España | 20 MAR 07

Mil razones para acudir a urgencias

La asistencia integral del hospital compensa la espera y la posible falta de beneficio clínico

RAFAEL PÉREZ YBARRA  -  Madrid 
 
¿Urgente o grave? ¿Qué determina el uso de los servicios de urgencia en vez de acudir a las consultas de atención primaria? Todas estas dudas se nos plantean antes de decidirnos a utilizar las urgencias hospitalarias, aun sabiendo que probablemente tengamos que esperar más de cuatro o cinco horas en el hospital. ¿O no? Sólo en 2004, más de 23 millones de españoles solicitaron atención en urgencias, un servicio sanitario en permanente estado de saturación, especialmente en los meses de invierno. Mucho se ha discutido acerca de las posibles soluciones al colapso de las urgencias hospitalarias, pero casi siempre desde el punto de vista del gestor o del profesional sanitario. Pocas veces se ha hecho desde la óptica de quienes acuden a ellas. "Las motivaciones pueden ser ilimitadas. Cada uno tiene las suyas. La mayoría lo hace para recibir información sobre su situación, para resolver una inquietud que para ellos es una urgencia. Si es grave me tratarán, pensamos, y si no, me cuidarán igual", asegura Josep M. Comelles, catedrático de la Universidad Rovira i Virgili (Tarragona). "En realidad, casi un tercio de los pacientes que recibimos en urgencias no obtienen demasiado beneficio clínico. Muchos podrían haber sido atendidos en otros niveles asistenciales", reconoce Juan Muñoz, jefe de Servicio de Urgencias del Hospital Gregorio Marañón (Madrid). Entre el 30% y el 60%, según diversos estudios.

Juan Muñoz pone como ejemplo una experiencia realizada por los servicios de urgencia de dos hospitales catalanes, el Clínic de Barcelona y el Hospital Mútua de Terrassa. De los 4.700 pacientes que acudieron a urgencias, al 16,3% se les propuso acudir a un centro externo de urgencias extrahospitalarias o a uno de primaria sin visita previa, y el 94% aceptó, aunque al principio sólo al 41% les pareció bien la idea. Los autores del estudio consideran que es posible "derivar a un porcentaje sustancial de pacientes que consultan por situaciones menores a un centro externo, sin que eso signifique un riesgo para ellos". Sin embargo, los usuarios muestran un mayor grado de satisfacción con un modelo en que el servicio dependa del hospital. La experiencia es muy interesante, según Muñoz, pero el hospital sigue ejerciendo una atracción difícil de controlar. Las razones parecen claras: "Inmediatez, acceso a cualquier hora y a todo tipo de pruebas; capacidad de resolución de los problemas", afirma Javier Muñoz.

Y es que distinguir entre lo que es grave y lo que es urgente es muy complicado. "Para un médico, grave puede ser equivalente a un riesgo de muerte, pero el paciente se basa en sus propias experiencias. Para él, grave es aquello para lo que no tiene respuesta", señala Comelles. Lo mismo piensa Maribel Pasarín, de la Agencia de Salud Pública de Barcelona. "Presuponemos que tenemos algo; cada uno tiene una definición para grave y urgente". Por ejemplo, hace menos de 40 años tener 39º de fiebre era muy grave; "ahora, los médicos saben que no lo es en la mayoría de las ocasiones, pero la población sigue pensando que sí, especialmente cuando se trata de niños. La alarma con respecto a los niños es mucho más alta", reconoce Comelles.

Así, aunque la decisión de ir a un hospital aun sabiendo que se pueden pasar varias horas hasta ser atendido puede parecer irracional, "no lo es", apunta Comelles. "El usuario demanda una respuesta a una situación y sabe que sólo en un servicio de urgencias le van a resolver su problema en su integridad; si, por el contrario, acude a otros niveles sanitarios, la atención va estar más parcelada y hay un escalonamiento de pruebas, cada día una cosa. Es un sistema ineficiente".

En realidad, es el propio funcionamiento de los servicios de urgencias hospitalarias lo que retroalimenta su demanda. El sistema sanitario tiene un comportamiento perverso. "No sólo se acude más a urgencias la primera vez, sino que, si hay recaídas, se volverá al hospital y no al ambulatorio. Es allí donde está nuestro historial clínico, porque nos ha tratado un especialista. Esto conduce a una saturación de las urgencias y las consultas hospitalarias", explica el catedrático de la Universidad Rovira i Virgili.

Son muchos los estudios que tratan de explicar los motivos por los que se va a urgencias antes que a cualquier otro servicio sanitario. Los datos del último Barómetro Sanitario, de 2005, muestran que más del 70% de los españoles acuden a las consultas de urgencia por decisión propia y que sólo el 16% y el 11% lo hacen porque han sido derivados por su médico de cabecera o por un centro de primaria. "Por ejemplo, en el hospital Gregorio Marañón casi el 90% de los pacientes vienen por su propio pie", señala Muñoz. Y es que cuando se trata de la salud de uno o de algún familiar "la decisión más rentable y razonable es acudir a urgencias", según Comelles. "Sólo si sé lo que tengo y la certeza de que no es grave acudiré a un centro de primaria de urgencias o a mi médico".

Y, según el Barómetro Sanitario, la razón principal por la que nos decantamos por un servicio de urgencias hospitalario es porque el horario no coincide con el médico de cabecera. El horario, el tiempo, parece ser una las variables más determinantes a la hora de seleccionar nuestro dest

 

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