Simposio de Cardiología para el Consultante 2007 | 29 OCT 07

Las angioplastias aumentarían el riesgo de disfunción cognitiva

Varios estudios científicos ya demuestran este efecto adverso de la intervención.

Son incontables las vidas que han sido salvadas en las últimas cuatro décadas mediante la operación de bypass coronario, desarrollada por el doctor René Favaloro, que permite restablecer el flujo sanguíneo del corazón. Pero en algunos casos, los pacientes deben pagar un precio -pequeño por cierto, ya que se trata de una cirugía que salva vidas-, que es la aparición de ciertos problemas cognitivos que se manifiestan luego de la operación.

En la actualidad, los cardiólogos cuentan con distintos dispositivos y técnicas que permiten reducir las posibilidades de que los pacientes que se someten a una cirugía de bypass desarrollen una disfunción cognitiva. La novedad es la aparición de investigaciones que sugieren que algo similar ocurriría con las angioplastias, intervenciones mínimamente invasivas que también se emplean para desobstruir las arterias del corazón.

"Son muchos los estudios que están mostrando que los pacientes también pueden sufrir una disfunción cognitiva después de una intervención percutánea con stents", explicó a LA NACION el doctor David Taggart, profesor de cirugía cardiovascular de la Universidad de Oxford, Inglaterra.

"Y, para nuestra sorpresa -agregó-, la incidencia de la disfunción cognitiva es exactamente la misma que en una operación de bypass."

Pero aunque el resultado es el mismo, los mecanismos fisiológicos que llevan a la aparición de problemas cognitivos son diferentes.

Según Taggart, que visitó la Argentina para participar del simposio Cardiología para el Consultante 2007, organizado por la Fundación Favaloro, "en el caso de las cirugías cardíacas, la principal causa de disfunción cognitiva es la generación de pequeñas burbujas de aire con basura sólida, proveniente de grandes fragmentos de glóbulos rojos, plaquetas y otras células".

En su camino ascendente, esas pequeñas burbujas pueden obstruir pequeñísimos vasos del cerebro, lo que se traduce en problemas cognitivos.

En el caso de las angioplastias, señaló Taggart, "el uso de catéteres en la aorta [que se emplean para introducir el instrumental que permite destapar la arteria] liberaría material de la aorta que luego puede ir a los grandes vasos del cuello y de la cabeza".

 

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