Increíble historia en EEUU

A los 33 años, decidió sacarse las mamas para prevenir el cáncer

Con un test de ADN confirmó que tiene un gen que eleva hasta el 90% el riesgo de sufrir la enfermedad.

Amy Harmon

La última mamografía de Deborah Lindner (33) había salido bien. Deborah estaba cansada, en realidad, de estar a la búsqueda constante de un nódulo.

Desde que un análisis de ADN mostró su chance inusualmente alta de contraer cáncer de mama, ella se debatió sobre la necesidad de someterse, o no, a una mastectomía (doble), intervención que reduciría su riesgo en un 90%.

Se miraba en el espejo tratando de imaginar la pérdida de sus formas. Se preguntaba, sin animarse a formularlo, qué opinaría el hombre con el que estaba saliendo desde hacía poco. Ya no podría sentir cuando la tocara y tampoco podría amamantar a sus hijos, si los tenía.

Pensaba que su madre, que se había sometido a quimioterapia y a una mastectomía tras la aparición del cáncer de mama -que ya había causado estragos en generaciones enteras de su familia-, estaría de acuerdo si era necesario. Sin embargo, su madre le dijo que no se apresurara en tomar una decisión.

Joan Lindner (63), es una sobreviviente del cáncer. Su hija forma parte de una creciente cantidad de mujeres que se enteró a edad temprana que son proclives desde el punto de vista genético a contraer cáncer de mama y tienen la oportunidad de actuar antes de que aparezca.

Deborah, una residente de la carrera de medicina, enfrentó opiniones divergentes dentro de su propia familia. Su padre, que en un momento temió perder a su esposa por el cáncer, la alentó a realizarse la mastectomía. Su hermana le recordó que si esperaba el cáncer podría tener cura con el tiempo. Y su tía le confesó que odiaba que su sobrina siguiera un camino comparable a las sanguijuelas de la antigüedad. Pero era la aprobación de su madre lo que más buscaba Deborah.

Las Lindner comparten una copia defectuosa de un gen conocido como BRCA1 (por el inglés breast cancer gen 1), que eleva entre un 60 y un 90% su riesgo de contraer cáncer de mama en algún momento de sus vidas.

Cerca de un tercio de las mujeres con este gen optan por las mastectomías preventivas, que eliminan el tejido en donde se forma el cáncer de mama. Una mayoría pide que les extraigan sus ovarios, con lo que reducen a la mitad sus posibilidades de contraer cáncer de mama y disminuyen el riesgo de sufrir un cáncer de ovario altamente letal, al que también son proclives. Otras toman medicamentos para prevenir el cáncer de mama. Y algunas simplemente confían que las revisaciones frecuentes les permitirán detectar temprano al cáncer, o que no lo sufrirán.

Las opiniones de los médicos, respecto de si Deborah debía someterse o no a una mastectomía doble de tipo preventiva, eran también distintas. Uno de ellos, el doctor Patrick Borgen, le dijo: "Es posible que tus nietos cuenten con otras opciones, pero en este momento una operación draconiana es lo mejor".

Por recomendación de Borgen, Deborah acordó realizarse una mastectomía doble con el doctor D.J. Winchester en el hospital Evanston Northwestern (Illinois, EE.UU.) el último fin de semana de junio. Su seguro médico se hizo cargo de los gastos, luego de una carta de sus cirujanos.

Sin embargo, ya con la fecha para la operación fijada, Deborah comenzó a dudar por primera vez de su decisión. No la ayudaba mucho el hecho de que Jeff Zehr, el hombre con el que había comenzado a salir, no parecía comprender lo que suponía esa intervención. "No voy a poder amamantar" le explicó Deborah.

Tres días antes, vio a una enfermera para discutir los detalles de la operación. Deborah quería estar segura sobre dónde serían las incisiones y qué tamaño iban a tener los implantes. No pudo evitar romper en llanto. "¿Estoy haciendo lo correcto?" preguntó a su madre cuando salió de este encuentro. "Sí, estás haciendo lo mejor para vos" le contestó.

La operación duró siete horas y media, el doble de lo calculado. El doctor Winchester explicó que las incisiones habían sido pequeñas y quedaron escondidas debajo de los pechos y que por eso les llevó mucho tiempo remover el tejido mamario.

Luego, la señora Lindner subió en el ascensor con su hija, aún inconsciente por la anestesia. Al llegar al piso, Deborah abrió los ojos. "Mamá", dijo, y sonrió.

TRADUCCION: Silvia S. Simonetti

 En la Argentina

El oncólogo y ginecólogo Gustavo Cortese, encargado de la sección de Mastología de la 1ª cátedra de Ginecología del Hospital de Clínicas, dice que en el país también se hacen mastectomías profilácticas, pero que el índice es muy bajo. Y asegura que esta es sólo una de las opciones de prevención que se le pueden dar a una paciente con alto riesgo de cáncer de mama, y la última que se recomienda.

"Sólo el 15% de los casos de cáncer de mama tiene un origen genético. Y de éstos, aproximadamente el 30% tiene mutados los genes BRCA1 o BRCA2. La Sociedad Americana de Oncología Clínica recomienda el estudio de ADN. Si una paciente tiene dos o más familiares con cáncer antes de los 50 años, indico medidas profilácticas más allá del gen", explica. Esas medidas pueden ser:

Screening exhaustivo: mamografías, ecografías y resonancia magnética. Se empieza 15 años antes de la edad en que manifestó el cáncer la familiar más joven.

Quimioprevención: se da una droga (tamoxifeno) que genera una postmenopausia reversible y disminuye el riesgo en un 50%.

Extirpar el útero y los ovarios: sólo se sugiere a las pacientes que ya tuvieron los hijos que deseaban. El riesgo de cáncer de útero y ovario se reduce en un 95%, y el de mama, también en un 50%.

La mastectomía reduce el riesgo un 90%. Pero, dice Cortese, "la sociedad sajona acepta más esta mutilación que la nuestra. Por otra parte, el estudio de ADN es costoso (3.000 dólares), y no está claramente definida su utilidad".