Inhibidor de la Transcriptasa Reversa

Fármaco antisida duplica el riesgo de sufrir un ataque cardíaco

El trabajo muestra que el efecto desaparece al dejar de tomar el medicamento. La decisión de cambiar o no la terapia depende del médico, según cada caso.

ISABEL F. LANTIGUA

MADRID.- Durante los últimos años varias investigaciones han puesto sobre la mesa algunos de los efectos a largo plazo que tienen los fármacos utilizados para tratar el sida. Pero por primera vez un estudio apunta que uno de estos medicamentos –el abacavir, perteneciente a la familia de inhibidores de la transcriptasa inversa- multiplica por dos el riesgo de sufrir un infarto de miocardio, algo que hasta ahora sólo se había visto con los productos de otra familia, los inhibidores de la proteasa.

De momento no se puede confirmar con total certeza esta relación, pero los resultados del estudio observacional D:A:D (Colección de Datos sobre los efectos secundarios de los antirretrovirales), publicados en la revista 'The Lancet', son bastante concluyentes. Tras seguir a 33.347 pacientes con VIH durante más de cinco años en 212 clínicas de Europa, EEUU y Australia, los autores afirman que "existe más riesgo de sufrir un ataque al corazón entre los individuos que toman abacavir y que esta relación no puede explicarse por la presencia de otros factores de riesgo como el tabaco o la hipertensión".

El efecto también se dio, aunque en menor medida, en el caso del fármaco didanosina (mucho menos utilizado que el anterior), pero no se observó con ningún otro de los inhibidores de la transcriptasa inversa analizados (zidovudina, estavudina y lamivudina).

Esta contraindicación sólo se dio mientras los pacientes tomaban el fármaco y desaparecía a los pocos meses tras dejar de usarlo, explican los autores. Además, no es acumulativo, por lo que una vez que la persona con VIH deja abacavir su riesgo de sufrir un infarto es el mismo que el de quienes nunca tomaron el medicamento.

"Los resultados han sido inesperados y al no tratarse de un ensayo clínico comparativo, sino de un estudio observacional, no podemos afirmar con total seguridad que exista una relación causa efecto entre el fármaco y los infartos, pero dado el tamaño de nuestra muestra y el tiempo de seguimiento, creemos que los datos son bastante consistentes", afirma el doctor Jens D Lundgren, de la Universidad de Copenhague (Dinamarca) y coordinador del trabajo.

Un comentario firmado por James H. Stein, de la Universidad de Wisconsin (EEUU), reconoce que "en general, los resultados de los estudios observacionales no implican cambios en la práctica médica, pero en este caso, dado el gran aumento del riesgo de sufrir un infarto entre quienes toman abacavir, los datos no pueden ignorarse. Sin embargo, la decisión de cambiar o no de terapia debe hacerse de forma muy cauta".

¿Qué deben hacer los pacientes?

Aunque ningún experto pone en duda hoy día los beneficios que la terapia antirretroviral proporciona a los pacientes con sida, el mayor aumento de la esperanza de vida, que implica por consiguiente un mayor uso de estos medicamentos, ha hecho emerger algunos efectos secundarios. Los relacionados con el corazón son especialmente preocupantes, pues más del 10% de los fallecimientos entre las personas infectadas por VIH se debe a enfermedades cardiovasculares.

Por eso, ante el reciente descubrimiento sobre abacavir, Lundgren y su equipo plantean un dilema. "¿Deberían los médicos simplemente aumentar la vigilancia ante la posibilidad de que el paciente sufra un infarto de miocardio, sin retirar el abacavir, mientras esperan más evidencias sobre el tema o deberían los pacientes que están recibiendo el fármaco interrumpir su uso?". La respuesta la dejan en manos de los propios médicos. "Los especialistas deberán valorar cada caso concreto y decidir si cambia o no de terapia, según el perfil del paciente".

"Nuestro hallazgo debe tomarse con cautela. Deben hacerse más investigaciones sobre los efectos a largo plazo de los antirretrovirales", concluyen.

La compañía investigará el fármaco

Para GlaxoSmithKline (GSK), la farmacéutica que comercializa abacavir, los resultados del estudio D:A:D no coinciden con los de sus ensayos.

En una carta publicada también en 'The Lancet', los responsables de la multinacional explican que tienen información de 54 ensayos clínicos (todos ellos patrocinados por la empresa) en los que comparaban durante 24 o 48 semanas el uso de abacavir en 9.639 pacientes con 5.044 personas que no tomaban el fármaco. No encontraron un aumento del riesgo de infarto.

No obstante, añaden que "GSK se toma en serio el descubrimiento del nuevo estudio y se compromete a analizar los resultados para comprender qué es lo que sucede exactamente y comunicar abiertamente sus conclusiones".