches sin dormir.

El tratamiento consiste en retirar de la dieta la leche de vaca y todos los alimentos que contienen sus proteínas, que son muchos más que yogurt o queso. Parece simple, pero la leche de vaca o sus proteínas se encuentran en miles de productos insospechados, como en algunos tipos de galletitas, pizzas, panes, pastas e, incluso, fiambres.

Y a pesar de que desde agosto de 2006 rige una resolución incorporada al Código Alimentario Argentino (www.anmat.gov.ar) que obliga a las empresas alimentarias a etiquetar sus productos con datos sobre los ingredientes que los componen, nada dice sobre la necesidad de remarcar la presencia o ausencia de la leche vacuna o sus proteínas en ellos. De este modo, es muy difícil para los padres de los chicos con ALV planear y llevar a cabo dietas equilibradas con un mínimo de practicidad.

“ESTANDAR DE ORO”

Uno de los problemas de la ALV es que no siempre es identificada por algunos pediatras, que desconocen las diferentes formas de presentación de la afección, y tampoco saben cómo confirmarla. Lo que pasa es que la enfermedad se puede producir por dos mecanismos diferentes y determinarla es complejo, ya que ninguno de los métodos que corroboran una causa o la otra son ciento por ciento confiables.

De ahí que el diagnóstico se haga sobre la base de la prueba de eliminación de los lácteos y derivados, para observar si hay remisión de los síntomas, seguido de la reintroducción a los 10 a 15 días de las proteínas sospechadas para constatar la reaparición de los síntomas. Esta prueba de exclusión y provocación es considerada actualmente el “estándar de oro” para el diagnóstico en lactantes.

Es un método que debe manejarse con cuidado; hay chicos que presentan una reacción alérgica grave que puede poner en riesgo sus vidas. De ahí que la prueba de provocación está absolutamente contraindicada en casos de anafilaxia (reacción alérgica severa en la que puede peligrar la vida del paciente). Lo que se hace es realizar los estudios de laboratorio señalados, y simplemente eliminar de la dieta el alimento sospechoso.

SIETE MESES

Aunque algunos trabajos indican que, dependiendo del origen de la alergia, es posible reemplazar la leche de vaca por la de soja, la proteína de soja genera alergia en hasta un 50 por ciento de los casos de ALV, lo que puede confundir porque los pacientes no mejoran, o bien empeoran. Por esta razón y por otras particularidades de este alimento, desconocidas por la mayoría de los pediatras, está contraindicado el uso de estas leches en bebés. Sin embargo, las siguen indicando. Además, al ser más baratas que las otras leches medicamentosas más adecuadas, son las únicas cubiertas por las obras sociales y prepagas.

Como no está suficientemente difundida la información sobre esta enfermedad (aun entre los pediatras), hay subregistro de casos, y no hablemos de la desesperación de los padres que deben peregrinar hasta encontrar a alguien que “dé en la tecla” y les resuelva el problema. Por lo tanto, la demora en el diagnóstico de ALV en lactantes puede llegar a 7 meses. Siete meses de un bebé con llanto inconsolable, lo que conlleva riesgo de abuso o maltrato por descontrol de los padres, etc.

EL LUGAR QUE OCUPA EL SABER

La ALV no es la única enfermedad subdiagnosticada, es decir que, en muchos casos, sus síntomas no son identificados por el médico. Si bien es controlable, existen, aunque en pocas ocasiones, situaciones extremas en que la reacción alérgica severa o el aspirar el propio vómit
 

Comentarios

Para ver los comentarios de sus colegas o para expresar su opinión debe ingresar con su cuenta de IntraMed.

AAIP RNBD
Términos y condiciones de uso | Política de privacidad | Todos los derechos reservados | Copyright 1997-2024