Incontinencias | 03 MAR 08

Una de cada tres mujeres tiene alteraciones del suelo pélvico

Si los músculos pélvicos se debilitan, se reduce el control sobre los esfínteres. Un tipo de ejercicios puede ayudar a prevenir la aparición de estos problemas.

CRISTINA DE MARTOS

MADRID.- Muchas lo ocultan o asumen que es algo 'propio de la edad'. Los trastornos del suelo pélvico, que influyen seriamente a la calidad de vida de las personas, afectan a un tercio de las mujeres, de todas las edades, y buena parte de los casos permanecen ocultos a pesar de que existen tratamientos que mejoran la situación o, incluso, logran que se solucione.

Urgencia por orinar, pérdidas involuntarias o dificultad para retener los gases son algunas de las manifestaciones de los problemas del suelo pélvico. Esta región de nuestro cuerpo está formada por varios grupos musculares situados en el periné y delimitados por las nalgas los muslos y la pelvis. Su función es dar soporte a los órganos que están inmediatamente por encima de él (útero, vejiga, recto).

Cuando estos músculos se debilitan se reduce el control sobre los esfínteres anal y vesical y, en el peor de los casos, puede que se produzca un prolapso de estos órganos, es decir, su descenso dentro de la cavidad pelviana desde la posición normal.

Un estudio publicado en el último número de la revista 'Obstetrics & Gynecology' realizado por investigadores del Kaiser Permanente, una red sanitaria de California (Estados Unidos) revela hasta qué punto son frecuentes estos problemas entre las mujeres. Ente las 4.000 participantes, el 37% padecía una o más alteraciones del suelo pélvico. Por patologías, un 25% sufría incontinencia anal, el 15% urinaria, el 13% tenía vejiga hiperactiva y el 6% prolapso de órganos pélvicos.

Mejoras sustanciales con el tratamiento

Los daños en el suelo de la pelvis van de la mano del sexo femenino (es 10 veces más frecuente en ellas). Muchos factores presentes en la vida de las mujeres condicionan su aparición, el estreñimiento, el embarazo y los partos vaginales, en especial aquellos en los que los médicos deben intervenir (con fórceps, etc.).

Ahora las intervenciones son mínimamente invasivas con los mismos resultados que antaño

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Pero los principales factores modificables, en los que se centran las primeras intervenciones de los médicos, son el sobrepeso y los hábitos de vida. "Empezamos por cambiar el estilo de vida (reeducación alimentaria, adelgazar, disminuir los esfuerzos) y ponemos en marcha las medidas conservadoras para rehabilitar los músculos pelvianos", explica a elmundo.es Eloy Moral Santamaría, especialista en ginecología del Hospital de Meixoeiro en Vigo y miembro de la Sección de Suelo Pélvico de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia.

Este primer abordaje hace que un elevado porcentaje de mujeres que presentan grados leves de este trastorno mejore bastante (en torno a un 70%). "No se suele lograr la curación, salvo en contados casos, pero ofertamos esta opción a todas las pacientes porque en los casos graves evitamos que empeoren y logramos establecer la base para futuros avances", señala Moral.

 

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