Biología del sexo | 03 JUL 07

El cuerpo del deseo

El deseo y el sexo son probablemente los motores biológicos que más han determinado la cultura humana.

Por Esteban Magnani y Luis Magnani

Un par de velas encendidas, un buen vino aireándose, música adecuada, un menú especial en la mesa bien tendida, todo indica un escenario que favorecerá el encuentro entre dos personas. Al menos esta es la intención del dueño de casa que, cuidadosamente, ha preparado el terreno porque acaba de conocer a alguien que podría ser un buen compañero. Hay aquí una persona que tiene encendido el deseo sexual y otra que, como mínimo, está dispuesta a averiguarlo. Aunque por “deseo sexual” es probable que, en el terreno práctico, cada uno entienda cosas diferentes.

Seguramente, tanto aquel que puso en marcha sus artes de seducción como su potencial compañero sexual quedarían más que molestos si supieran que tanta actividad está obedeciendo, simplemente, a los mecanismos de la evolución. Mal que les pese, ésa es la conclusión que arrojan recientes estudios en el terreno biológico. La evolución, como explica su teoría, no corre riesgos ni se permite ceder a los vaivenes de la suerte. Porque su finalidad es concreta e incorruptible: lograr que el mayor número de miembros de la especie llegue a reproducirse. Dicho en otros términos, la historia del amor humano viene redactada en los genes.

El deseo y el sexo son probablemente los motores biológicos que más han determinado la cultura humana, aunque el impulso animal que los determina parece inocultable. De ese cruce surge un interés que excede lo científico y que estimula la producción de nuevos estudios entre los biólogos. Según algunos muy recientes, los hombres comunes tienen circuitos neurológicos que los inducen a buscar mujeres. Por el contrario, los circuitos de los hombres homosexuales los llevan a buscar otros hombres (al menos según algunos estudios). En cambio, el cerebro de las mujeres está organizado como para elegir hombres que provean para ella y sus vástagos. El guión genético se completa con un programa neurológico que impulsa al amor romántico y se continúa en un afecto de largo plazo.

COMO SE ESCRIBE EL GUION

Según los pioneros de estos estudios, los esposos y codirectores que dieron nombre al Masters & Johnson Institute, en St. Louis, Estados Unidos, los pasos en el camino del sexo son: el deseo, el anhelo de sexo, la búsqueda de una pareja, el encuentro, la estimulación y la excitación sexual y la resolución o satisfacción de ese deseo. Muchos descubrimientos actuales indican que el deseo no es el origen de todo sino una interpretación mental de una excitación previa, es decir, de un estímulo físico o subliminal de cualquier tipo que despierta el deseo. El cerebro, una máquina perfecta digna del mejor elogio, pasa a actuar como una modesta glándula. Las neuronas que hay en su base, el hipotálamo, activan el sistema reproductivo despidiendo la hormona gonadotropina que es la que da cauce a las hormonas adicionales.

Si bien no se sabe con precisión, es probable que el cerebro se dispare por ciertas señales. Estudios realizados por un equipo de investigación de la Universidad de Amsterdam probaron que el cuerpo r

 

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