Uruguay | 07 ABR 08

Médicos quemados

Crecen las patologías vinculadas a lo laboral. El Síndrome de Desgaste (Burnout) es la más grave. Ausentismo por problemas psiquiátricos se duplicó en ocho años.

Trabajo no siempre es salud

CATERINA NOTARGIOVANNI

Omar es un médico que ama su profesión y que se enorgullece de su dedicación al trabajo. La consulta cara a cara en policlínica es su pasión, y tomarse el tiempo para escuchar a los pacientes su mayor virtud. Durante años se entregó sin restricciones, cargando su agenda de horas y recibiendo más pacientes de los que podía tolerar, en un sistema que satura de enfermos las salas de espera. El desgaste de trabajar con el dolor ajeno fue menguando sus ganas. Empezaron los dolores de cabeza, la fiebre y unas misteriosas diarreas explosivas que aparecían siempre en la hora previa a la consulta. Un día no pudo recordar el nombre del componente de la aspirina y colapsó. Habló con sus superiores y se tomó licencia. ¿El diagnóstico? Burnout o Síndrome del quemado.

"Tenía un agotamiento mental que me explotaba la cabeza. No entendía lo que leía, ni siquiera cuando lo hacía para distraerme. Mi tope por entonces era una página de Condorito, más no podía", cuenta el médico de 50 años, casado y con dos hijos, que estuvo un total de nueve meses sin trabajar.

Aunque extremo, el caso de Omar es cada vez más frecuente. El mercado laboral moderno -con el multiempleo, salarios que a veces no compensan el esfuerzo, contratos a término, competencia despiadada e inestabilidad en algunos casos- no sólo engendra pocos trabajadores felices, sino que termina siendo el caldo de cultivo perfecto para el desarrollo de patologías como el Estrés laboral, el Síndrome de desgaste (Burnout o quemado) y la depresión, todas con múltiples y peligrosas repercusiones sobre la salud.

Las estadísticas de certificaciones médicas por Incapacidad Laboral Temporal, del BPS, indican que las enfermedades psiquiátricas se duplicaron en los últimos 8 años, pasando del 5,88% del total de consultas en el año 1999, al 13,1% el año pasado. Así, de los 96.000 certificados expedidos en 2007, 12.638 correspondían a trastornos psquiátricos. No se sabe con certeza cuántos de esos 12.638 corresponden a Burnout o a estrés laboral. "El aumento de las consultas se empezó a ver con claridad en los últimos tres años: tenemos el consultorio psiquiátrico lleno", cuenta German Anselmo, médico de la Gerencia de Certificaciones Médicas del BPS. La primera causa de consulta, "acá y en el mundo", es por patología osteoarticulares (artrosis, gota, lumbago, etc).

QUEMADOS. Falta de energía, fatiga crónica, debilidad general, afecciones psicosomáticas, sentimientos de incapacidad, desesperanza, alienación en el trabajo y disminución del rendimiento, descreimiento, sensación de no tener salida, tensión y conflictos en el hogar, son algunos de los indicadores de que se puede estar frente a un cuadro de Burnout.

Los síntomas físicos varían según los pacientes, pero los más frecuentes son las cefaleas, trastornos gastrointestinales, dolores lumbares, anorexia, insomnio, alteraciones sexuales y enfermedad coronaria, explica Stella Bocchino, médico psiquiatra y profesora agregada de la Facultad de Medicina.

La lista de síntomas psíquicos incluye agotamiento, vivencia de fracaso, baja autoestima y disminución de la tolerancia a la frustración con reacciones agresivas hacia compañeros y depresión. Además existen otros síntomas conductuales que acompañan un cuadro de Burnout, como el consumo de estimulantes (té o café), de sedantes, alcohol u otras sustancias, malos hábitos dietéticos y sedentarios. "Se da más en mandos medios de los estratos laborales porque se vio que tiene que ver con el sentir que no se tiene injerencia en los resultados", explica Bocchino.

El Burnout se confunde muchas veces con estrés y depresión, pero aunque relacionados, refieren a fenómenos diferentes. Se habla de estrés cuando situaciones del entorno sobrepasan la capacidad de adaptación del individuo, provocando cambios biológicos y psíquicos. En el caso del Burnout, ese trastorno adaptativo (estrés) se hace crónico y va agotando lentamente las reservas de energía. El aspecto que diferencia al "quemado" del depresivo "es que en el primero, la sensación de impotencia está confinada al ámbito laboral, mientras que en la depresión se esparce, cubriendo todos los aspectos de la vida del paciente", afirma en un artículo médico la psiquiatra Laura Schwartzmann, Jefe del departamento de Psicología Médica de la Facultad de Medicina.

En ese mismo informe se citan datos de la Unión Europea que dan magnitud al problema de la relación entre trabajo y salud: "El 56% de los 160 millones de trabajadores refiere trabajar a alta velocidad, el 60% trabaja presionado por fechas topes, más del 30% no puede influir sobre el modo de hacer la tarea, el 40% reporta que sus trabajos son monótonos, el 15% de los trabajadores refiere cefaleas, el 23% dolores cervicales y de miembros superiores, 23% fatiga, 28% estrés, 33% dolor lumbar, entre otras enfermedades... el costo económico del estrés es de 20 mil millones anuales de euros".

PERFILES VULNERABLES. Entre las características individuales de riesgo que podrían activar la enfermedad, la psiquiatra destaca los "ideales elevados, la omnipotencia, la sensación de invulnerabilidad, perfeccionismo, inseguridad, sentido exagerado de la responsabilidad y la capacidad limitada para la expresión de las emociones, inestabilidad y ansiedad".

 

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