La situación en España | 26 MAR 08

La diálisis, mejor todos los días

La terapia diaria reduce las complicaciones, pero sólo alcanza al 1,3% de los pacientes.

RAFAEL PÉREZ YBARRA  -  Madrid
 
EL PAÍS 

Con sólo 23 años, Juan Cruz ya ha sufrido tres trasplantes de riñón. Después de estos tres fracasos, ahora está en tratamiento sustitutivo con diálisis para su insuficiencia renal. Ha pasado por todos los tipos de terapia y sólo ahora parece sentirse una persona normal, "no un enfermo". Desde hace apenas año y medio se trata diariamente en su casa. Con ello ha conseguido engordar 10 kilos, ha dejado de ser hipertenso y ha mejorado en casi todos los aspectos de su vida; en resumen, "llevar una vida normal". La insuficiencia renal crónica (función renal por debajo del 50%) afecta a más del 6% de los españoles, según datos del estudio Epirce realizado por la Sociedad Española de Nefrología (SEN), y está reconocida como una creciente "epidemia silenciosa", apunta Ángel Luis Martín de Francisco, presidente de la SEN.

En España hay 22.000 pacientes en diálisis, ya sea en hemodiálisis (20.000) o en diálisis peritoneal (cerca de 2.000), las dos opciones de tratamiento renal sustitutivo existentes. En la mayoría de los países europeos, la diálisis peritoneal se utiliza en menos del 10% de los pacientes.

En la hemodiálisis, explica Jorge Cannata, presidente de la Sociedad Europea de Nefrología, Diálisis y Trasplante, el paciente se dializa en un centro hospitalario, al que debe acudir de tres a cinco horas tres veces por semana. La membrana que se utiliza para dializar al paciente es sintética y todo el proceso se hace con una máquina. La diálisis peritoneal, en cambio, se hace en el domicilio, y la membrana que utiliza es su propio peritoneo. Ambas alternativas son eficientes, pero diferentes.

En principio, la diálisis peritoneal es la opción más fisiológica para el paciente, reconoce el presidente de la SEN, "ya que, además de hacerse diariamente, es el propio peritoneo el que depura la sangre". Pero implica un aprendizaje por parte del enfermo y en la mayoría de las ocasiones, al cabo de cinco años ya no es viable porque el peritoneo deja de funcionar correctamente.

La mayoría de los expertos están de acuerdo en que el actual sistema de diálisis, que algunos denominan "diálisis de funcionario", con una cadencia de tres días por semana y unas pautas de cuatro horas, aunque ha demostrado ser eficiente, debe mejorarse. Se ha demostrado, dice el presidente de la SEN, que cuatro horas tres veces por semana es la dosis mínima. El problema es que los enfermos están dos días sin dializarse (de viernes a lunes o de sábados a martes), durante los cuales "acumulan líquidos, sal y tóxicos" en su organismo.

Por otro lado, quienes se dializan diariamente tres horas, y descansan únicamente los domingos tienen una mayor supervivencia, con menos efectos secundarios, menos complicaciones, mejor control de la anemia y de la tensión arterial, y una mayor calidad de vida.

La experiencia, dice Jorge Cannata, demuestra que la diálisis diaria es la más adecuada porque es lo más parecido, en términos fisiológicos, a lo que hace un riñón. "Tratamos de hacer en tres ratitos tres días por semana lo que haría el riñón durante toda la semana", asegura Francisco Maduell, del hospital Clinic de Barcelona. Entre sus beneficios, explica, están una mejor tolerancia y la reducción de los síntomas de fatiga posdiálisis; la disminución de toxinas, protección del feto en las embarazadas, mejor control de la anemia, una nutrición más adecuada o una reducción en la mortalidad por complicaciones cardiovasculares.

Si las ventajas son tantas y tan claras, ¿por qué no se ofrece la diálisis diaria a todos los pacientes? Según Maduell, todavía no se han hecho grandes estudios que aporten la evidencia científica sobre el grado de beneficio que aporta, aunque son muchos los pequeños estudios que indican una reducción de las complicaciones y en la mortalidad global.

Al principio, explica el presidente de la SEN, la diálisis se organizó en función de unas cuatro horas tres días por semana. Los resultados demostraron que esa dosis era insuficiente y se pasó a ocho horas tres veces por semana. Sin embargo, aún sin evidencias científicas suficientes, se pasó a administrar la mínima dosis que mejorara la supervivencia. Y ésta se estipuló en cuatro horas tres días por semana. Se sabe que para depurar la sangre intoxicada en el cuerpo humano se precisa un mínimo de cuatro horas.

 

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